Elecciones 2025: el clivaje que explica al elector ecuatoriano
En otros países, la izquierda y derecha permite entender a los votantes. En Ecuador es el correísmo y el anticorrísmo
Cuando Daniel Noboa logró entrar al balotaje en el 2023 y luego resultó ganador, la opinión pública analizaba que el país empezaba a buscar una tercera vía ante el clivaje correísmo-anticorreísmo. Este término, utilizado en el estudio de la ciencia política, se refiere a una división dentro de la sociedad que es fuente de conflictos y que afecta los alineamientos políticos. A pocos meses de la inscripción de las candidaturas y del inicio de la campaña electoral para los comicios del 2025, los sondeos de opinión muestran las tendencias sobre los electores que se consideran afines al movimiento del expresidente prófugo Rafael Correa, quienes se oponen a ellos y quienes están en medio de esos polos.
Marcela Aguiñaga y su Rosa de Guadalupe con Daniel Noboa | Por Martín Pallares
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Las encuestas indican que si bien el votante ecuatoriano no suele estar seguro de las ideologías políticas de los partidos y sus candidatos, sí toman decisiones con base al clivaje de quienes apoyan a Correa y quienes no lo hacen, según lo explica Álvaro Merchante, gerente de Comunicaliza. La consultora presentó el 29 de junio los resultados de un estudio a escala nacional que mostró que un 23,7% de encuestados se considera “muy correísta” o “algo correísta”. Mientras que los “muy anticorreístas” y “algo correístas” se ubican en alrededor del 19,8%. Un 39% dice no ser “ni correísta ni anticorreísta” y un 17% no sabe qué responder: “(Este clivaje) permite explicar con mucha facilidad el comportamiento político de los ecuatorianos mucho mejor que, por ejemplo, el eje izquierda-derecha. Cuando vemos la valoración de Rafael Correa, y lo miras por el eje izquierda-derecha, vas a ver que tiene una valoración muy similar en la izquierda, en el centro y en la derecha... En Ecuador tienes un anticorreísmo de izquierda. Esto hace que sea confuso para el propio electorado”, menciona Merchante.
Estos porcentajes del correísmo y el anticorreísmo, si bien suelen estabilizarse en algunos momentos, son variables dependiendo de la coyuntura. “Los clivajes están más vinculados a hechos políticos”, dice Merchante e indica que hubo variaciones importantes de la identificación del electorado, por ejemplo, cuando sucedió el magnicidio de Fernando Villavicencio, en agosto de 2023: “En ese momento el correísmo pasa de aproximadamente el 35% hasta en torno al 27%... (El anticorreísmo) sube casi hasta 19%, pero luego sigue subiendo incluso hasta superar el 20%”. Algo similar sucedió en abril de este año, cuando la Policía de Ecuador detuvo a Jorge Glas tras el ingreso a la Embajada de México en Quito. Cuando sucedió la captura, señala el consultor, “el correísmo bajó incluso por debajo de lo que es el anticorreísmo”. Es esa variación, con base en los hechos que pudieran suceder, la que impide determinar con precisión cuánto influirá este clivaje en los comicios del 2025. No obstante, menciona Merchante, si el electorado “ni correísta ni anticorreísta” se mantiene en ese casi 40% podrían tener un peso importante en la campaña que se viene para el 2025.
Para el analista político y docente Giuseppe Cabrera, el clivaje permite al correísmo ingresar a la segunda vuelta, aunque “no le permite la victoria”. Cabrera resalta que ese electorado, que fluctúa alrededor de más o menos 20%, “al final del día es un espacio seguro” para el candidato o candidata de Correa. Es por eso que en su análisis, Cabrera indica que los demás postulantes no deben enfocarse en atraer a los votantes que se consideran afines al exmandatario refugiado en Bélgica: “Con el correísmo no hay nada que disputar. Ellos tienen su voto disciplinado. Uno crece por fuera de eso”, señala.
Álvaro Merchante
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Aunque el politólogo resalta que casi la mitad del electorado no se ubica en los polos del clivaje, según las cifras de Comunicaliza, también admite que una papeleta con un “gran número de candidaturas” puede dispersar el voto. El Consejo Nacional Electoral ha presupuestado tener que financiar la propaganda en medios de al menos una docena de candidatos. En las elecciones extraordinarias del 2023 hubo ocho postulantes, mientras que en el 2021 hubo 16 aspirantes a la Presidencia.
En ese escenario, Cabrera considera que los candidatos centrarán sus relatos en la que se ha convertido en la prioridad de los ecuatorianos: la seguridad. Sin embargo, el experto explica que la seguridad deberá estar acompañada de otras propuestas: “Seguridad para generar empleo, para garantizar el acceso a los servicios públicos”, etc. Con la ola de violencia que enfrenta el país, Cabrera indica que el electorado no estará predispuesto a una campaña llena de violencia política: “Intentar ir por una campaña crispada creo que puede hacer reducir las posibilidades de cualquier candidatura”, señala.
Si te comparten contenido en redes sociales, ¿qué se debería hacer? Identificar si el contenido es falso o no, para romper con la cadena de desinformación, sobre todo en la campaña electoral de cara a las #Elecciones2025.
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Además, Cabrera resalta que, tras lo sucedido con Noboa, los candidatos deberán prepararse mejor para el debate de los comicios del 2025. Según las cifras de Merchante, Noboa pasó del 2% al 20% luego del debate obligatorio.
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A pesar de aquello, el politólogo indica que el correísmo continúa siendo el punto de comparación de las últimas administraciones. Esto da cuenta de que el clivaje aún no se ha superado, incluso cuando existe la idea de que hay un cambio generacional en el electorado: “Tal vez el correísmo estaría superado, si es que hubiesen posteriores buenas administraciones, pero siempre ha sido el contradictor de todo, ha sido ante quien te comparan... Yo no diría que ya hay un cambio (generacional), en especial porque tampoco los años dan para eso”, explica.
Entonces, el clivaje correísmo-anticorreísmo está condicionado por los hechos coyunturales y no abarca al gran electorado. Sin embargo, es la forma más precisa para realizar la medición de las preferencias políticas de los ecuatorianos.
Lasso aprovechó el "correísmo-anticorreísmo"
El triunfo de Guillermo Lasso en el 2021 ha sido atribuido al clivaje en mención. Un artículo académico, publicado por Paolo Moncagatta y Carlos Espinosa de la Universidad San Francisco de Quito y por Mateo Pazmiño de la Flacso, indica que Lasso logró “la conformación de una «coalición antipopulista» que aglutinó a diversos sectores heterogéneos”.
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Según los académicos, Lasso optó por convertirse en el antagonista de Rafael Correa. Esto en el 2013 le permitió alcanzar el 23% de la votación. Para el 2017, en cambio, la estrategia utilizó el clivaje izquierda-derecha. Sin embargo, en el 2021, “construyó un clivaje más abarcador, aprovechando el fortalecimiento del bloque progresista, una corriente política emergente y cada vez más antagónica frente al correísmo”. En ese entonces, Lasso ajustó su discurso “para construir una amplia coalición antipopulista” que, según los investigadores, enfocó su rechazo “contra la figura de Rafael Correa, que aparecía como la encarnación de cualidades negativas, como la corrupción, la represión y la ambición hegemónica”.
Aunque esto le sirvió para ganar la Presidencia, al gobernar Lasso no pudo mantener ni las alianzas que formó ni el electorado que captó ni la credibilidad en su gestión. Esto condujo, sostenido por las pugnas políticas, a que el expresidente cesara a la Legislatura y convocara a nuevas elecciones en 2023.
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