Elecciones y Cpccs
Pensamos que muchas de las críticas de ciertos líderes políticos y analistas de medios de comunicación que se hacen a fallas u omisiones en el proceso electoral actual, como a la designación popular y desconocimiento de los consejeros del Cpccs son imputables, en el primer caso, a ciertos errores cometidos por el Consejo Transitorio al no priorizar las elecciones, desde el momento que fue elegido presidente el Dr. Trujillo, y haber permitido que tres consejos se hayan encargado de organizar estas elecciones; mientras el segundo es atribuible a partidos políticos desorientados y sin postura estratégica definida, o a otros actores sociales opuestos exclusivamente al caudillo prófugo, que proponen al unísono derogar el Cpccs y anular el voto a los consejeros para ilegalizar las designaciones, ante el miedo de que triunfe algún consejero correísta y revise los nombramientos realizados, lo que constitucional, legal y por segura correlación de fuerza es imposible. Hasta ahora los argumentos esgrimidos por los liquidadores del Cpccs son débiles y con una alta carga de visceralidad; sus calificativos son: “instrumento de la tiranía que no sirve para nada, organismo aberrante y perverso, organismo burocrático ajeno a nuestra realidad, experimento nefasto para las libertades públicas, etc.”, entre otros. Aquí se cumple el decir shakesperiano: “Mucho ruido y pocas nueces”. Pensamos que un debate ciudadano debe sustentarse, en primer lugar, sobre la reforma del Estado para profundizar la democracia y el bienestar; y segundo, en la vigencia efectiva de los derechos fundamentales para reducir las desigualdades, la inequidad y pobreza, como lo demanda el desarrollo humano, según Amyrta Sen, y el constitucionalismo contemporáneo propuesto por Norberto Bobbio, Luigi Ferrajoli o Miguel Carbonell.
Finalmente, exhortamos a la ciudadanía, academia y medios de comunicación a abrir debates públicos nacionales y para emigrantes, para tratar esta temática, más allá de las elecciones, de manera democrática, objetiva e imparcial, que permitan elevar la cultura cívica y el nivel del discurso político partidista.