Un estudio regional muestra la debilidad educativa en Ecuador
Según un estudio de Ayuda en Acción, un 11 % (15,6 millones) del total de jóvenes latinoamericanos están trabajando sin las titulaciones o acreditaciones educativas básicas.Expreso

Un estudio regional muestra la debilidad educativa en Ecuador

Más de la mitad de jóvenes de hasta 29 años están en desventaja educativa. En el área rural casi el 50 % de chicos priorizan el trabajo

En el año 2016, el Gobierno japonés mantuvo abierta una estación de tren por una sola pasajera. La joven era estudiante de secundaria e iba al colegio, del campo a la ciudad, a través de ese medio de transporte. El tren se adaptó a los horarios de la adolescente y cerró la estación el día que ella se graduó.

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“Esta historia que dio la vuelta al mundo es un ejemplo de cómo ciertos Estados priorizan realmente la educación, así sea de un solo ciudadano. La educación debe ser prioridad de la política pública de todos los gobiernos”, menciona a EXPRESO el psicólogo Patricio Cajas, experto en educación, quien expone este ejemplo como un modelo ideal a seguir.

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Esto, luego de que el último estudio regional de la oenegé internacional Ayuda en Acción arrojó resultados preocupantes sobre el limitado acceso de los jóvenes ecuatorianos de 15 a 29 años de edad a trabajos dignos, por causas que podemos encontrar en el sistema educativo actual.

Según la primera edición del Índice de Transiciones en Desventaja (ITeD) de dicho estudio, que analizó los mercados laborales de jóvenes en América Latina y España para contrastar las desigualdades educativas, laborales y de género, el 42 % de la mitad de la juventud latinoamericana sufre desventajas que le impiden acceder al mundo laboral.

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En Ecuador, el estudio halló tres problemas principales, detalla a este medio Carlos Hernández, representante de Ayuda en Acción en el país. Primero que en las zonas rurales de Ecuador, donde la mayoría vive de la agricultura y la ganadería, el 47,2 % de los jóvenes no terminan la secundaria. Esto porque deben ayudar a sostener el hogar, porque viven en pobreza.

El segundo problema es que la inserción al mundo laboral no es lineal, es decir no se mantiene la idea de terminar los estudios, hallar trabajo y conseguir la independencia. Los jóvenes, aun siendo profesionales, vuelven a casa de sus padres porque se quedan sin trabajo y luego consiguen empleo y vuelven a ser independientes. Y así constantemente.

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El tercer hallazgo es que la proporción de mujeres de 15 a 29 años de edad que acceden a un empleo digno es de menos de 1 de cada 4. Mientras que en el caso de los hombres, 2 de cada 5 lo logran. “Eso refleja una desigualdad de género para acceder a un puesto de trabajo”, analiza el investigador de Ayuda en Acción.

“Lo que pretende plasmar este estudio es conocer dónde están los fallos, dónde meter mejoras educativas, dónde meter el presupuesto del Estado, dónde hay que trabajar”, menciona Hernández, quien a la vez lanza algunas propuestas que podrían mitigar el problema: emitir becas de estudios y más políticas de promoción al empleo, que el Estado establezca incentivos fiscales para la contratación de jóvenes por parte de las empresas. “Por ejemplo, pagar los tres primeros meses de la seguridad social de los trabajadores”.

Como solución, el psicólogo Patricio Cajas, experto en educación, también consultado por EXPRESO, dice que primero no se debe plantear otra alternativa que no sea el estudio de calidad y gratuito para los jóvenes. En ese mismo sentido, advierte que el sistema educativo en Ecuador tiene que ser atractivo, de manera que los chicos no quieran abandonarlo.

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Para mitigar esos problemas que, según el estudio, impulsan la precariedad laboral de los jóvenes, el experto recalca que la educación debe conectarse con el mundo laboral, lo que les permitirá a los chicos educarse y trabajar a la vez.

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“A mejor formación, mejores posibilidades de respuesta, mejores ingresos para las personas. Se disminuyen los egresos para el Estados porque, por ejemplo, mujeres con mayor nivel educativo responden mejor a los problemas cotidianos en cuanto a la salud, entonces no van a requerir el sistema de salud y eso significa un ahorro para el Estado”, reflexiona.

El doctor Roberto Briones, también experto en educación y conocedor de la estructura del sistema educativo, coincide en que debe haber más conexión entre la preparación educativa y el ámbito laboral.

Además, cree que hace falta capacitar a los docentes de los colegios y escuelas para que impulsen a los alumnos a culminar sus estudios; crear desde los colegios fábricas de emprendimientos y darles elementos a los chicos para que emprendan desde temprano; aparte de trabajar más en erradicar la desnutrición infantil y en una reforma educativa integral.

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“Hay una miopía en quienes dirigen los procesos educativos. Los chicos de ahora ya no deberían esperar terminar la carrera universitaria para trabajar”, sugiere.

Según el estudio de Ayuda en Acción, un 11 % (15,6 millones) del total de jóvenes latinoamericanos están trabajando sin las titulaciones o acreditaciones educativas básicas, es decir que se estabilizaron laboralmente, pero no completaron la educación secundaria. Y casi 20 millones, un 14 %, no terminaron la formación secundaria y tampoco completaron la transición laboral.

MUJERES JÓVENES, EN DESVENTAJA

Según el estudio de la oenegé Ayuda en Acción, en América Latina persiste el patrón de división de género del trabajo, lo que se refleja en las transiciones desde edades tempranas y genera diferencias notorias entre las personas que consiguieron acabar la transición a un empleo, especialmente varones, y aquellas que nunca tuvieron la oportunidad, en su mayoría mujeres.

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Entre las causas, el estudio señala que son las mujeres jóvenes, particularmente aquellas de bajos ingresos y que viven en las zonas rurales, las que no han iniciado su transición al mundo laboral con un empleo digno y quienes enfrentan una mayor exclusión, debido a la distribución desigual del trabajo doméstico y de cuidados.

“Esto se da porque son ellas las que generalmente se encargan del cuidado del hogar, porque tradicionalmente así ha sido. Esto nos interpela como sociedad a seguir denunciando las desigualdades de género estructurales”, destaca Carlos Hernández, representante de Ayuda en Acción en Ecuador.

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