Elecciones en Ecuador
Fotografía de material electoral en una bodega, en Quito. Imagen referencial para graficar este artículo sobre la segunda vuelta.José Jácome/EFE

Elecciones 2025: La encrucijada de 2 millones de votos

Es el universo de votantes, incluidos nulos y blancos, que no se inclinaron ni por Noboa, ni por González. ¿Qué decidirán?

Quienes en la primera vuelta no creyeron que Daniel Noboa (de ADN) o Luisa González (de la Revolución Ciudadana) es la mejor opción para dirigir el país, están en una encrucijada. Algunos intentan que su voto sea consciente, así que enlistan pros y contras. Después de todo, hay algo nuevo en esta atípica elección: las dos opciones ya fueron gobierno, así que no habrá sorpresas en su manejo del poder. Eso opinan entrevistados.

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Una segunda vuelta con tinte inédito

Byron Enríquez junto a Diego Borja, presidente de la ID en Santo Domingo de los Tsáchilas; y el candidato presidencial de la RC.

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Entre ellos, Pablo Medina Pérez, coordinador y profesor de la carrera de Ciencias Políticas de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Esta elección es muy particular por varias razones, entre ellas el nivel de concentración del voto en las dos primeras candidaturas, apunta. Además, para él resulta inédito que ahora Ecuador deba elegir entre dos proyectos políticos que ya conocemos.

Si bien la candidata González no ha sido presidenta, considera que ella “representa abiertamente al correísmo, lo que empezó como Alianza PAIS y hoy es RC. Ellos ya gobernaron durante 10 años y hay una muestra grande de virtudes y desaciertos”.

Por primera vez el correísmo se enfrentará a otra fuerza política que ha manejado el país, que es gobierno: ADN, señala. El 13 de abril tendrán que decidirse por uno de ellos, anular o dejar la papeleta en blanco. Falta un poco más de un mes para la segunda vuelta electoral. Y en ese drama de no saber por quién sufragar podrían estar al menos 1.2 millones de ciudadanos que votaron por uno de los 14 binomios distintos a ADN y RC. A ellos se suman más de un millón de votos nulos y blancos.

“Estoy perdido, aún sin saber qué hacer. Voté por (Leonidas) Iza”, revela Ramiro Ávila, doctor en Jurisprudencia y profesor de la Universidad Andina. Lo hizo analizando de dónde provenía. Él revisó si los candidatos tenían militancia política o no, carreras y formación ideológica. Frente a la segunda vuelta, ha elaborado un listado que definirá su voto. Por lo pronto, en ocho puntos, ni ADN ni RC van adelante. Así, enumera algunos de sus razonamientos. “Los dos son extractivistas, ninguno quiere dejar de explotar el petróleo en el Yasuní. El correísmo hizo hasta lo imposible para que no se concrete la consulta y Noboa ha irrespetado sus resultados”.

Corrientes políticas con similares posiciones en ámbitos sociales

Ávila también revisa la concepción de democracia. “Correa buscó acumular poder con la reforma constitucional del 2011, pero Noboa ha intentado lo mismo” y se pregunta cómo sería tener a su madre como presidenta de la Asamblea. Además, señala que ambos finalistas tienen parecidas concepciones en torno a género, derechos sexuales y reproductivos y el aborto. No menos importante le parece su visión sobre la libertad de expresión. Le asusta que un alcalde aliado al correísmo haya dicho que le da asco un periodista y que durante el gobierno de Noboa varios hayan decidido abandonar el país por seguridad. Tampoco está de acuerdo con la construcción de grandes cárceles, obra de la RC; ni con Noboa, que levanta dos nuevas prisiones.

Esteban Rosero N., consultor sobre procesos electorales, dice que esta decisión no es fácil, pero “el ecuatoriano tiene que elegir la opción que se acerque más a la forma en que quiere vivir; evitar el voto por odio, voto disyuntivo e ir por uno más consciente, estudiado”. No obstante, Rosero admite que el ecuatoriano irá a la segunda vuelta pensando en que “ojalá no nos vaya tan mal”. Él opina que el votante está muy agotado, con períodos cortos entre los ciclos electorales, así como por campañas que dejaron de transmitir sentimientos.

Luisa González y Daniel Noboa

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“Esa población que no votó por ninguno de estos dos binomios no es tan numerosa, pero su definición será esencial”, analiza Mónica Mancero, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central. Prácticamente llegaron a un empate técnico, dice. Por eso, ella estima que se deberían valorar indicadores de gestión. Puede resultar inequitativo porque el correísmo estuvo una década, pero “ya sabemos lo que significa un gobierno dirigido por un empresario, con el perfil de Noboa: responde a una élite económica, que siempre ha aspirado al poder político”.

Mancero no cree que sea un buen momento para el nulo ideológico, al que ella se sumó en el 2021. Le parece que el país vive una gran descomposición. Por lo que la gente tomará la mejor decisión. “La población no está formada políticamente, pero hay un instinto popular. Eso se vio en la forma en que pudo dirimir en dos de las 11 preguntas de la consulta popular de abril 2024”.

¿A qué se refiere? Mancero destaca que justamente Noboa no logró el apoyo en dos preguntas que significaban regresión de derechos. Además, considera que la polarización y los resultados de la primera vuelta dicen que la ciudadanía no quiso “desperdiciar votos”.

Solo por eso, señala Mancero, Luisa González consiguió superar el techo que ha tenido la Revolución Ciudadana. Pablo Medina, de la USFQ, reitera que Ecuador se enfrenta a una elección en la que puede decidir entre “dos conocidos” por lo que “tenemos una noción de cómo gestionaron el gobierno”. “Cuando elegimos, nuestras expectativas nos hacen imaginar más, tenemos esperanzas de que algo será mejor; por ejemplo, al cambiar de trabajo”. Y recuerda que en 2021, cuando se desarmó el correísmo, mucha gente votó por Guillermo Lasso “soñando en un mejor futuro, en otro modelo, pero al final tuvo que activar la muerte cruzada y no se atrevió a buscar la reelección. Hoy el país conoce al correísmo y a Noboa; no es solo una ilusión de cómo actúan”.

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