El entretelon de la ‘crisis de gabinete’
Seis meses. Es lo que resta del actual Gobierno que ahora afronta otro movimiento ministerial.
Seis meses. Es lo que resta del actual Gobierno que ahora afronta otro movimiento ministerial. La decisión del presidente Rafael Correa de solicitar la renuncia a todos sus ministros para darles, a algunos, el pase a la campaña electoral no es bien vista por voces de la política que integraron en su momento el cuerpo ministerial en este y otros gobiernos.
El exvicepresidente Blasco Peñaherrera tiene claro el fondo de la jugada presidencial a escaso un mes de la campaña y a un poco más de dos de las elecciones. “Lo fundamental (para el Gobierno) es priorizar la campaña electoral sobre el bien de cualquier otro”.
A ‘los otros’ se refiere a los ciudadanos cuyas preocupaciones están en la situación económica, el desempleo y ahora los escándalos de corrupción que, como lo reseñó ayer EXPRESO, ha escalado hasta convertirse en una prioridad.
Con la conclusión de Peñaherrera concuerda el exministro de Gobierno, Vladimiro Álvarez. El también exministro de Educación vislumbra que el apurado movimiento de fichas no tendrá consecuencias negativas, pero tampoco un impacto tan relevante y positivo en el cumplimiento de las responsabilidades que conlleva cada ministerio y, sobre todo, que no contribuirá a traspasar un Estado en condiciones satisfactorias al sucesor de Correa.
Desde una visión interior, el exministro de Finanzas del actual Gobierno, Fausto Ortiz, ve de lo más común estas llamadas ‘crisis de gabinete’ y aún menos raro que el presidente quiera llevarse a sus mejores jugadores a la campaña. No cree que el traspaso de figuras entorpecerá el trabajo del cuerpo ministerial a menos que se remueva a un cuadro muy relevante e indispensable que, a su criterio, no es el caso de ninguno de los ministros.
En todo caso, si el pase le llegara al ministro coordinador de la Economía aspira a que el próximo “deje quitas las cuentas fiscales en los últimos seis meses”.