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En la primera vuelta electoral hubo mayor participación ciudadana pese a los temores por la violencia.EXPRESO

Elecciones 2023: el ausentismo, en agosto, fue el más bajo de la historia

Analistas políticos aseguran que en los comicios pasados los votantes fueron conscientes de la situación del país. Creen que hay madurez electoral

El comportamiento electoral ecuatoriano en las primeras vueltas de los comicios presidenciales ha ido cambiando. En las elecciones del 20 de agosto pasado se evidenció poco ausentismo, así como un bajo porcentaje de votos blancos y nulos; por segunda vez se presentaron valores bajos desde el regreso a la democracia.

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Para Marena Briones, abogada y docente de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, en estos comicios las personas se sintieron comprometidas en ir a votar, a pesar de que la inseguridad pudo haber sido un factor que pudo haber impedido que se sientan seguras en ir a votar, no fue así.

De los 13’045.553 electores habilitados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), 10’819.475 sufragaron, es decir, hubo una abstención del 17,06%; porcentaje más bajo de ausencia de votantes que se ha registrado en los procesos electorales presidenciales, desde 1978. En 2017 fue del 18,37 %.

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Para Francis Romero, director de Click Research, dos razones fueron las que motivaron a los ecuatorianos a ir a las urnas, de acuerdo con los análisis que la firma ha realizado: la crítica situación que vive el país, en torno a la economía y a la seguridad; y el asesinato del excandidato a la Presidencia Fernando Villavicencio. Esto “generó en el electorado una impotencia, inseguridad y un sentimiento de revancha e ira”, como una forma de manifestación en contra de lo que se vivió en la primera vuelta electoral, afirma.

Además de estos factores, Briones cree que las personas se vieron abocadas a encontrar un cambio, ya que el Gobierno de Guillermo Lasso ha sido “bastante flojo”. A esto se suma que hay un mayor número de votantes jóvenes y en esta ocasión, cuatro de los ocho candidatos eran relativamente jóvenes, lo que generó que esta población sienta una cierta identificación.

Estas elecciones demuestran una madurez de los votantes, ya que tenemos una tasa de participación sobre el 80 % y no tenemos votos nulos y blancos sobre el 20 %.

Régis Dandoy
catedrático de la Universidad San Francisco de Quito

Por otro lado, Régis Dandoy, docente de Política Comparada y director del Centro de Estudios Europeos de la Universidad San Francisco de Quito, manifiesta que esto también revela un interés por parte de la población en estas elecciones, aunque el voto es obligatorio en el país.

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Aunque Briones no cree que se pueda hablar de que haya “más conciencia política” en la juventud, sí cree que hay un deseo de que las cosas cambien porque tienen desesperanza, ya que les incumplieron las promesas de mejor educación, más fuentes de empleos y una sociedad mejor; “resulta que nada de esto hay, sino que hay pobreza”.

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Esto caló en la ciudadanía, expresa Dandoy, ya que reconocieron la importancia que tiene la figura presidencial y la institución política para poder cambiar la realidad ecuatoriana.

Romero comenta que las tasas de votos blancos y nulos, en las elecciones generales presidenciales, han estado en promedio en el 10 %, pero en las seccionales estas aumentan. Pero en los comicios anticipados, celebrados el mes pasado, se presentaron los segundos valores más bajos de votos blancos (2%) y nulos (6,77 %). Lo que, a criterio de Romero, esto significa que ha existido una mayor conexión de los candidatos, ya que aunque tuvimos ocho candidatos, fue mucho menor a la que tuvimos en 2021 (16).

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Según datos del CNE, en 2009 se registró el porcentaje más bajo de votos nulos (6,3 %) y en 2013, el de votos blancos (1,9 %), en primera vuelta.

El clima y el ambiente de inseguridad que hemos estado viviendo en el país fue un factor clave en estas elecciones, las personas buscaron una opción para el país.

Marena Briones
catedrática de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil

No obstante, la baja tasa de votos blancos y nulos, para Dandoy significa que quizás el electorado está satisfecho con la oferta política y que los votantes ya se sienten representados por varios candidatos. Esto, a criterio de Romero, se debió a que los mensajes que emitieron los presidenciables llegaron a un segmento del electorado, lo que produjo que el elector se decidiera por algunos de ellos.

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Tanto para Briones como para Romero, la ciudadanía comprende la situación política en la que se encuentra el país tras la ejecución de la muerte cruzada, que el presidente Lasso dio paso en la madrugada del 17 de mayo pasado, al firmar el Decreto Ejecutivo 741, luego del primer día de comparecencias en el juicio político que la Asamblea desarrollaba contra el jefe de Estado. Por lo que, al no dejar su voto en blanco o al no anularlo, estos buscaron seleccionar a un candidato que de alguna manera solucionen estos problemas, manifiestan los expertos en política.

Lo que también indican estos porcentajes de votos blancos y nulos es que los electores tienen confianza en el sistema y en el organismo electoral que organiza los comicios, explica Dandoy. Estos valores “son indicadores bastantes buenos de la democracia en Ecuador, dice que es bastante saludable”, ya que si estuvieran altos indicarían que hay problemas con la oferta política o con el sistema u organización electoral.

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Romero enfatiza que los votos blancos y nulos son una forma de desperdiciar la opción de escoger quién puede liderar el país, ya que para que estos tengan efecto deben tener un mayor porcentaje que el candidato con mayor intención de voto.

El que ninguna organización ni candidato haya hecho un llamado a anular su voto también influyó, dice Dandoy. Sin embargo, hay que tener en cuenta la anulación del voto exterior en estos comicios, ya que “al excluirlos sube la tasa de participación en el territorio”.

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