Elecciones Ecuador 2025
El voto en casa, en las Elecciones Ecuador 2025, es para adultos mayores y personas con discapacidad.CNE.

Elecciones Ecuador 2025: ¿El voto debe ser obligatorio o voluntario?

Un historiador, una abogada, una consejera Lgbtiq+, una vocera de Yasunidos y un exsecretario jurídico del CPCCS opinan 

Este domingo 9 de febrero del 2025, buena parte de la población acudirá a las urnas sintiendo el ‘látigo’ de la democracia azotando su espalda. Una vez más se pone en discusión la validez del voto obligatorio versus el voluntario. Frente a una papeleta con 16 binomios presidenciales, muchos aún están indecisos o desilusionados, por lo que se podría decir que reniegan del ejercicio de este derecho.

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La historia 

Pocos recuerdan que desde el nacimiento de la República y la primera Constitución, en 1830, hasta la de 1978, no todos podían votar. Solo los hombres estaban facultados, siempre que tuvieran propiedades, un título o un trabajo autónomo. Además debían saber leer y escribir, estar casados o tener la mayoría de edad y ser católicos.

El historiador Germán Rodas anota que ese voto -que ahora es obligatorio y parece impuesto- es producto de una lucha social acumulada. Él remarca que para ser ciudadano había que cumplir requisitos, contar con una dote, pertenecer a una clase social específica y particular.

“Se democratizó la existencia de la sociedad y la gente fue entendiendo que debía sumarse a la construcción del estado nacional, con la participación de ciudadanos. Una forma de expresión es la democracia incipiente e inadecuada que tenemos”, reflexiona Rodas.

Más opiniones

En la línea de tener presente que el voto no cayó del cielo, la abogada feminista, Silvia Buendía, confirma que lo que hizo Matilde Hidalgo, la primera mujer en sufragar, hace cien años, fue trascendental en la lucha por derechos. Sin embargo, ella acepta: “vamos a votar con apatía, sin realmente ningún tipo de emoción, solo porque hay que hacerlo. Aunque queremos ‘sacudirnos’, en estas elecciones Ecuador 2025, sabemos que no podemos estar peor”.

Realista, Buendía dice: “no hay mucha ilusión, emoción y esperanza para ir a votar.” Cree que vivimos un fenómeno en la región y en el mundo, más allá de las mujeres y la democracia. “EE. UU. votó por el peor de sus candidatos, en todo sentido; un sentenciado, con historial de violencia y corrupción, que ya fue un muy mal presidente. Pese a que frente a él había una mujer como Kamala Harris”. Lo extrapola al caso ecuatoriano; tras ver el debate de las vicepresidentas, le parece que quedó en evidencia que algunas estaban mejor preparadas que sus binomios. Pero, no están en la papeleta.

El voto voluntario

Con ese contexto, el abogado Darwin Seraquive, exsecretario jurídico del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, lamenta que cada vez la gente se sienta menos motivada para acudir a las urnas. “Cuando existen prácticas corruptas de políticos elegidos, que al final hacen malos gobiernos o gestiones deficientes, se desincentiva a la población para ejercer su derecho a votar”, explica.

Por eso se escucha -comenta Seraquive- frases como: “todos los políticos son iguales”. El abogado destaca que en sociedades más igualitarias y desarrolladas, como Suecia, el voto es voluntario. Pero más del 80% de la población participa, sabe que su próximo gobernante ejercerá espacios de poder, que repercutirán en su vida diaria.

“En sociedades como la nuestra, tan desiguales, con políticos corruptos, el voto voluntario haría que pocos acudan a sufragar; tendríamos servidores elegidos, deslegitimados, con mínimo respaldo popular”.

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Sin representación

Sofía Brito es una mujer lesbiana de 30 años, que integra el Consejo Nacional para la Igualdad de Género. Se inscribió como observadora electoral porque quiere evidenciar y estar ahí ante posibles actos de discriminación contra personas LGBTIQ+. Esa es una forma de participar que le hace sentir motivada. No así, la de elegir entre 16 candidatos, confiesa.

El panorama político está polarizado, dice. Ella y su grupo han visto que “no hay buenas opciones. Quienes van por Daniel Noboa lo hacen para que no gane el correísmo y viceversa”. Por eso y por falta de educación política, reflexiona, la gente irá este domingo a votar por obligación, porque la papeleta le sirve para trámites y evitar una multa.

Brito no se siente representada por la mayoría de candidatos y le molesta que violentos discursos antiderechos y fundamentalistas hayan afectado a postulantes trans y gays, también en estas elecciones Ecuador 2025.

El derecho se conquistó

Entendiendo ese desánimo ante la papeleta, Sofía Torres, de Yasunidos, quisiera que se recuerde que el derecho al voto fue conquistado. Es real, Ecuador vive una crisis muy profunda en lo económico, en la seguridad, en lo energético y más temas, puntualiza. Pese a esa evidente “desilusión” del votante, la activista pide identificar otras formas de participación política que fortalecen la democracia y permiten ampliar esa visión sobre el valor del voto.

“No hay que dejar de mirar que antes solo votaban los hombres, si tenían una propiedad y pertenecían a un grupo étnico. No se puede pasar por alto, por la debilidad de las instituciones como los partidos políticos”.

Además, Germán Rodas recuerda, a manera de anécdota, que cuando el voto no era obligatorio, el ciudadano debía inscribirse para ejercer este derecho. Y los gobernadores debían hacer el escrutinio y enviar a Quito la información. Entonces, uno escribió en un telegrama: ¿cuántos votos hacen falta para que gane nuestro candidato? “Eso demuestra la fragilidad del voto y el manejo irregular de procesos”, reitera.

En el 2023, en la consulta popular se decidió preservar el Yasuní. ¿Cuánto poder tiene el voto, si no se ha avanzado en ese mandato? Torres lo lamenta, dice que el problema son las instituciones y que la economía sea extractivista. Habían previsto que pasaría, su lucha ha durado más de 10 años. “Pasa con el Chocó Andino y las consultas del Azuay. Por eso entendemos que la democracia es más que votar cada cuatro años”.

El sufragio, en el mundo

En América, el voto obligatorio está vigente en países como Ecuador, Argentina, Bolivia, Brasil, Panamá, Perú y Uruguay. En ellos, también rige algún tipo de sanción para quienes no acudan a las urnas.

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Así, en Ecuador, por ejemplo, el voto es obligatorio para quienes tienen de 18 a 65 años y facultativo entre los 16 y 18 años y desde los 65 años en adelante; para los ecuatorianos en el extranjero; militares y policías y personas con discapacidad.

La multa si no se acude a votar es de 47 dólares, el 10% de un salario básico unificado. Además, quien no acude a votar no obtiene el certificado que sirve para trámites en el Servicio de Rentas Internas.

En algunos países europeos, como España, el voto no es obligatorio. Pero en otros como Bélgica y Luxemburgo sí. También en Grecia y Bulgaria, aunque en ellos no se contemplan sanciones para quienes no acudan a sufragar.

En Estados Unidos, el voto no es obligatorio, se menciona que votar es un derecho, un privilegio. Por lo que, obviamente, no se sanciona a quienes no opten por las alternativas para ejercer el sufragio: por correo inclusive.

Según información de la Celag, de enero de este año, Uruguay es el país de la región, con voto obligatorio, que registró mayor participación. El 90.13% de los empadronados votó.

En Australia, donde el voto es obligatorio, participa el 96%. Les dan facilidades para votar y su Comisión Electoral es independiente y lleva adelante programas de concienciación política.

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