Un espacio comunitario creado con tradición y productos del campo
Busca que el cliente mantenga el consumo de productos orgánicos
El patio se inunda de los olores del campo. Las ollas de barro y las vasijas de madera se llenan de mellocos, papas, choclos y otros productos que se cultivan en la serranía. Se trata de una pampamesa (comida comunitaria), pero al estilo gourmet.
A estos platillos se suman otras delicias culinarias ancestrales, como el locro, yaguarlocro, caldo de patas, caldo de 31 y otros que es posible degustar en Huambaló, parroquia del cantón Pelileo.
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La idea surgió de María Elena Paredes, quien es cocinera profesional y buscaba las cualidades de los productos típicos para agregar ‘secretos’ a la preparación y producción de los alimentos de los agricultores. De esa manera decidió crear un bufete ancestral.
María Elena tiene 47 años y es nativa de Huambaló, parroquia conocida también por la elaboración de muebles de forma artesanal. “Observando las tradiciones de las culturas milenarias que compartían en las propias cosechas fue como se cristalizó este proyecto”, explica ella.
En Huambaló se cultivan legumbres, verduras y tubérculos, cuyos productores los entregan al local. Allí María Elena se encarga de transformarlos en ‘platillos’ para los comensales que se acercan por lo llamativo y único del menú.
Darwin Viteri, agricultor y distribuidor, menciona que lo ideal es cultivar el producto y llevarlo directo a la cocina, porque “el sabor es más delicioso en las comidas”. “Huambaló es muy productiva y lo mejor es mostrar mediante las comidas toda la bondad de nuestra tierra”, afirma Viteri. Mientras que Edison Soberón, productor de tubérculos, resalta la iniciativa de que los productos del campo y de la localidad “se los convierta en delicias gastronómicas para los moradores”.
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En la cocina del local mantienen la esencia de todos los productos. Preparan al menos 20 platos, entre los cuales también asoman el llapingacho, panes en horno de leña, fritadas, tamales, además de bebidas como la colada morada y aguas aromáticas. Y en el bufete ancestral no pueden faltar los postres, por ejemplo la espumilla con las frutas de la zona
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