CONVENCION NACIONAL PARTIDOS POLITICOS 2025
Según los consultados, en muchos casos los procesos de democracia interna no son transparentes y se eligen candidatos bajo la voluntad del líder.TOMADO DEL ARCHIVO DEL PSC

Elecciones 2025: los partidos tienen el reto de legitimar sus "primarias"

Desde el 3 de agosto de 2024 empezarán los procesos de democracia interna, mientras analistas expresan sus preocupaciones

La cercanía del inicio de los procesos de democracia interna de los partidos políticos recuerda la importancia que tiene esta etapa de los procesos electorales para el futuro y bienestar del Estado ecuatoriano.

En esta etapa, según lo define el Código de la Democracia, las organizaciones políticas definen a sus diferentes candidatos que, de ser favorecidos con el voto ciudadano, lograrán una alcaldía, prefectura, una curul en la Asamblea Nacional o llegar hasta el Palacio de Carondelet.

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Siendo esta etapa la que define cuáles serán las opciones que tendrá que discernir el ciudadano, Santiago Pérez, docente de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), señala que es vital que los partidos se comprometan en presentar sus mejores cuadros.

“La política busca la resolución de los conflictos sociales. Es necesario marcar una hoja de ruta para el país y alejarse de los intereses personales o partidistas que se puedan tener. Que las organizaciones políticas no se vuelvan maquinarias electorales, sino generadoras de conocimiento. Es el egoísmo de los partidos políticos”, acota.

En ese sentido, Giuseppe Cabrera, analista político, también sostiene que los procesos de democracia interna de las organizaciones políticas deben garantizar una competencia real entre los cuadros de cada partido y que se procure la búsqueda de verdaderos liderazgos que sean favorables para el país.

Para ello, según acota, es vital que estos procesos sean transparentes con la ciudadanía y la militancia de cada partido, así como verdaderamente participativos entre los afiliados de la organización. “Esto es importante para que no siga pasando lo que ya sucede, que sin ningún control del CNE tiene gerente propietario que disponen”, dice.

Democracia interna, una ficción electoral en Ecuador

Aunque lo abordado en esta nota es lo deseable en los procesos de democracia interna, Mauricio Alarcón, jurista y director de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, sostiene que es difícil conseguirlo cuando la propia normativa genera un espacio en donde las decisiones de los partidos son unilaterales.

“La democracia interna es hablar del respeto de los partidos con sus cientos de miles de afiliados y adherentes. Cuando esto no existe y se eligen los candidatos a dedo, los resultados son los que ya hemos: representantes sin ideología o aparecidos a última hora que ni conocen el plan de gobierno de su partido”, puntualiza.

Gustavo Larrea

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Alarcón ubica el origen del problema en la propia Ley Electoral: “El error mayor está en el Código de la Democracia, que habla de procesos de democracia interna que no son primarias, que solo están establecidos en los estatutos de los partidos y que, por lo tanto, pueden ser cualquier cosa”.

La superficial democracia interna que practican los partidos políticos, según acota termina por perjudicar a los ciudadanos. “Buenos mecanismos garantizan una mejor representatividad y círculos que rodean a los candidatos. Además, da más certezas a los ciudadanos”, añade el jurista Alarcón.

El analista político Cabrera va más allá y observa un círculo vicioso. Según comenta, los partidos se saturan de perfiles no idóneos para ser dignatarios porque sus malas prácticas ahuyentan a la gente fresca que quisiera militar, pero no ser fanáticos, como en muchos casos esperan las dirigencias.

Para el catedrático Pérez, este panorama también responde a una crisis de institucionalidad que lleva varios años en el país y que también afecta a la credibilidad de los ciudadanos en las organizaciones políticas. Sumado al ambiente de conflicto y polarización que se ha ido generando con el tiempo.

Un escenario que trastoca el deber ser de los partidos como un espacio para pelear el poder público con los mejores cuadros posibles, según el jurista Alarcón y que, como consecuencia, condena al Ecuador a un ciclo de polémicas y rivalidades que no solucionan los problemas más urgentes y sensibles.

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