El estancamiento profesional docente como trasfondo de la reforma a la LOEI
El magisterio se acumula en la categoría de ingreso. Alega falta de procesos de ascenso. Espera la decisión de la Corte tras la de la Asamblea
Siete de cada diez maestros fiscales del país se ubican en el escalafón inicial de la carrera docente. Las cifras reflejan un estancamiento de los profesores en la puerta de entrada al Magisterio, de donde la mayoría no logra avanzar pese a que la norma que estableció la escala de diez gradas rige desde hace once años.
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Leer másEn el periodo 2016-2017, el 66,41 % de los más de 150.000 profesores públicos del país se ubicaba en la categoría G, la inicial o de ingreso a la carrera docente. En tanto, en el ciclo 2021-2022, en ese mismo escalafón se concentraba el 73,42 % de los casi 170.000 educadores.
Por el contrario, tanto la categoría siguiente como las dos máximas del escalafón docente reflejan una reducción de las cifras de educadores en los últimos años. El problema es parte del trasfondo de la polémica generada alrededor de las reformas a la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI).
El domingo pasado, la Asamblea Nacional aprobó un informe de sustitución de textos de la última reforma a la LOEI, con lo que viabiliza la aplicación de una nueva escala salarial para el magisterio.
La reforma legal había sido aprobada por la anterior Asamblea en marzo de 2021, pero en agosto de ese año la Corte Constitucional suspendió algunos artículos y disposiciones transitorias relacionadas con el financiamiento de la equiparación salarial para los maestros.
El gremio sindical de la Unión Nacional de Educadores (UNE) espera que eso también ayude a solucionar el problema del estancamiento docente, lo cual atribuye a la falta de oportunidades para ascender.
El profesor Édison Gavilanes, expresidente de la UNE en Daule, asegura que en estos once años solo hubo solo tres convocatorias para ascenso en 2015, 2018 y 2020. Otras barreras, a su criterio, son las condiciones, requisitos y puntajes.
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Leer másPor ejemplo, les piden reunir 330 horas de cursos de capacitación. Pero no aceptan las de entidades no indicadas por el Ministerio de Educación, aunque sean de universidades. Además, estos cursos tienen un tiempo limitado de validez.
Otro cuestionamiento es que en algunos procesos, aunque el mínimo es 700 puntos, los organizadores establecieron otros de 800 y 900 puntos para las categorías superiores.
En la práctica, según la UNE, solo 14.000 han logrado recategorizarse en once años. Y la gran mayoría gana el mínimo de la escala salarial: 817 en la categoría G. (Las gradas H, I y J no forman parte de la carrera docente y acogen a los contratados o provisionales).
El exsubsecretario de Educación, Ivo Orellana, lo corrobora y acota que aparte de que no hay suficientes cursos de capacitación oficiales, tampoco se reconoce el esfuerzo que han hecho numerosos profesores que han realizado maestrías y doctorados pagados con sus propios medios y con el sacrificio de tiempo que eso implica. Pero eso no les ha valido para ascender de categoría ni para el reconocimiento económico.
Acota que antes de la LOEI había procesos anuales de ascenso; mientras ahora existe un “desfase” y un “estancamiento” profesional y salarial.
Esas son las causas y el resultado es la excesiva carga de maestros en la categoría inicial de la carrera docente.