La empatía, un camino para contener la ola de violencia
Las tres principales instituciones religiosas del país indican sus propuestas para apaciguar el crimen. La cercanía y la organización social, prioritarias
El problema de la inseguridad busca soluciones en todos lados. Ante la creciente ola de crímenes que vive el país, las tres principales instituciones religiosas del país cuentan a EXPRESO sus planes de acción y propuestas para enfrentar a la delincuencia.
“Vemos al crimen organizado con mucha preocupación porque amenaza a los más débiles y a las inmensas mayorías del país”, dice a este Diario el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, monseñor Luis Cabrera, y destaca que el miedo ha provocado “un ambiente de indolencia y de quemeimportismo ante una persona agredida junto a nosotros”.
En ese sentido, señala que reiterar en la corresponsabilidad de los ciudadanos es un camino para combatir al crimen. “La agresión ajena es también un atentado contra nosotros”, continúa e indica que los ciudadanos deben salir a la defensa de su prójimo. También destaca que la Iglesia católica puede apoyar en “la defensa de las personas agredidas”.
Por su parte, el presidente de la Confraternidad Evangélica Ecuatoriana, el pastor Estuardo López, indica que la principal labor que realizan es “sembrar la palabra de Dios en corazones que están cometiendo estos crímenes horrorosos”. Además, señala que la comunidad evangélica en el país intenta tener influencia positiva en cada barrio donde tienen presencia a través de sus templos.
La corresponsabilidad nos ayuda a comprender que la agresión ajena es también un atentado contra nosotros. Este conocimiento hace que salgamos en su defensa, sabiendo que todos corremos el mismo peligro si no intervenimos cuando se debe.
López también señala que su comunidad ha estado presente en las cárceles donde se han suscitado altercados y matanzas para que los reos encuentren la palabra de Dios. En ese sentido, dice que “podríamos poner nuestro contingente para traer la paz y la concordia a las cárceles”. También indica que estarían dispuestos en participar de la pacificación de los reclusorios.
Por otro lado, el vocero de los Testigos de Jehová en Ecuador, Fernando Brito, indica que su institución tiene publicaciones con “principios bíblicos” que abordan el tema de cómo lidiar con la inseguridad. “Se nos enseña a ser cautelosos, a prevenir situaciones con potencial peligro”, indica y destaca que “sin duda, para solucionar definitivamente el problema de la violencia hay que involucrar a la gente, pues entran en juego su actitud y conducta”.
Como cristianos evangélicos debemos sembrar la paz en los corazones que están cometiendo estos crímenes horrorosos. Hemos visitado y estamos dispuestos a poner nuestro contingente para ayudar en la pacificación de las cárceles.
Asimismo, considera que el camino para paliar el crimen es que “las personas violentas deben abandonar el orgullo, la codicia y el egoísmo para ser personas que amen y respeten a los demás, y se preocupen por ellos”. También indica que como resultado del aprendizaje de la Biblia, “hasta individuos crueles y egoístas pueden convertirse en personas amables y pacíficas. Y, al poner en práctica los principios bíblicos, llevan vidas tranquilas”.
Las tres instituciones religiosas convergen en que la solución a la violencia y el crimen organizado radica en la conciencia y acciones de las personas. Aunque las acciones sean distintas, los católicos, evangélicos y testigos de Jehová consideran que reforzar las relaciones sociales y la empatía ayudan a combatir la violencia.
Hay que involucrar a la gente, pues entran en juego su actitud y conducta. Las personas violentas deben abandonar el orgullo, la codicia y el egoísmo para ser personas que amen y respeten a los demás y se preocupen por ellos. Se logra con la Biblia
LOS BARRIOS SE DEBEN FORTALECER
La corresponsabilidad mencionada por el monseñor Luis Cabrera, según indica, se concreta en la organización social que los barrios o pequeños grupos puedan tener. Esto, según señala Estuardo López, con el apoyo de los templos que cada institución religiosa posee en todo el país.
“Las alarmas comunitarias, por ejemplo, han dado muy buenos resultados en varias ciudades”, señala Cabrera y destaca que es una labor que se debe también realizar con las autoridades.
