Cuando la esperanza anida en un ‘punado’ de celulas
Duele como una llaga en carne viva. Es una lucha constante, repleta de altibajos, frustraciones y anhelos. Pero a menudo, quienes se enfrentan al cáncer terminan alzando el brazo al cielo en señal de victoria.
Duele como una llaga en carne viva. Es una lucha constante, repleta de altibajos, frustraciones y anhelos. Pero a menudo, quienes se enfrentan al cáncer terminan alzando el brazo al cielo en señal de victoria.
Jorge Cuenca tiene 41 años y fue diagnosticado con leucemia mieloide crónica a los 33. Hace seis recibió un trasplante de médula ósea. Fue entonces cuando pensó que tenía una segunda oportunidad de vivir. Y así fue.
Desde 2010, según cifras proporcionadas por Solca, que hoy conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, se han diagnosticado 1.386 casos de leucemias en Guayaquil entre agudas, crónicas y otras malignidades como el linfoma y los mielomas múltiples. 110 de ellos, porque no todos lo ameritaron, se han combatido con trasplantes como el de Jorge.
Bella Maldonado, especialista en hematología y jefa de la Unidad de Trasplantes de Médula Ósea en Solca, desgrana que desde junio de 2006, año en que fue creada esta área, se han realizado 163 procedimientos de este tipo, contando los de Guayaquil. 70 fueron autólogos (cuando el paciente es su propio donante), 73 alogénicos (con donantes emparentados o particulares) y 20 con células madre procedentes de cordones umbilicales.
Al día de hoy, la supervivencia global alcanza entre el 80 y el 90 % de los casos, esboza.
Cuenca, especialista en Logística y Comercio Exterior del Grupo Torres & Torres, aún recuerda, desde una de las salas de este hospital que lo refugió por casi 50 días luego de la intervención, el momento en el que fue trasplantado.
Aunque era consciente de que la tecnología había avanzado, le aterraba pensar en aquellos procedimientos dolorosos del pasado, acompañados de intervenciones quirúrgicas complejas, que implicaban realizar cerca de 200 punciones en la cadera para extraer la médula. “Sabía que todo giraba en torno a una medicación que me daban cinco días antes del proceso para estimular la producción de células madre. Sabía también que estas luego se extraerían desde la sangre periférica con una máquina especial. Conocía en sí todo el tratamiento, pero tenía miedo a que mi cuerpo lo rechazara y falleciese”, rememora.
En la UTMO, este tipo de ‘operaciones’ se efectúa tanto en niños como adultos, sin límite de edad. Del total de organismos implantados, el 10 % lo ha rechazado, bien por el tipo de afección que padecían, por su estado de salud, la clase de médula ósea recibida o la incompatibilidad del donante.
“Hay enfermedades agudas que, pese a haber tomado medicamentos (inmunosupresores) para evitar el rechazo, atacan al paciente incluso meses después de la operación. Una neumonía, una gripe mal curada, una infección o una enfermedad de piel, al igual que a un recién nacido, los puede matar. La observación continua y los cuidados en casa, por tanto, son obligatorios, fundamentales”, precisa Maldonado.
Tras siete años de haber sido intervenido, Cuenca, quien a medida que se recuperaba padeció algunas de las dolencias antes citadas, lleva hoy una vida normal. Está libre de cáncer hace 24 meses y se prepara para convertirse en papá: “Es como haber vuelto a nacer’’.
En lo que va de año, Roberto Ramos y Máximo Vicente son los dos afectados que han recibido trasplantes de tipo autólogo. Ambos, diagnosticados con mieloma múltiple en 2016, están en proceso de recuperación. Permanecen internados en habitaciones adecuadas, a muy baja temperatura y con las máximas exigencias de asepsia. Los acompañan sus esposas, quienes confiesan haber perdido el miedo a la muerte.
Por ejemplo, Tatiana Perugachi, pareja del primero, afirma sentirse esperanzada. “Ya pasamos lo más complejo: la aceptación. Superamos las quimios que tantos estragos le causaron y el ‘corre corre’ de la preparación. Hoy nos resta esperar”, destaca. Ella confía en la ayuda de Dios y en los especialistas que cada mañana, durante su estadía en Guayaquil, le hacen ver que todo marchará bien.
En la actualidad, Solca realiza una media de entre 15 y 25 trasplantes al año. Las células madre ya no solo proceden de la médula ósea, sino también de la sangre periférica y el cordón umbilical, que sirven para curar tumores como el linfoma, el mieloma o la leucemia aguda.
Respuestas en el ADN
Para tratar la leucemia y otros tipos agresivos de cáncer, Solca se ha aliado a la tecnología en los últimos años con el objetivo de investigar con rapidez el ADN de los tumores.
Esta labor, según el jefe de laboratorio clínico y biología molecular Juan Carlos Ruiz, tiene como finalidad dar con el medicamento o la molécula adecuados para vencer el mal. El más oportuno depende de la genética del tumor y los rasgos particulares de cada paciente.
Datos
Costos
Un trasplante autólogo en Solca cuesta entre $ 25.000 y $ 50.000; y uno alogénico, entre $ 75.000 y $ 100.000. El proceso de recuperación, en ambos casos, puede durar entre veinte días y dos meses. Cuando surgen complicaciones, el paciente tiende a permanecer hospitalizado por más tiempo.
El proceso
Un trasplante autólogo en Solca cuesta entre $ 25.000 y $ 50.000; y uno alogénico, entre $ 75.000 y $ 100.000. El proceso de recuperación, en ambos casos, puede durar entre veinte días y dos meses. Cuando surgen complicaciones, el paciente tiende a permanecer hospitalizado por más tiempo.