Elaborar anos viejos, una terapia para pacientes psiquiatricos
Quienes residen en el albergue, se han convertido en una verdadera familia. Es así que, desde hace 12 años, cada mes de diciembre unen esfuerzos para elaborar los monigotes y venderlos a $ 10, para poder solventar los gastos de medicinas.
Juanita tomó papel periódico y los arrugaba para rellenar un monigote, hecho de ropa vieja. Se concentraba tanto en que su ‘año viejo’ quede bien, que por momentos los síntomas de la esquizofrenia-paranoica que padece, no se notaban.
Ella es uno de los 29 pacientes con enfermedades mentales, que elaboran 1377 monigotes en el albergue para desamparados ´Divina Misericordia’, ubicado al sur de la ciudad de Machala, provincia de El Oro.
María del Cisne Loayza, directora del albergue, explicó que, el oficio de hacer años viejos los ayuda a combatir sus tensiones características del padecimiento mental.
Según María, los pacientes tienen rutinas que los mantienen ocupados y que ellos buscan realizar los monigotes porque se sienten contentos, liberados y motivados en sus responsabilidades.
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Allí, dependiendo de sus habilidades, unos pacientes rasgan, otros pegan papeles, algunos utilizan la aguja y el hilo para coser el monigote.
Pepe Walter o más conocido como “4x4”, es otro de los casos, él pasó deambulando gran parte de su vida por las calles céntricas de Machala. Su rostro es muy conocido por los habitantes de la capital orense, que en algún momento lo vieron pidiendo comida, monedas o hablando solo.
La esquina de la calle Colón y Rocafuerte, era su sitio preferido, allí pedía ayuda a la gente, pero la mayoría pasaban desapercibido o se hacían los desentendidos.
Lo cierto es que, hace dos años, la vida de “4x4”, cambió. Un grupo de mujeres lo acogió y lo llevó al albergue, donde ahora tiene comida y un lugar donde dormir.
“A él le detectaron que tenía esquizofrenia, pero con las terapias que le damos en el albergue, se puede recuperar”, dijo la directora de la institución.
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La principal de la institución, dijo que en todo ese tiempo los orenses han respaldado la iniciativa, tomando en cuenta que el hogar no recibe financiamiento.
Chelita, otra de las pacientes, con mucha alegría, mostraba con satisfacción, decenas de años viejos apilados en el tercer piso del albergue. El orgullo de Chelita, que lleva 16 años asilada en el centro, está sin duda justificado: ella, aquejada de una discapacidad intelectual, pero ese impedimento no la ha frenado para colaborar en el tejido de los monigotes.
Ayuda
Los que residen en el centro, en su mayoría son personas desamparadas que presentan problemas mentales, agravados con discapacidades auditivas o visuales, autismo, epilepsia, alzheimer e incluso ancianos en la última etapa de su vida, rechazados por otros centros.
Loayza, manifestó que la ayuda la reciben de varias personas particulares, autogestión y una fundación holandesa que los ha apoyado en la infraestructura del lugar.
El albergue para desamparados ‘Divina Misericordia’ es uno de los único en su género en el país por sus características y los servicios que brinda, asegura Loayza.
En el Ecuador existen solo cuatro centros para enfermos mentales, ubicados en las provincias de Pichincha, Guayas, Azuay y El Oro.
La provincia de El Oro, a pesar de su población y de la demanda existente, no cuenta con un Hospital Psiquiátrico.
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El albergue subsiste casi en un 100 % por la gestión de su voluntariado y ha venido luchando durante casi 30 años para ayudar a los mendigos con enfermedades mentales que deambulan por las calles de la provincia.
“Cuando invitamos a conocer nuestro centro de ayuda, la primera reacción de la gente, antes de frecuentarlo, es de miedo, a veces de pánico o incertidumbre. Esta reacción, un tanto normal, se debe a que han escuchado que es una casa para locos”, dijo una de las voluntarias.
Cómo son las visitas
Si alguna persona está interesada en visitar el albergue, la primera impresión – explica la trabajadora- será admiración, ya que los internos en gran número salen a recibirte, a saludarte con los brazos, invitándote a pasar.
Luego te pedirán que los hagas, cantar y jugar; te contarán acerca de sus problemas, de sus alegrías, les gustará mucho que les cuentes chistes, que los hagas reír, te piden que los abraces, te preguntarán ¿me quieres? y ¿cuánto me quieres?, se harán los chiquitos para que les prestes más atención, te interrogarán sobre tu trabajo y familia.
Manuel Cabrera Loja fue el que inició la obra en 1993 movido por una intensa fe que le empujó a ayudar a las personas más menesterosas que deambulaban por las calles de la ciudad.
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Monigotes
A la llegada al albergue Divina Misericordia se puede observar en la ventana varios coloridos monigotes. Al ingresar a este centro un grupo de pacientes acompañados de voluntarios se encuentran ubicando los monigotes en filas alrededor de los patios y balcones del lugar, una imagen muy propia de esta tradición de fin de año.
La labor de preparación de estos muñecos es un trabajo conjunto de todos los pacientes del lugar. Este año lograron armar 1377 monigotes para venderlos al público a $10, el año pasado hicieron 1200 y hasta el momento han tenido gran acogida entre la ciudadanía. Estos muñecos se venden en el albergue ubicado en la Florida sector 6, cerca del antiguo hospital oftalmológico, actual Hospital del Sur.