Exministro de Defensa de Colombia: “Este hecho es para mover a los ministros al territorio”
La falta de respuesta se debe a una inteligencia fraccionada. Expertos señalan un efecto de normalización de los sucesos
Un coche bomba no es un evento nuevo en Ecuador, en 2018 se dio un atentado similar en la frontera con Colombia, que dejó 14 heridos y desencadenó una serie de hechos violentos que sumaron la muerte de tres militares por aparatos explosivos y en el secuestro de tres periodistas que posteriormente fueron asesinados.
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Leer másHasta el cierre de esta edición, no hubo una respuesta contundente de las autoridades frente a la magnitud del hecho. La Policía Nacional no dio detalles en el lugar del incendio, el Ejército no comunicó de acciones de inteligencia, el Ministerio del Interior tampoco reveló las acciones que se ejecutan tras el levantamiento de información y la Secretaría de Comunicación o Presidencia no se refirieron al asunto.
Camilo Ospina, exministro de Defensa de Colombia, cuestionó la pasividad de las autoridades y señaló que el comportamiento demostrado es el reflejo de que no existen las acciones de inteligencia que se presumía en meses anteriores.
“Pero es que esa situación es para que estén los ministros en territorio, con varias operaciones investigativas, detectado a los posibles sospechosos y más. Es sencillo, ojos que no ven corazón que no siente. No hay que descuidarse. Además, en primer lugar las acciones de inteligencia debieron evitar que ese atentado pase”.
Ospina agrega que tampoco se puede confiar en los equipos de inteligencia del país si son investigados por una red de estafa económica, “¿qué se puede esperar?, si eso es muy serio y complejo; significa que los niveles de corrupción son muy altos, porque ¿de dónde viene el dinero para ese financiamiento?”.
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Leer másEfrén Guerrero, experto en temas de seguridad, sostiene que en el país se ha evidenciado que el aparato de inteligencia está fraccionado y que no coinciden en sus informaciones, los equipos especializados de la Policía Nacional, del Ejército y del Centro de Inteligencia. “Quién vigila a los vigilantes, quién les proporciona la información y qué información tienen. Un ejemplo es que hasta el día de hoy se sabe quién asesinó a Don Naza”.
Guerrero enfatiza que como consecuencia en Ecuador se ha generado en los últimos años una especie de “fenómeno de normalización de la violencia” acción que la considera “más peligrosa” debido a que los grupos delictivos no tienen reparos en recrudecer hechos sangrientos y que el Gobierno y el Estado no se debe esperar ni un minuto más con el fin de que no existan víctimas.
“Resulta que vivimos de respuestas de corto plazo que son reactivas y no preventivas... Hay una deriva decisional, y es prevista principalmente por la falta de información estratégica, no puedes tomar decisiones porque no sabes quiénes son los que operan y cómo lo hacen”, sostuvo.
De su lado Francisco Carrión, analista en temas de seguridad, concuerda en que las autoridades no comprenden de la metodología de las organizaciones delictivas y mantienen el discurso de que se trata de una disputa de territorio.
“La impresión que me da con esta cronología de hechos es que es un guerra contra el Estado y tiene que ver con problemas de soberanías porque los territorios son controlados por organizaciones con regalos o beneficios y esto va escalando de una forma impresionante porque ya no hay información y nadie es capaz de denunciarlos, eso les genera protección a dichos grupos”.
Carrión indica también que otro problema de la falta de atención a los casos de inseguridad es porque no existe una política explícita de cómo atacar y erradicar la violencia.
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Leer más“No se trata solo de inteligencia, o de incrementar policías, es de plantear acciones con objetivos, que sean movimientos orgánicos, definir cada una de las tareas y los problemas a resolver con información nacional e internacional para tener políticas específicas. Es por eso que no están antes de que se den las cosas sino después”.
Guerrero considera que la falta de tino de las autoridades responde a que no existe lineamientos legales claros para el uso de las acciones de inteligencia, sostuvo.
“Nunca se ha tenido una dirección clara de la inteligencia del país. No tenemos una ley, nadie sabe quién manda, no hay un control ni qué se hace con la información que les llega a los grupos de inteligencia en el país”.
Ospina, Guerrero y Carrión coinciden en que se debe trabajar al menos en reacciones contundentes que permitan emitir los mensajes de que se está “tomando cartas en el asunto”.