Elecciones en Venezuela: Nicolás Maduro tiene las de ganar, por ahora

Una de las tantas interrogantes que hay alrededor del disputado resultado de las elecciones en Venezuela es si la oposición podrá probar que hubo un fraude, como asegura, y si eso servirá para algo. 

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En realidad, la afirmación de la oposición de que se falsearon los datos porque era imposible que Nicolás Maduro haya tenido esa votación es un acto de fe. Al menos por el momento. Si bien hay muchos factores que hacen que los resultados sean inverosímiles, sobre todo si se toma en cuenta el misterioso apagón del sistema de transmisión de datos del que ahora el Gobierno se declara víctima y el ambiente popular previo a las elecciones, no hay hasta ahora nada que haya logrado probar el fraude. 

La única forma de hacerlo, quizá, es que se muestren todas las actas del proceso para poder verificar si hubo o no una proclamación fraudulenta. El presidente de Chile, Gabriel Boric, quizá fue el que mejor planteó el tema en un mensaje suyo en redes sociales. Básicamente, Boric le decía a Maduro que no se le puede creer el triunfo y que si quería que lo crean tenía que demostrarlo con datos verificables. Es decir, que se puedan verificar en las actas.

Es muy posible que la presión internacional vaya por el camino señalado por el presidente chileno. España y Brasil ya han dicho cosas similares y no sería sorpresa que al final de la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) convocada por siete países, entre ellos Ecuador, para analizar el tema electoral, se llegue a un pedido a Venezuela para que muestre las actas y verificar el triunfo.

Maduro no luce dispuesto a hacer concesiones

Pero esto conduce inevitablemente a dos preguntas: ¿Maduro va a aceptar el pedido para que pruebe con actas su triunfo? ¿Servirá de algo el pedido aún en el escenario de que la oposición demuestre lo contrario? Todo apunta a que la respuesta es negativa para ambas preguntas. Por lo que se le escuchó el lunes 29 de julio en la sorpresiva sesión de proclamación, Maduro no luce muy dispuesto a hacer concesiones. Si bien habló de diálogo, en ningún momento habló sobre la posibilidad de probar, con datos, su triunfo. 

Más bien, dijo, que cualquier intento por exigir a un país que demuestre la corrección de su sistema electoral es un acto de intromisión. Maduro, en el discurso, dio suficientes señales de que no va a conceder ese pedido por más que venga de países con ascendencia sobre su régimen como Brasil o España.

Luego está el tema de si a la oposición le servirá o no, en lo concreto, que se pruebe el fraude. El discurso de Maduro es clarísimo para darse cuenta de que no va a hacer nada para entregar el poder y que, si hizo fraude, en el caso de que lo haya hecho, es porque el precio de entregar el poder es para él y para los suyos mucho más alto que aceptar una transición. 

El hecho de que esté siendo procesado en la Corte Penal Internacional de La Haya ya es suficiente para entender que no va a salir de su país dejando el poder. Su necesidad de atornillarse al poder es tan grande que estaría dispuesto a dar su vida por eso. En su intervención dio a entender que ya tiene un plan para aquello: por un lado, creará algún mecanismo para controlar y prohibir las redes sociales y, por otro, abrirá un proceso represor mucho más fuerte que el que ya hay para combatir a los opositores. Sobre las redes fue muy claro: “planteo a todos los que generamos opinión que nos embarquemos en una batalla en contra de las redes del odio y de cualquier ataque en contra de la república bolivariana”.

El líder del chavismo se hace con más frentes en el extranjero

Además, articuló unos argumentos delirantes sobre Elon Musk, dueño de Twitter, según los cuales es el encargado por el gobierno de EE.UU. para que el fascismo se tome el mundo. De hecho, anunció que Argentina y Ecuador ya han sido tomados por Musk. Maduro dejó en claro en su discurso que su plan es aislar a su país de occidente y entregarse a sus amigos como China, Rusia e Irán que, en realidad, no son poca cosa. Pensar en una Venezuela cerrada y aislada del mundo democrático no es en absoluto descabellado, al menos por lo que dijo Maduro en su intervención.

Además, ¿de qué podría servir a la oposición que demuestre que hubo fraude? En Venezuela no existe una sola institución del Estado que no esté tomada por el chavismo. Para comenzar, está el Consejo Nacional Electoral (CNE), que es el organismo que supuestamente deberá resolver el reclamo y cuyo presidente, Elvis Amoroso, es toda una institución histórica del chavismo. Y de la Fiscalía ni qué hablar. Horas luego de que el CNE dijo que había habido un sabotaje en el sistema de transmisión de datos cuando había sido la oposición la que hizo la denuncia antes, el fiscal Tarek Williams Saab anunció que serán procesados por ese supuesto delito María Corina Machado, Leopoldo López y Lester Toledo. ¿Se puede esperar un proceso justo en contra de ellos? Imposible si hasta los jueces están cooptados por el régimen.

Es, entonces, muy poco lo que puede hacer la oposición. Sin embargo, nada está dicho y cualquier cosa puede pasar. Como, por ejemplo, una insubordinación militar o una ruptura total dentro del Gobierno. Todo es posible, pero la situación no pinta nada bien y lo más probable es que Maduro gobierne seis años más y que Venezuela termine pareciéndose a Cuba. Muy triste.

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