Enrique Santos Jara es sociólogo, magíster en Antropología del Desarrollo y PhD en Psicología. Ha sido catedrático en varias universidades del país.

Enrique Santos: “No quisiera que la universidad nos pidiera acompanamiento”

Si en este momento desapareciera el Consejo de Educación Superior (CES) el sistema universitario del país se autoorganizaría para establecer un mecanismo de regulación.

Si en este momento desapareciera el Consejo de Educación Superior (CES) el sistema universitario del país se autoorganizaría para establecer un mecanismo de regulación. Así lo cree su nuevo presidente, Enrique Santos, quien plantea ese escenario para resaltar la función e importancia de este organismo, creado en 2010 en medio de los reparos de entidades y gremios.

Antes de su nombramiento de este miércoles, EXPRESO lo entrevistó sobre la Universidad de Guayaquil y otros aspectos del sistema de educación superior. Al haber sido reelecto como vocal del CES con el más alto puntaje, era uno de los más opcionados a presidirlo.

La estatal ya puede ser autogobernada

La normativa indica que una vez terminada la intervención, las universidades pueden pedir un proceso de acompañamiento, ya no como intervención, sino para garantizar la continuidad en ciertos procesos. Santos se dice opuesto a esa posibilidad. “No quisiera que la universidad nos pida eso, porque va a ser mal visto, porque se va a decir que las autoridades están manteniendo la intervención bajo otra figura. Yo creo que la UG debe demostrar que uno de los más importantes cambios que se ha dado en estos tres años, el cambio del perfil de las autoridades, garantiza que la universidad puede ser autogobernada”.

Han cambiado todos los dirigentes

A su criterio, durante la intervención se logró algo que no se había podido hacer antes: cambiar a la dirigencia de la universidad. Las voces dominantes del Consejo Universitario, tanto quienes han estado en contra o a favor de la intervención, son voces nuevas, asegura. “Antes se hablaba de unos jinetes del Apocalipsis que impedían cualquier discernimiento y tenían una perpetuación del poder por décadas; ahora hay un cambio. Eso no garantiza, pero crea condiciones para que la universidad tenga la capacidad de autorregularse cuando salga de la intervención”.

El apoyo del CES en elecciones

En la universidad se da por sentado que el rector encargado, Galo Salcedo, recibirá el apoyo del CES y la Comisión de Intervención al postularse a rector titular. Sin negarlo, Santos aclara que más que respaldar a un candidato, lo que existe es un apoyo a las políticas que han implementado y que, en ese sentido, han podido trabajar bien con Salcedo. Igual que con los rectores anteriores, aclara.

Los sueldos de la intervención

Una de las críticas a la intervención es que le cuesta más de un millón de dólares al año a la universidad y que su personal gana más que profesores y empleados. Santos dice que no es que estos ganen sueldos exorbitantes, sino que los sueldos de la Universidad de Guayaquil “eran y siguen siendo muy bajos para algunos”. Que hay profesores que podrían ganar más, pero no cumplen los requisitos. Y, en el caso de los empleados, reconoce como una deuda de la intervención la falta de una homologación salarial.

Una universidad no universal

Para Santos, la universidad en general debe tender a lo particular, no a lo universal. Cree que el nombre se presta a confusión, porque viene de ‘universal’, pero alega que el conocimiento, a medida que avanzan los saberes, las ciencias contemporáneas pierden ese carácter universal y más bien el mundo asiste a una eclosión de saberes particulares. “Por ejemplo, tenemos medicina tradicional, pero la Organización Mundial de la Salud reconoce que la medicina oriental china tiene también el estatus de ciencia”.

Las mejores del ecuador

También considera que, en términos generales, las universidades ecuatorianas están en las categorías apropiadas, si bien dice que a veces no está totalmente de acuerdo con las categorías inferiores. “Me parece que las universidades que ingresaron a la categoría A tienen sobrados motivos para estar ahí”, expresa. Allí están la Espol, San Francisco, Politécnica Nacional, ESPE, UEES y la de Cuenca.

El control del CES y su efecto

Santos defiende la función reguladora del CES, aunque espera que después de 5 o 10 años, no se necesiten los controles y la ley para que las universidades busquen estándares de calidad. “Yo hago un experimento mental y digo, si en este rato desaparece el CES, ¿qué pasaría? Estoy seguro que el sistema se autoorganizaría para establecer un mecanismo de regulación”. Es decir, cree que la mayoría de rectores estaría a favor de que un ente centralice la información y establezca una normativa; y que en ese marco general, funcione la autonomía universitaria.