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El entonces presidente Rafael Correa durante el enlace sabatino 367, transmitido desde la parroquia Tumbaco, en la provincia de Pichincha.PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA

Elecciones 2023: La división correísta se va mitigando

La pugna entre el correísmo y el anticorreísmo parece empezar su fin, según analistas

La ‘década ganada’ de la revolución ciudadana dejó, además de obras cuestionadas y varios de sus altos funcionarios señalados por la justicia, incluso el propio expresidente, una marca que con el pasar de los años se convirtió en división.

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En 2013, cuatro años antes de que Rafael Correa deje el poder, la pugna entre el correísmo y el anticorreísmo ya estaba en su apogeo. Misma que se prolongó e impulsó la victoria de Guillermo Lasso en la contienda electoral de 2021, en su tercer intento por ser presidente.

Más de diez años han pasado desde que los ‘ismos’ se apoderaron de la sociedad ecuatoriana. Sin embargo, según la docente de la Universidad San Francisco de Quito y analista política, Ana María Correa, este fenómeno parece estar empezando a llegar a su fin.

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Las elecciones generales anticipadas del 20 de agosto, según explica, han mostrado que “la ciudadanía se agotó de la polarización y que también está en juego el voto de los jóvenes”. Así lo mostrarían las últimas mediciones, hace hincapié.

El “agotamiento”, según referencia la analista Correa, se ve reflejada en una medición hecha por la empresa Comunicaliza que muestra que más del 40% de la ciudadanía piensa que lo mejor que le puede pasar al país es que gobierne alguien por fuera de la polarización correísta y anticorreísta.

La medición también señala que el 23,9% de los encuestados considera que la crisis solo la puede resolver el regreso del correísmo; mientras que el 11,9% dice que el anticorreísmo debe seguir para fiscalizar la corrupción. El 18,9% de los consultados no se define.

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El que más de 4 de cada 10 ecuatorianos se aleje de la polarización, según comenta, lleva a analizar que el segundo lugar obtenido por el presidenciable de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN), Daniel Noboa, no es una situación atípica, sino el resultado de una nueva lógica que está adoptando el electorado ecuatoriano.

Además, según sostiene el analista político César Febres-Cordero, este nuevo escenario político en el Ecuador está potenciado por el contexto del país y las necesidades de los ecuatorianos que no se posan en la polarización del correísmo ni se centran en un solo tema, sino en varios que lo afectan.

“Aún con cifras equivocadas, Noboa habló del agro, de la energía, del ambiente, de la descentralización, y demás temas, que abarcó las preocupaciones de los ecuatorianos. La inseguridad te encierra en casa, pero ahí encuentras el hambre, tienes que pagar la escuela de tus hijos y una serie de temas”, dice.

También destaca que el tema de la anticorrupción y en antagonismo con el correísmo “tienen fuerza, pero ya no la suficiente”. Asimismo, recuerda que en 2021 los perfiles por fuera de esa polarización eran Yaku Pérez y Xavier Hervas que “sumando sus votos lo pasaban de largo (a Guillermo Lasso)”.

El debilitamiento de las candidatura de Pérez y Hervas en los comicios anticipados de 2023 hizo que destaque más la toma de esa bandera ‘alternativa’ por parte del presidenciable Daniel Noboa y “por eso llega con holgura y sorpresa a la segunda vuelta electoral. Es una serie de cosas (...)”.

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En esa misma línea, el director del Instituto Internacional de Marketing y Comunicación y consultor político, Jorge León, sostiene que en estas elecciones han mostrado que la sociedad ecuatoriana ya está de salida del esquema de polarización y de confrontación entre distintas posturas políticas.

“Hoy el ecuatoriano ya no quiere confrontación. Es un cambio importante”, destaca y señala que muestra de aquello fue el rechazo que generaron los ataques entre candidatos presidenciales en la última semana de campaña electoral, en especial, la confrontación vía redes sociales entre el expresidente Correa y el candidato Jan Topic el día previo a las elecciones.

Este cambio en el electorado, según continúa, también está influenciado por el protagonismo que actualmente tiene la población joven, misma que tiene otros intereses y, según dice, en su mayoría, sí está interesada en escuchar propuestas para solucionar sus problemas, más que los ataques y la confrontación.

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Además, sostiene que aquella clase política que aún no entiende que el electorado ecuatoriano se encuentra por fuera de la polarización de correísmo y anticorreísmo está por quedarse marginada de la política actual. “No han entendido eso y por eso no han logrado estar conectados”, dice y señala que eso se ha reflejado en los resultados electorales del 20 de agosto.

Por ejemplo, los candidatos a Carondelet Yaku Pérez y Xavier Hervas, que en 2021 intentaron presentarse como perfiles alternativos y que tuvieron protagonismo, quedaron relegados, en sexto (3.97% de los votos) y séptimo lugar (0.49%), respectivamente, en la contienda electoral de este año.

“El ciudadano siempre va a querer estar mejor y hay una evolución de lo que quiere. En solo dos años las necesidades y las preocupaciones han cambiado”, sostiene León.

El debate, una herramienta de depuración política

A criterio del director del Instituto Internacional de Marketing y Comunicación y consultor político, Jorge León, la integración de más herramientas democráticas, como el debate electoral, ayuda a depurar la clase política; algo que se empezó a ver en 2023.

“En este debate, a diferencia del 2021, se vio un encuentro de altura”, dice y recuerda que en los comicios generales de 2021, donde Guillermo Lasso fue electo presidente, el debate “fue un circo donde un candidato atacaba al otro, pero hoy, incluso los moderadores, sí jugaron un papel más importante”.

Del mismo modo, vaticina que los debates seguirán siendo importantes y recuerda que en la historia del país han sido decisivos. 

“Siempre van a enriquecer la democracia”, continúa, aunque señala que el paso que debería dar el país es que los encuentros no sean obligatorios, sino que se instale en la academia, los cuerpos profesionales y la propia clase política para que se vayan depurando los perfiles y estimulando la masa crítica del votante.

Mientras, recuerda que la mayor influencia del debate se genera en la discusión posterior al encuentro. “Muchos electores no leen los planes de gobierno, sino que esperan momentos como estos para hacerse una idea y, si les intereso uno, saber más de él o ella”, continúa.

Esto se complementa con la estrategia en redes sociales que cada candidato mantenga para que ayude a reafirmar los mensajes que se intentan instaurar y dejar en la mente de los electores para que luego, en una jornada electoral, eso se conviertan en votos y una potencial victoria.

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