Evo Morales
Al escribir estas líneas, los resultados de las cifras oficiales del Tribunal Electoral de Bolivia, computado el 99,72 % de las actas, en el referéndum del pasado domingo 22, respecto a la reelección presidencial de Evo Morales para un tercer mandato consecutivo, dan la victoria al “no”, que se impuso con el 51,31 % de los votos sobre el 48,69% del “sí”, confirmando los sondeos a pie de urna. Una pobre victoria que tiene que ver con la “campaña sucia” emprendida en su contra por los medios periodísticos y la poco encubierta intervención del Gobierno norteamericano, y desde luego, la unidad de las facciones de la derecha empresarial boliviana, desesperada por retomar el control del poder.
Aunque el binomio presidencial Evo Morales-Álvaro García Linera gobierna el país desde el 2006, habiéndoselo refundado como Estado Plurinacional en 2009, ese período anterior no cuenta y su actual mandato termina en enero de 2020.
Evo Morales, líder de centroizquierda, el primer indígena que ha llegado a la Presidencia en la historia de Bolivia, exdirigente sindical cocalero, cuenta con un sólido respaldo a su gestión administrativa. Además de la estabilidad del régimen, ese resultado obedecería a la aplicación del “Modelo Económico Social Comunitario y Productivo” que está vigente desde el 2006. Morales impulsó el crecimiento económico del país tras nacionalizar los hidrocarburos en mayo de 2006, hasta entonces en manos de una decena de compañías extranjeras, con lo que aumentaron ostensiblemente los ingresos del Fisco. En estos diez años redujo la pobreza extrema del 40 % de la población al 10 %, efectuó grandes inversiones en infraestructura y promovió la industrialización. La trayectoria de la transformación económica boliviana de la última década suele resumirse en frases como: “de un país sin esperanzas a un crecimiento sin precedentes”.
Probablemente Bolivia necesitaba unos años más de este líder único, Evo Morales. Aunque filosóficamente se diga que nadie es necesario sino los principios, en política los principios suelen naufragar sin los hombres adecuados.
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