Fallece Eudoxia Estrella, fundadora del Museo Municipal de Arte Moderno de Cuenca
La pintora con la técnica de la acuarela fue también fue impulsora y promotora de la I Bienal de la capital azuaya
La acuarelista y gestora de la Bienal de Cuenca, ha fallecido. Eudoxia Estrella de Larrazábal, se aleja de este mundo físico a lo 96 años de edad.
Cuando tenía 26 años fue muy criticada por la sociedad, por haberse convertido en la primera mujer en Ecuador, en usar como vestimenta un pantalón, similar al de los varones, según uno de sus testimonios. Durante su vida artística, ocupó los primeros sitiales tanto en Ecuador como en Latinoamérica, como una de las máximas exponentes de obras en acuarela y óleo.
En 1959 expuso su primera muestra individual de óleos y acuarelas, en el Ministerio de Educación, la Casa de la Cultura Ecuatoriana y el Museo Nacional donde una de sus obras, 'La Madre' (1957), resultó premiada.
Hija de Alfonso Estrella, intelectual y músico, y de Eudoxia Ordóñez, dedicada también al arte de la pintura, la 'matrona' heredó la intelectualidad familiar. Se mantuvo por más de seis décadas en la plástica, mientras que en la década de los ochenta fue directora fundadora del Museo de Arte Moderno de Cuenca.
Desde pequeña demostró su amor por este arte, garabateando las paredes de su casa, llenándolas de formas que salían de tizas, carbones y caramelos de colores; se inició en el camino de la pintura a temprana edad y mantiene su actividad hasta la actualidad.
Fue gestora de la primera Bienal de Pintura de Cuenca, llamada entonces Bienal de Pintura, en 1987.
Su carácter fuerte, su temperamento auténtico, su personalidad fue marcada porque refuerza sus características personales, que se pueden sintetizar como una forma simple de ver las cosas y por tanto de solucionarlas. Una simpatía hacia los que tienen menos defensas y su sencillez, ingenuidad y ternura. Fue esposa de Guillermo Larrazábal (fallecido), vitralista español y autor de los vitrales de la Catedral de la Inmaculada Concepción de Cuenca.
La muerte de Eudoxia Estella, deja un gran vacío en el arte de Cuenca, el país y Latinoamérica.
