Enfermedades cardiovasculares: el riesgo aumenta cuando supera los 40 anos

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo y en Ecuador el 30 % de la población adulta las padece, por ello en el marco de la reciente celebración del Día Mundial del Corazón, los expertos recomiendan reprogramar los estilos de vida.

Si bien es cierto, el principal componente para padecer este mal es el genético, hay otro grupo de factores como los estilos de vida nocivos, el tabaquismo, alcoholismo, sedentarismo y mal hábito alimentario que impactan en el aparecimiento de esta enfermedad.

Según el Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Las Américas (UDLA), doctor Juan Carlos Zevallos, el 30 % de la población adulta mayor a 40 años sufre de una enfermedad cardiovascular.

Los varones adultos son más vulnerables a sufrir una enfermedad cardiovascular y si esa misma persona tiene sobrepeso u obesidad, está expuesto a estrés importante, no realiza actividad física y tiene familiares hipertensos o diabéticos, el riesgo es mayor, destaca el doctor Zevallos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco personas que sobrevive a un infarto, tiene un segundo evento cardiovascular en el primer año, por lo que, mantener un tratamiento óptimo es vital, además de cambiar su estilo de vida, implementando una dieta balanceada, manteniendo un peso ideal y dejando de consumir cigarrillo o alcohol en exceso.

Claves para la prevención:

· Fumar: los cigarrillos y la exposición al humo aumentan los riesgos de padecer una enfermedad del corazón, pulmonar o vascular periférica.

· Control médico: La presión alta o también denominada “asesino silencioso” causa desgaste del revestimiento interior de los vasos sanguíneos, mayor presión, mayor riesgo de sangrado cerebral y enfermedad renal.

· Ejercicio: Realizarlo cotidianamente quema calorías y es además un tratamiento contra la depresión y la ansiedad.

· Estrés: factor primordial en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

· Alimentación: Limitar la cantidad de calorías, especialmente aquellas de grasas saturadas. Consumir porciones pequeñas y preferir los alimentos frescos.