Elecciones 2025: ¿en algún momento la unidad fue posible en Ecuador?
Desde el 2002 las papeletas electorales han tenido más de ocho binomios presidenciales, ¿a qué responde este panorma?
Un problema enraizado en el país. Aunque a lo largo de los años han abundado los llamados al diálogo desde diferentes tendencias políticas, lo cierto es que la unidad no ha sido una característica propia de la política ecuatoriana.
Así lo demuestran los datos. Según el historial del Consejo Nacional Electoral (CNE), desde que Ecuador entró al nuevo siglo las papeletas presidenciales siempre han tenido como mínimo ocho binomios. En algunos casos incluso superando la docena.
En 2002, cuando Lucio Gutiérrez quedó electo, hubo 11 binomios. Luego, en 2006, cuando Rafael Correa fue electo presidente por primera vez, hubo 13. La misma regla se cumplió en 2009 y 2013, años en que Correa fue ratificado. Igual en 2017, cuando Lenín Moreno asumió la Presidencia.
La elección de 2021, en la que Guillermo Lasso terminaría siendo electo, es un caso especial en los procesos de Ecuador en el nuevo siglo, llegando a tener 16 aspirantes a la Presidencia de la República. Luego, en 2023, tras el decreto de muerte cruzada de Lasso, habría una nueva papeleta presidencial, pero con ocho binomios.
Aunque este recuento pueda aparentar que en Ecuador existe una pluralidad importante de voces y visiones para el futuro del país, analistas consultados por EXPRESO sostienen que en realidad este panorama muestra que el diálogo no es una característica de los partidos y que el sistema lleva años en crisis.
“No quiere decir que haya pluralismo político en Ecuador. Lo que describe es que existe un sistema débil de organizaciones políticas, sin controles del funcionamiento interno y que permite que estas (las organizaciones políticas) se reproduzcan”, sostiene Esteban Ron, jurista experto electoral.
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Este diagnóstico, según sigue Ron, no es nuevo, pero precisa que el panorama tampoco ha cambiado con el tiempo. De hecho, recuerda que el Código de la Democracia que rige a los partidos es débil y, aunque permite la participación, abre camino a las denominadas organizaciones políticas de alquiler.
La proliferación de partidos políticos, un síntoma de la crisis del sistema
Para el también jurista y experto electoral Daniel González, esto es verificable con la gran cantidad de partidos políticos que desde 2002 se han creado y han estado orbitando en cada proceso electoral, provocando una natural dispersión entre la ciudadanía y abultando las papeletas electorales.
Según anota González, desde 2002 hasta el 2020 casi se han duplicado las organizaciones políticas registradas en el Consejo Nacional Electoral (CNE), ente también encargado de regularlas, y que están habilitadas para participar en los diferentes comicios, tanto generales como seccionales.
González cita los propios datos del órgano electoral: en 2002 hubo 180 partidos políticos registrados; en 2004, la cifra subió a 448; luego, 2006, bajó a 237; mientras que entre 2007 y 2009 las agrupaciones políticas registradas y habilitadas por el Consejo Nacional Electoral subieron a 584.
Aunque en 2013 se registró la mayor caída de partidos políticos habilitados, llegando a 53, entre 2014 y 2019 hubo un repunte importante, volviendo a tener cerca de 426 organizaciones políticas registradas en el órgano electoral y habilitadas para los comicios.
Desde el 2020, cuando se registraron cerca de 283 organizaciones políticas, la cifra de partidos habilitados ha tenido un leve descenso. De acuerdo con el registro del CNE, para las elecciones de 2025 están habilitados 232 partidos políticos: 17 son nacionales y el resto son provinciales, cantonales o parroquiales.
Esta radiografía al sistema de partidos, continúa González, muestra que las “buenas” intenciones de buscar unificar tendencias casi siempre serán infructuosas porque la gran cantidad de intereses partidistas que están en juego, entre ellos la supervivencia de los partidos, siempre serán una primera barrera a intentar superar.
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Esteban Ron señala que esto a su vez explica la proliferación de precandidatos que surgen a vísperas de cada elección, también aupados por la fragilidad de las organizaciones políticas y la falta de control riguroso por parte del ente encargado de regularizarlos, el Consejo Nacional Electoral.
Entre las falencias está la ausencia de una militancia formada, tener partidos políticos sin principios claros y la flexibilidad de las reglas de depuración del registro de partidos. Todos problemas que, acota Ron, el país viene arrastrando sin hallar una alternativa que fortalezca la democracia en Ecuador.
Un día después de que algunos partidos de izquierda y de centro izquierda se reunieran en búsqueda de la unidad para las elecciones de 2025, el correísmo salió a evaluar el encuentro señalando los errores de sus pares, pero no los suyos.
— Diario Expreso (@Expresoec) August 1, 2024
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El diálogo de las izquierdas como ejemplo de la división partidista
A vísperas de que sean necesarias las definiciones, en su búsqueda de derrotar al presidente Daniel Noboa en las elecciones de 2025, los partidos de izquierda se reunieron para intentar hallar un programa de gobierno común, así como un posible binomio presidencial único.
Para el experto electoral Daniel González, este concilio de izquierda sirve como ejemplo de las falencias descritas en esta nota periodística: muchas organizaciones políticas se reunieron, pero los intereses hacen que, hasta ahora, no hallen definiciones para lograr su objetivo en 2025.
De hecho, menos de 24 horas después de la primera reunión de las izquierdas empezaron las deserciones. Unidad Popular fue el primero en distanciarse argumentando su inconformidad con la presencia de la Revolución Ciudadana y reafirmando sus precandidatos para los próximos comicios.
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