Estudiantes exploran la vida de la mujer en la Amazonia
Pese a vivir bajo costumbres machistas son el eje de sus hogares. Su principal actividad productiva es el turismo z Los jóvenes se integraron a sus costumbres.
Abordando en forma práctica su campo de estudio, alumnos de la Universidad Casa Grande se interesaron por conocer el desarrollo de la vida de la mujer indígena dentro de sus comunidades.
Un grupo de nueve jóvenes estudiantes de varias carreras realizó la investigación para la elaboración de la tesis de grado en la mencionada institución educativa, y como tema de sustentación decidieron conocer de cerca la vida en las comunidades indígenas, con un enfoque especial dirigido a la mujer; descubriendo su identidad desde el punto de vista individual, colectivo y desde la perspectiva de los demás.
Luego de visitar varias comunidades en el Oriente ecuatoriano, decidieron centrar su investigación en la comunidad De Vencedores, situada cerca del Puyo, en la provincia de Pastaza. Las docentes y guías del proyecto, Estefanía Luzuriaga y Ingrid Ríos, ya conocían este lugar, pues se han venido realizando algunos proyectos semilleros allí en años anteriores.
La idea de esta visita originalmente nació al querer conocer cómo las mujeres indígenas ejercían su voto en las comunidades amazónicas alejadas de los centros poblados.
Actualmente en las universidades del país se ha despertado la curiosidad en el estudiantado por conocer las etnias y sus formas de vida, en este caso son estudiantes de Periodismo, Ciencias Políticas y Comunicación Audiovisual y Multimedia.
Ariana Arias, una de las estudiantes, admirada por las costumbres y tradiciones, se pintó como ellos y comió sus platos típicos. Para ella es muy importante el aprendizaje del idioma kichwa en la ciudad, porque eso nos acerca a nuestra cultura original.
Arias pudo constatar que las mujeres tenían un buen dominio del español. Hablaban kichwa entre ellas y español con los turistas, generalmente frases aprendidas casi de memoria, pero muy bien expresadas.
A Daniel Huertas, estudiante ambateño radicado en Guayaquil, le llamó mucho la atención llegar a la Amazonía por la cercanía a su lugar de nacimiento, esto lo motivó de manera especial a querer explorar el tema a profundidad.
El proyecto se planteó en el aspecto colectivo, individual y bajo la mirada de los otros, en este caso los turistas. Como externos a la comunidad identificaban en ellas ciertos rasgos primitivos, se generaron en ellos opiniones muy diversas.
Su práctica laboral principal es el turismo comunitario, ya no acometen en actividades ancestrales como la caza y la pesca; las artesanías ahora las realizan más bien como actividad lúdica, aunque también representan una labor que les proporciona ingresos.
Son independientes y muy trabajadoras, como madres son quienes cuidan y se encargan de sus hijos, pero en plano de esposas son categorizadas como muy sumisas. Pese a esto último, las estudiantes mujeres conversaron con ellas y descubrieron que tienen sus propios ideales y pensamientos, tal vez represados por las costumbres.
Los niños de Vencedores se muestran muy despiertos y autosuficientes; luego de su desayuno con wayusa, se dirigen a la escuela sin necesidad de que la mamá los lleve o acompañe, esto pese a la larga distancia que deben recorrer.
Poseen los mismos gustos musicales como en la ciudad, escuchan el pop y reguetón; las niñas tienen Facebook y ven telenovelas. (F)
Interculturalidad
El compromiso con la educación
Según Claudia Patricia Uribe, directora del área de Investigación de la Universidad Casa Grande, “uno de los principios que marca la Constitución del Ecuador se lo aplica a la interculturalidad, nosotros como institución estamos muy comprometidos precisamente en que los estudiantes exploren miradas distintas sobre la sociedad del país en que viven, que comprendan desde otras ópticas y teorías. Tienen culturas, tradiciones y experiencias vitales que les confieren una identidad particular que amerita ser comprendida”, dijo la docente.
La directora invita a las demás universidades y centros de instrucción superior a abrir espacios para este tipo de diálogos, a formar a los estudiantes y darles la oportunidad de estos acercamientos. “La herencia, la genética o una historia ancestral es mucho más valiosa de lo que nos creemos los occidentales”, culminó la directora.