La escasez de lluvias y la falta de agua transforman las acequias en lavanderías

La escasez de lluvias y las interrupciones en el servicio de agua potable han obligado a las comunidades rurales y urbanas de Ambato a tomar medidas extremas para asegurarse de contar con el líquido vital, afectando su día a día.

Flor Chango, residente de la comunidad rural de Condoragua, ha optado por lavar la ropa de su familia en las acequias cercanas, una práctica que cada vez más habitantes adoptan ante la falta de agua potable.

“Hace un mes que el agua no llega con suficiente fuerza, y no podemos quedarnos con la ropa acumulada, especialmente con niños en casa”, comenta Chango mientras lava en el agua que fluye desde las acequias alimentadas por el río Pachanlica.

En Condoragua, como en otras comunidades rurales de Ambato, la sequía ha obligado a las familias a buscar alternativas para abastecerse.

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Los habitantes explican la situación

Ruth Maliza, otra habitante, explica que el agua de las acequias no se estanca y permite a los vecinos no solo lavar su ropa, sino también recogerla para usos domésticos e incluso para dar de beber a sus animales.

“La sequía está terrible”, dice Maliza, quien además destaca que aquellos que viven lejos de los ríos y acequias son quienes más sufren, pues dependen exclusivamente del agua potable, que en muchas ocasiones es insuficiente.

La crisis hídrica no es exclusiva de las áreas rurales. En las zonas urbanas de Ambato, los cortes en el suministro de agua potable también se han vuelto habituales.

Byron Pinto, gerente de la Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Ambato (Emapa), explicó que la suspensión del suministro se debe a la necesidad de reemplazar el transformador de la estación de bombeo Quillán-Alemania, dañado el 7 de septiembre tras un corte abrupto de energía eléctrica a nivel nacional. YIE

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