Fármacos en Ecuador: Una guerra de precios sin control
Se importa el 85 % de los medicamentos que se venden en el país. El precio liberado de los fármacos lo definen las cadenas.
El mismo medicamento, en la misma cuadra del centro de la ciudad, a tres precios distintos . En Pharmacys, cadena del grupo Difare, las diez cápsulas de Immuvit, un fármaco recomendado para personas en posoperatorio y con dietas restrictivas, cuesta $ 14,82. En Fybeca, establecimiento del grupo GPE, está en $ 15,53. En El Botiquero, farmacia independiente, el valor es de $ 19,50.
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Leer másEl paquete de tres frascos de Colageína, colágeno licuado con vitamina C, pasa de $ 37,20 a $ 27 y a $ 38. Así una y otra vez con los más de seis mil fármacos de precio liberado que se comercializan en el país.
¿Por qué fluctúan los precios? La respuesta está en el volumen. “Mientras más farmacias se tenga, la compra de los medicamentos es más barata”, lamenta José Toledo, propietario de El Botiquero. “Yo tengo un único local, lo que me obliga a buscar sitios más baratos donde adquirir los productos, o vender a un margen más alto para poder recuperar. Hay productos que no vendo, porque no puedo competir con las cadenas”, explica.
Él, al igual que los propietarios de otros 208 establecimientos independientes, se ha tenido que adaptar al veloz crecimiento de las grandes cadenas, que suman el 53 % de las farmacias a nivel nacional.
Estas, a su vez, cuentan con distintas marcas de locales, cada una centrada en un grupo de mercado, y con precios de medicamentos que también varían entre sí. Christian Coll Baquerizo, gerente de División Farmacias de Difare, explica que para ello Cruz Azul, Pharmacys y Farmacias Comunitarias brindan programas diferenciados para fomentar la “cercanía al consumidor y el ahorro”.
“Farmacias Cruz Azul enfoca su posicionamiento en brindarles ahorro a todos los clientes que visitan nuestras farmacias. Tenemos 1.200 puntos en cuatro regiones, y más de 2.500 productos con promociones permanentes cada mes. En Pharmacys tenemos el Plan de Dosis Programada, Plan de Beneficios Maternos y Descuentos Especiales, así como canje de millas”. En Farmacias Comunitarias, afirma Carlos Tapia, vocero de esta marca, se promueve un “plan de ayuda para los pacientes con medicamentos idóneos para el tratamiento y prevención en enfermedades crónicas y recurrentes”.
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Leer másLos fármacos de venta libre no cuentan con un techo de precios, ni son controlados por ninguna entidad. Así lo indicó a EXPRESO la Secretaría Técnica de Fijación y Revisión de Precios de Medicamentos. “Estos son catalogados como no estratégicos y sus precios son libremente determinados por los registros sanitarios, que de forma semestral deberán notificar obligatoriamente al Consejo Nacional de Salud”.
Pero pese a las promociones y a los descuentos, más de un 42 % de los consumidores optan por acudir a las distribuidoras de fármacos, donde los precios se reducen entre $ 2 y $ 8 por producto. Así lo señala una investigación de mercado realizada por la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) en 2017.
Esto, indica el catedrático capitalino Esteban Proaño, se debe a que en el país se prefieren las importaciones de medicamentos de marca, frente a los genéricos producidos localmente. “El problema con el alto precio de los medicamentos en Ecuador no está en la competencia entre farmacias, está en las normas legales. No hay incentivos para los laboratorios nacionales, que son perfectamente capaces de producir muchos medicamentos de marca que se importan. Pero sale más caro que traerlo desde afuera, y de paso más rentable. A un medicamento importado, con liberación de precios, yo le puedo sacar un 40 % de su valor original. Es más rentable que comprar un genérico local”.
Con él concuerda Miguel Palacios, director de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos. “Cuando entró en vigencia la Ley Orgánica de Control de Mercado, los medicamentos se dividieron en dos segmentos. Los estratégicos tienen un precio techo, que se fijó con base en un estudio. El problema es que se estableció una media y a nosotros, que cobrábamos por debajo de esa media, no se nos permitió subir el costo. Fue un castigo para la industria nacional y, de paso, se demostró que muchos productos importados tenían precios elevadísimos, porque pudieron bajar a esa media establecida y aun así sobrevivir en el mercado”.
En promedio, el 85 % de los medicamentos que se venden en el país son importados.
En las marcas del grupo Difare, explica Coll Baquerizo, el 87 % de sus productos son importados, y solo el 13 % proviene de los laboratorios nacionales. Tapia, de Farmacias Comunitarias, agrega que “los genéricos y medicamentos de referencia satisfacen las necesidades de los consumidores, pero en preferencia de consumo los medicamentos de referencia sobresalen en ventas”. Asegura que solo el 12 % de las ventas responden a genéricos.
Una ley con pocas inspecciones
Según la lista del Consejo Nacional del Fijación y Regulación de Precios de Medicamentos de Uso y Consumo Humano, 2.054 fármacos tienen un techo de precio y otros 31 tienen precio fijo.
¿Cómo se controla que estos precios se cumplan tal como lo determina la ley? El mecanismo no está claro. La Secretaría Técnica de Fijación y Revisión de Precios de Medicamentos indicó a este Diario que la Agencia Nacional de Regulación y Control Sanitario (Arcsa) se encargaba de hacer esa inspección. “Arcsa, a través de sus coordinadores zonales, realiza el control de campo de manera periódica y emite los respectivos informes técnicos cuando se identifique un posible incumplimiento”.
No obstante, al consultar a Arcsa sobre los controles, la institución señaló que estos no eran de su competencia. “Las actividades que realizan los técnicos durante la inspección a farmacias consisten en verificar que cuenten con un técnico responsable, que se venda con receta los antibióticos y fármacos sujetos a fiscalización, las condiciones sanitarias, la revisión del etiquetado de productos, las condiciones de almacenamiento y servicios que ofrecen”.
ENTREVISTA
Miguel Palacios: “La industria nacional es capaz de sustituir las importaciones”
El problema con el costo de los medicamentos no es el mercado, dice Miguel Palacios, sino la falta de incentivos que existen para mejorar la competitividad de los laboratorios nacionales.
El 85 % de los medicamentos se importan. ¿Por qué no se prefieren los productos de los laboratorios nacionales?
En los negocios en general, no solo en las farmacias, siempre habrá una mayor rentabilidad en cuanto el producto sea más caro. Esto hace que los productos nacionales, que son más baratos pero de mejor calidad que muchos de los productos que se importan, no sean tan rentables o tan atractivos para las farmacias.
¿Cómo se compara la adquisición de medicamentos entre lo local y lo que se importa?
Hasta el 2018 importamos $ 1.300 millones en medicamentos, y solo $ 250 millones aproximadamente fueron productos nacionales. Adicionalmente, para importar medicamentos hay tarifa cero, pero hay aranceles sobre las materias primas para fabricarlos, lo que hace que sea mucho más rentable importar.
¿La industria nacional está en capacidad de abarcar la demanda del mercado?
La industria nacional es perfectamente capaz de sustituir importaciones y abarcar la demanda del mercado. No de todos los medicamentos, pero sí de vitaminas, antibióticos, analgésicos, antiinflamatorios y antigripales. Incentivar a la industria nacional ayudaría también al Estado a mejorar el déficit de la balanza comercial, logrando que esos $ 1.300 millones se queden en el país y se generen nuevas plazas de trabajo, y de seguridad social.
¿Cómo se lograría esto?
Reformando el decreto ejecutivo de fijación de precios, que ha mantenido los costos de la industria nacional congelados. Y generando una política industrial farmacéutica, que nos permitiría tener mayor competencia en el mercado.
Solo el 16,8 % de los medicamentos que se ofertan en el país provienen de los laboratorios nacionales. Estos son más económicos que los importados debido a la fijación de precios que rige desde el Estado.
* Miguel Palacios es abogado por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Actualmente es director ejecutivo de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos (ALFE), director jurídico de la Cámara de la Pequeña Industria del Guayas y prosecretario de esa institución.