Estrepitosa derrota del PSC y el correísmo
CREO se retiró de la alianza y la candidatura de Kronfle quedó sin piso. La elección se aplazó para la tarde del sábado.
Estruendosamente se derrumbó lo que todo el mundo daba por sentado: el pacto con los correístas para poner a Henry Kronfle como presidente de la Asamblea a cambio de condiciones secretas e inconfesadas. CREO se retiró a tiempo y dejó a UNES y el PSC solos y sin votos suficientes: levantaron 68, les faltaron dos. Se supo que el propio Guillermo Lasso detuvo la cosa, sensibilizado ante la avalancha de críticas contra la alianza. Se la había pasado la noche tratando de abrir puertas con los líderes de Pachakutik (PK). No es seguro que lo lograra: tras un receso de media hora que duró tres horas, ambos partidos propusieron sendas fórmulas pero ninguno consiguió ni tan siquiera los votos del otro. Que Pierina Correa, directora de la sesión inaugural, declarara un nuevo receso (otras tres horas) revela lo difícil de las negociaciones. Los asambleístas volvieron al Pleno nomás que para admitir su fracaso: no lograron una candidatura de consenso. La sesión (y la elección) quedó aplazada para este sábado 15 de mayo a las 15:00.
Protocolo de pandemia en la sede legislativa: el vestíbulo de acceso al salón del Pleno, cerrado; y los periodistas, al salón de al lado, a seguir la sesión por pantalla gigante, y al patio a mendigar declaraciones. Pocos consintieron en dárselas. A eso de las nueve de la mañana, cuando los nuevos asambleístas iban ingresando en grupos, algunos estrictamente uniformados, la alianza ya se había derrumbado y nadie quería dar la cara. “Ya vuelvo, ya vuelvo, saludo y salgo”, dijo César Monge a los periodistas que, tras el cordón de seguridad, reclamaban a gritos su presencia. Se marchó de puntillas y no se lo volvió a ver. La novata Pierina Correa, en cambio, fue lo suficientemente inexperta como para acercarse.
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Leer más“Hoy se empieza a escribir un nuevo capítulo en la historia del país y blablablá”. La hermana del expresidente prófugo pagó derecho de piso con la experimentada prensa parlamentaria: creyó que con un par de frases vistosas se daría por servida. Terminó, en cambio, acorralada y confesando: “No está nada definido”. ¿Y la comisión de la verdad para revisar las sentencias por corrupción? ¿Es cierto que el correísmo está pidiendo eso a cambio de comprometer su apoyo? “Puede ser como puede no ser”, dijo ante las sonrisas de buenos entendedores de los periodistas.
Luego pasó Paola Cabezas, quien a esas horas de la mañana ya debía estar hecha a la idea de que nunca sería vicepresidenta de la Asamblea. “En estas conversaciones permanentes de los bloques siempre pueden suceder estos aspectos”, empezó a despachar confusamente. No caía en cuenta de que todo lo que dijera tenía menos, pero mucho menos significado que lo que llevaba en la mano. Y lo que llevaba en la mano era un celular; y en el celular, una pantalla de Zoom, la de la reunión que interrumpió para acercarse a los periodistas; y en la pantalla de Zoom… Exacto, Rafael Correa, Virgilio Hernández y otros tres desesperados.
La sesión arrancó con música marcial de la banda de la Policía y la imagen de los tres asambleístas más votados dirigiéndose al estrado de autoridades para dirigir la sesión: Pierina Correa como directora, Salvador Quishpe como subdirector y Wilma Andrade como secretaria. Hubo una larga y aburridora inducción en la que un técnico de la Asamblea introdujo a los nuevos legisladores en el laberinto del sistema de registro y voto electrónico antes de que las tres autoridades del día tomaran la palabra.
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Leer másSus discursos prefiguraron lo que estaba ocurriendo entre bastidores. Primero, Wilma Andrade no dijo nada rescatable, pero terminó con la frase “encuentro nacional”. Luego, Salvador Quishpe sorprendió con una declaración que no dejaba lugar a dobles interpretaciones: “Hagamos una minga con el gobierno”. Finalmente, Pierina Correa habló de lo honestos y transparentes que son ella y los suyos, dijo “lawfare”, dijo “persecución política” (como para no dejar duda de por dónde va el interés de los correístas en cualquier alianza) y terminó con un “Unámonos en un gran frente”. "¡Viva la revolución ciudadana!", gritaron los correístas. "¡Abajo la corrupción!", respondieron los de Pachakutik.
Que el socialcristiano Esteban Torres mocionara la candidatura de su compañero de bancada Henry Kronfle con un discurso que apeló a todos los valores de la campaña de Guillermo Lasso fue, visto en retrospectiva, un último pataleo. Habló del encuentro, de la diversidad, del Ecuador donde nadie sea excluido por vestirse de otra manera (¡él!). Se tomó votación. Lo apoyaron, aparte de correístas y socialcristianos, los nuevos disidentes de la Izquierda Democrática y dos o tres independientes. CREO se abstuvo. ID y Pachakutik se opusieron. Cuando Wilma Andrade leyó los resultados, los de Pachakutik lo celebraron como un triunfo personal, con gritos, abrazos y risotadas. Obvio: esto los colocaba nuevamente a ellos en el centro de todas las miradas, con la capacidad de dirimir la situación. De ahí que resultaran inverosímiles las versiones que empezaron a circular poco después, de una alianza entre ellos y el correísmo tras el nombre de Pabel Muñoz.
Vino el receso de media hora que duró tres horas y volvieron los asambleístas con dos nuevas candidaturas entre manos. La de Salvador Quishpe, propuesta por su compañero de bancada Rafael Lucero, fracasó estrepitosamente: cosechó 44 votos a favor y 92 abstenciones. Juan Fernando Flores, de CREO, tentó a la ID y PK con una oferta inusual y antirreglamentaria: una terna. Rina Campain (CREO) para la presidencia, Quishpe para la vicepresidencia primera y Bella Jiménez (ID) para la vicepresidencia segunda. Se votó por Campain y fue otro fracaso: 24 votos a favor. ¿Qué más se podía hacer sino un nuevo receso? A las siete de la noche se volvieron a juntar. No hubo quejas cuando Pierina Correa, “por respeto al país”, dijo, pospuso todo para el sábado.
Así las cosas, todos lucen angustiados en esta casa. ¿Todos? No. Mientras los bloques negociaban intensamente en las seis salas separadas por la administración de la Asamblea para tal efecto, dos independientes evolucionaban graciosa y alegremente entre el vestíbulo y el patio, haciendo bromas con los periodistas e iluminados con la cara de satisfacción de quien se acaba de quitar un peso de encima. César Rohón, desde ayer exsocialcristiano, y Fernando Villavicencio celebraron la derrota de la alianza correísmo-PSC con un apretón de manos que parecía el vivo retrato del Ecuador del encuentro.
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