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Reunión de izquierdas
Reunión. Asistieron delegados de RETO, Conaie, Pachakutik, Centro Democrático, Revolución Ciudadana, Unidad Popular y otros frentes.Leonardo Velasco

Elecciones 2025: la izquierda reunida: se junta el hambre con la necesidad

ANÁLISIS. El correísmo llegó con un discurso de reconciliación;  Iza sugirió que no protegerán a Rafael Correa

Se han juntado el hambre y la necesidad. En medio de una reunión en la que supuestamente había muchos sectores del centro y la izquierda participando, el correísmo finalmente logró encontrar el mecanismo y el pretexto para poder acercarse a la dirigencia del movimiento indígena y otros sectores considerados como de izquierda con miras a las elecciones del 2025.

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Hambre la del correísmo, que sabe que sin comerse al movimiento indígena no va a superar el techo del 48 % que ha tenido en las últimas dos elecciones; y necesidad la de la dirigencia indígena, que también sabe que sin la viada del correísmo apenas alcanzaría un miserable 7 % de la votación en el 2025. En efecto, la reunión de este miércoles 31 de julio en la Casa de la Cultura en Quito fue el escenario para que estas dos fuerzas lograran finalmente sentarse a negociar un acuerdo con miras a las próximas elecciones presidenciales, teniendo como otros participantes a fuerzas que no tienen casi ninguna relevancia, pero que les son útiles para que se pudiera disfrazar a la reunión como una cita para encontrar una alianza progresista que pueda salvar al país. 

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Entre esas fuerzas estaba Centro Democrático, de Jimmy Jairala, el exprefecto del Guayas y periodista que nunca deja de aparecer antes de cada elección apostando siempre al que le parece va a ser el triunfador. También estuvo la Unidad Popular, representada por Natasha Rojas.

La correísta Luisa González, quien fue la candidata de la RC en las últimas elecciones, hizo una declaración casi al inicio del cónclave que no podía definir mejor el hambre del correísmo por conseguir ese cachito de apoyo que le hace falta para ganar las elecciones y que, según el entender de sus correligionarios, solo le puede dar el movimiento indígena y todas las fuerzas que simpatizan con él, como un sector del supuesto ambientalismo, como Yasunidos, u otros grupos de la llamada izquierda revolucionaria, como Unidad Popular.

Un discurso reconciliador en el correísmo

González, quizá la favorita de Rafael Correa, dijo que ha llegado la hora de la reconciliación y de pasar la página de los reproches y recriminaciones. La invitación de González, obviamente, apuntaba al viejo anti-correísmo anclado en el movimiento indígena. “Esta es la hora de la reconciliación”, dijo la excandidata a la audiencia de dirigentes indígenas que alguna vez lideraron las protestas en contra del gobierno de Rafael Correa por el maltrato que recibían de ese régimen. “Eso del odio, del ‘tú hiciste tal o cual cosa’ es únicamente orgullo y vanidad”, les dijo González actuando como la madre que trata que su crío olvide los regaños del pasado. Y como para sellar su intento de seducción les dijo que venía de las comunidades ancestrales: “Soy una mujer montuvia, que viene del campo, manabita”.

Obviamente, lo que estaba haciendo González es tratar de ablandar a las bases indígenas para que su dirigente, Leonidas Iza, pueda sellar un acuerdo con el correísmo. Es sabido que el movimiento indígena fue una de las principales víctimas de la represión correísta y que el sentimiento que eso produjo no se ha borrado aún. El problema de Iza era que nunca pudo, hasta esta reunión, hablar abierta y públicamente de una posible entente con el correísmo, porque eso le habría quitado la legitimidad para dirigir un movimiento que esencialmente se ha definido como anticorreísta. Eso es lo que explica el tono y el contenido de la intervención de Iza. 

“En estos tiempos debemos sacudir todos los movimientos”, dijo como tratando de señalar que en las circunstancias actuales, el movimiento indígena debería olvidar sus viejas rencillas. Eso sí, el presidente de la Conaie sugirió que, de llegarse a un acuerdo, ellos no protegerán a Correa.

Un político sin identidad entre los de izquierda

Jimmy Jairala, siempre vaporoso y sin identidad, comentó que estaba ahí porque hay que “construir este nuevo Ecuador”.

Al final, se acordó conformar dos comisiones para elaborar planes de gobierno y otra para seleccionar candidaturas en una posible alianza. Estas comisiones tendrán cinco días para discutir acuerdos mínimos. Y si no se alcanza un consenso en candidaturas, se establecerá un pacto de no agresión entre los candidatos de centro e izquierda.

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Y como si la reunión fuera el anuncio de una nueva fuerza imbatible, el presidente Daniel Noboa, que quiere ser reelecto, reaccionó ofendido desde Machala. “Mientras nosotros estamos aquí inaugurando una obra, hay un grupo de personas en una Casa de la Cultura viendo cómo traban este progreso, cómo hacen una alianza negativa para fregarnos la paciencia”, mencionó como para asegurar que todos supieran que las fuerzas reunidas en Quito son sus principales adversarios electorales.