20250426_105611
Daños. Habitante de la localidad Las Piedras, en Tachina, Esmeraldas.Luis Cheme

Esmeraldas: La dura reconstrucción de barrios tras sismo que los dejó en ruinas

El Gobierno ha ofrecido un plan urgente de rehabilitación de viviendas

Por un instante, el mundo dejó de ser sólido en Las Piedras. A las 6:45 de la mañana del 25 de abril, la tierra se sacudió con furia, y con ella, los sueños y los hogares de decenas de familias se vinieron abajo.

No hubo advertencia. No hubo tiempo para rezar. Solo el rugido sordo que emergía de las entrañas del suelo, los gritos, el caos. El sismo de magnitud 6 dejó una cicatriz que no solo se ve en las paredes agrietadas o los pisos partidos, sino en los ojos de los habitantes del recinto Las Piedras, en la parroquia Tachina, cantón Esmeraldas.

(Le puede interesar: Sismo en Esmeraldas: ¿qué daños sufrió la refinería y cuándo volverá a operar?)

SRI

El SRI amplia el plazo para declaraciones de impuestos en Esmeraldas

Leer más

“Era como si estuviéramos en una batidora”, cuenta un padre de familia que, junto a su esposa, apenas logró sacar a sus hijos de los cuartos antes de que las paredes colapsaran. “Gracias a Dios las paredes cayeron hacia afuera. Si no, estaríamos enterrados”.

Las cifras oficiales hablan de un 90% de viviendas destruidas en este pequeño sector. Pero la tragedia se mide mejor en el silencio sepulcral que ahora habita las calles, en los colchones cubiertos de escombros, en los juguetes partidos por la mitad, en las paredes que ya no están.

El día que el hogar se convirtió en ruina

Donde antes hubo casas, hoy hay montones de ladrillos. Doña Miriam Guerrero acababa de llegar de Quito cuando vio lo que quedó de su casa, levantada con mucho esfuerzo hace apenas 10 años. “Yo lloré, lloré como si hubiera perdido a alguien”, dice mientras intenta rescatar algo entre las ruinas. “Con préstamo la hice, con trabajo. Y ahora no tengo ni dónde quedarme”.

Una grieta cruza su vivienda de lado a lado. El piso está levantado, como si una fuerza invisible lo hubiera arrugado. “El terremoto del 2016 no me afectó tanto. Este sí me lo quebró todo”, susurra. Ella, como muchas otras mujeres del barrio, duerme ahora en la escuela Teodoro Morán Valverde, habilitada como refugio improvisado. Allí, entre calor, mosquitos y tristeza, intenta reconstruir su ánimo.

Luis, un pescador del sector, recuerda cómo tuvo que correr de regreso a su casa al sentir el sismo. “Estaban mi esposa y mis tres hijos. Cuando llegué, los vi llorando, abrazados. La pared se había caído justo al lado de donde dormían”. Su casa, que con tanto esfuerzo había ido ampliando, quedó inhabilitada. “Me duele el alma”, dice. “Lo material se levanta, pero verlos así… eso no se olvida”.

Daños en Esmeraldas
El techo de una vivienda se desplomó a causa del movimiento telúrico, en Esmeraldas.Luis Cheme

El refugio: calor, mosquitos y esperanza

En la escuela Teodoro Morán Valverde, donde ahora duermen al menos 20 familias, el ambiente es tenso. No hay privacidad, el calor es asfixiante y los mosquitos no dan tregua. Los niños, desvelados, preguntan cuándo volverán a su casa. Los adultos evitan responder.

“Dormimos con calor. No podemos volver a nuestras casas, porque una réplica podría acabar con lo poco que queda en pie”, explica una madre que perdió no solo su hogar, sino su negocio. Vendía mariscos y artesanías. Tenía una inversión de más de 4.000 dólares en productos que ahora son escombros. “¿Y ahora cómo le pago al banco?”, se pregunta.

El corazón en ruinas

En el sector de Los Tulipanes, Don Luis Velázquez, pescador y padre de familia, vivía desde hace 12 años en una casa que fue creciendo junto a su familia. La amplió con esfuerzo, ladrillo a ladrillo, para darles espacio y seguridad. Pero el temblor de la mañana del 25 de abril destruyó ese refugio en segundos. “Las paredes cayeron, la puerta se voló”, cuenta con la voz quebrada. Hoy no puede habitarla. Se mantiene al frente, cuidando lo que queda de sus pertenencias y ahuyentando amigos de lo ajeno, en una vigilia triste que no sabe cuándo terminará.

Luis no estaba en casa cuando el sismo sacudió el barrio. Había salido temprano rumbo a su faena de pesca, pero una demora inesperada lo mantuvo cerca. Fue entonces cuando el suelo tembló. Corrió de vuelta desesperado, y encontró a su esposa y a sus tres hijos llorando entre escombros, temblando de miedo, con las paredes aún cayendo. “Mi hijo mayor no había salido a la universidad y mis dos niños estaban dentro”, relata. Afortunadamente, su esposa los protegió. Aun así, el trauma permanece. “Se me parte el corazón de ver mi casa destruida”, dice, sin poder contener las lágrimas.

Atrapada por la pared caída: la pesadilla de Doña Yajaira

Doña Yajaira, otra vecina de Las Piedras, estaba dormida cuando todo comenzó. No tuvo tiempo de reaccionar. Su hijo y su nuera, que estaban con ella, la sacaron a rastras. La puerta se trabó, y fue solo gracias a que una pared colapsó que pudieron escapar por un hueco improvisado. “Si esa pared no se caía, nos quedábamos atrapados”, dice con el rostro aún pálido por el susto. “Fue horrible, todo fue rápido, pero gracias a Dios nadie salió herido. Lo material se recupera, la vida no”.

Yajaira había comenzado su vida en una casa de caña. Con años de trabajo y sacrificios, la convirtió en una vivienda de cemento hace seis años. Era su orgullo, su refugio. Hoy es solo un recuerdo. “Uno trabaja duro y a la medianoche pierde todo”, expresa con resignación. En la escuela cercana, donde han improvisado un albergue, pasó la noche con los suyos. En la mañana regresó apenas para sacar algo de ropa. Pero ya no les permiten quedarse. “Nos están sacando… toca empezar de nuevo desde nada”, concluye.

La voz de Yajaira no tiembla, aunque cada palabra lleva el peso del dolor. “Seguiré, mañana será otro día”, afirma con una dignidad que conmueve. Su historia, como la de Don Luis y tantas otras familias en Las Piedras, habla de pérdidas, de miedos, pero también de una voluntad inquebrantable. En medio de la desesperanza, emerge un hilo de fe, de esa que no se rompe ni con terremotos. Porque aunque el suelo se parta, el espíritu de esta gente resiste.

Un albergue en Esmeraldas
Una persona damnificada por el sismo arregla la cama que utiliza en un albergue, en Esmeraldas.Luis Cheme

El Miduvi evalúa daños y el Gobierno entrega ayuda humanitaria tras el sismo en Esmeraldas

Temblor en Esmeraldas

¿Está en riesgo el agua potable en Esmeraldas tras fuerte sismo? Esto dice el MAATE

Leer más

El gobernador de la provincia, Gral. (SP) Juan Jaramillo Paredes, informó que 40 equipos especializados, encabezados por técnicos del Miduvi provenientes de la capital, se encuentran desplegados en el territorio para evaluar el estado de las infraestructuras colapsadas o con daños severos. Estas viviendas, dijo, serán incorporadas en un plan de rehabilitación urgente.

Mientras tanto, equipos técnicos de Petroecuador, inspeccionan las instalaciones de la refinería. Petroecuador reportó que durante un recorrido, constataron el estado de áreas como los tanques de almacenamiento, unidades no catalíticas, el búnker, entre otras. El objetivo principal es garantizar que el proceso de reactivación se realice de forma segura y controlada.

¿Te gusta leer Diario EXPRESO? TE PUEDES SUSCRIBIR AQUÍ