Elecciones 2023 en Ecuador: Carondelet, imán para una decena de candidatos
Casi tres semanas después de la muerte cruzada hay al menos 12 aspirantes. El plazo para registrar a los aspirantes es hasta el 10 de junio
Ni el poco tiempo que tienen para formular sus planes de trabajo, estrategias de campaña, darse a conocer y hasta para tratar de restaurar el país han atemorizado a quienes buscan la Presidencia. La mayoría son rostros conocidos, pero ¿es pertinente que 12 figuras busquen competir en unas elecciones en la que solo van a completar lo que falta del período de Gobierno de Guillermo Lasso?
Aunque aún no existen candidatos formales, ya que hasta el sábado 10 de junio las organizaciones políticas pueden registrar las candidaturas, aun así, muchos políticos ya han proclamado su participación. La mayoría ya tiene una o más tiendas políticas que los respaldan.
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Leer másAnalistas políticos consultados ven con preocupación este panorama, ya que para ellos no se justifica que para estas elecciones extraordinarias hayan emergido tantos precandidatos.
Para el abogado y exvicepresidente León Roldós, “esto es una irresponsabilidad” tanto de los postulantes como de las organizaciones políticas. A su criterio “hace falta seriedad; solo quieren competir para ver qué pasa”. Roldós participó en los comicios de 2002 y 2006, en las que se midieron 11 y 13 candidatos, respectivamente.
Para el analista político Mario Velázquez, la multiplicación de aspirantes es una práctica que ya tiene data. El experto en Derecho Alfonso Zambrano Pasquel indica que la proliferación surgió bajo el argumento de la democratización del ejercicio de la actividad política.
A partir de 1984, Ecuador empezó a tener una gran oferta de candidatos: nueve hombres se postularon. Hasta 1978, antes del retorno al régimen constitucional, el país elegía a su jefe de Estado de entre menos de seis personas. Sin embargo, no fue hasta 1994 cuando todas las personas que no estaban afiliadas a los partidos políticos pudieron participar como candidatos. El proceso electoral que ha registrado el mayor número ha sido el de 2021, con 16.
Pero a diferencia de otros comicios, señala Álvaro Marchante, experto en campañas políticas y director de Asuntos Públicos de Atrevía, la del 20 de agosto se trata de una contienda extremadamente corta, así como de un gobierno que durará poco.
La parlamentaria andina Cristina Reyes resalta que muchos aspirantes no surgen de procesos políticos, lo que demuestra que “muchos de los partidos tradicionales tienen que buscar cuadros fuera de sus tiendas porque no están formando líderes, lo cual es un síntoma de cómo se encuentra el sistema de partidos políticos del país”.
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Leer másA criterio de Pedro Donoso, director general de Icare Inteligencia Comunicacional y analista político, “los marketineros electorales suelen recomendar a las agrupaciones políticas que no escojan a políticos para ser electos, sino a gente no política, ya que consideran que los ecuatorianos odian a los políticos”.
Para Reyes, las organizaciones se han convertido en “partidos de alquiler”, ya que ponen a cualquier persona pensando que les puede dar ciertos réditos.
El analista político Daniel González enfatiza que estas organizaciones “en lugar de ser escuelas de formación, organizaciones públicas no estatales, como dice la Constitución, se han convertido en clubes electores que únicamente se activan cuando hay procesos electorales”, es decir, hacen sus pancartas, alquilan un local, organizan reuniones de campaña, ven cómo ganar la elección; si ganan, a lo mejor mantienen la sede, caso contrario la vuelven abrir cuando exista otro sufragio.
Ante este panorama, el jurista Zambrano cree que se debe hacer un saneamiento de partidos y movimientos: “si estos no obtienen por lo menos los escaños suficientes para conformar una bancada, tienen que desaparecer”. Para él es la única forma de eliminar este tipo de organizaciones sin representatividad.
Todo esto evidencia que “Ecuador es un país de candidatos sin partidos, de partidos sin candidatos y de candidatos y partidos sin ideología”, manifiesta Donoso. Es por esto “que vemos un desfile de incoherencias profundas, porque los cuadros no tienen ningún sentido con el partido que los está cobijando”. Cita como ejemplo al excandidato por Pachakutik, Yaku Pérez, quien hizo una alianza con Democracia Sí.
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Leer másOtro caso es el del exlegislador Fernando Villavicencio, quien irá a los comicios con Construye, que nace de las ceniza del movimiento Ruptura creado por María Paula Romo y Sebastián Roldán. En 2018, el exasambleísta acusó a Roldán de que su tío era abogado de la empresa Chevron; y en 2021 denunció y vinculó a Romo con el caso El Gran Reparto.
Para Cristina Reyes, todos estos son síntomas de que nuestra democracia es débil, debido a que cómodamente prima el oportunismo, porque no hay procesos de formación política partidista que forje candidaturas y relevos generacionales.
Marchante recalca que cuando se tiene un electorado apático con el sector político, al que no le tiene confianza, el exceso de candidatos es un problema, ya que “ante un abanico tan grande, a los votantes se les hace más difícil prestar atención a un candidato para darle su voto”. Además, se debe tener en cuenta que los aspirantes cuentan con poco tiempo para realizar actividades proselitistas.
“Aunque es cierto que ya estamos viviendo en una precampaña electoral, el hecho de que los candidatos -que ahora mismo no son conocidos o son poco conocidos- puedan relacionarse con los electores será prácticamente imposible", sostiene el experto en campañas.