La Estatal, con aulas sin uso o en mal estado
Subutilización, abandono y daños afectan a los salones. Alegan falta de presupuesto.
El crujido de unas escaleras de hormigón resquebrajado de un edificio de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guayaquil frena el ritmo del descenso de los universitarios, por temor a que la estructura ceda. En los salones de clases de diferentes facultades de la ciudadela ‘Salvador Allende’, a las que EXPRESO tuvo acceso, el panorama se ve igual de deteriorado.
Techos destartalados, paredes grafiteadas, salones sin puerta, pupitres despiezados y falta de iluminación o climatización hacen de las aulas un lugar poco afable con la comunidad universitaria.
“Hay varios tumbados salidos, cuando llueve todo nos cae encima. Lo mismo con las sillas, la parte de atrás (el respaldar) se sale, el piso siempre está sucio; y hay ventiladores, pero la mayoría son viejos y no dan aire; siempre hace calor”, relata Elian Díaz, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras.
De igual manera, se observa la subutilización de algunas aulas adecuadas para 30 alumnos, que solo acogen a 15; y otras, en cambio, donde faltan sitios para los estudiantes. Durante el recorrido, también fue posible constatar la existencia de aulas que han sido relegadas a un uso como bodegas.
Roberto Passailaigue, rector interventor de la Universidad Estatal, reconoce el problema y lo atribuye a la antigüedad de algunas edificaciones del centro de estudios y a la falta de presupuesto para realizar la reconstrucción de las estructuras.
“La ciudadela obedece a muchos años. (...) Así como existen áreas verdes subutilizadas, también hay aulas en esa condición. Algunas, incluso, han sido destinadas a negocios, en lugar de ser usadas para estudiantes. (...) Efectivamente, hay aulas en mal estado en diferentes facultades que tienen roto el techo, están abandonadas, llenas de basura y otras son bodegas. Eso no se reparó a tiempo y se fue empeorando con el tiempo”, cuenta.
Entre otros espacios desatendidos también se hallan algunos talleres en la facultad de Arquitectura, un excomisariato cerrado hace tres años en la facultad de Gastronomía, un parqueadero abandonado de la Asociación de Profesores, entre otras, enumera el rector.
Los estudiantes también suman otras áreas. “Por ejemplo, en Ingeniería Química, hay aulas en mal estado, proyectores dañados, humedad en el piso, sistema de desfogue en mal estado; y lo peor está en los laboratorios”, dice Jemt Morales, estudiante de dicha facultad.
Los motivos de estos daños, según Passailaigue, se derivan de la falta de presupuesto para la universidad. “El presupuesto general es de cerca de $ 178 millones, de esta cantidad $ 158 millones se van en gastos corrientes y de estos gastos el 95 % corresponde a salarios e inversión social; de tal manera que la universidad no puede reparar proyectores, aires, salones, etc.”, señala.
Sin embargo, indica que se espera, próximamente, se realice, desde cada facultad, un Plan Operativo Anual (POA) para transparentar las necesidades de cada área, y así destinar el presupuesto necesario para las obras.
Por su parte, Héctor Hugo, director de Obras de la Estatal, añadió que las “puertas de Obras Universitarias están abiertas” para facilitar información a los universitarios que quieran presentar proyectos enfocados en soluciones a estos problemas.