Fausto Martínez: 'Cuando salí de terapia intensiva no podía levantar ni las manos'
El coronel de la Policía estuvo en estado crítico por casi un mes. A su salida del hospital estuvo María Paula Romo
Sobrevivió al coronavirus. El coronel de Policía Fausto Martínez se contagió con COVID-19. Pero también tuvo que luchar contra una bacteria hospitalaria y un hongo que se alojó en sus pulmones. Estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos y luego en Terapia Intensiva. El 1 de junio recibió el alta y ahora se recupera.
- ¿Cuándo supo que fue contagiado con coronavirus?
- Entre el 20 y 25 de abril, ya sentía dolores de cabeza y fiebre. Fue la tos y fiebre lo que me afectó. Me acerqué al centro de salud a hacerme el hisopado. Pero eso no me lo entregaron enseguida y mi situación empezó a agravarse. Eso me dio la pauta para acercarme al hospital de la Policía.
- ¿Cómo cree que se contagió?
- Pudieron ser varios escenarios, en los operativos por ejemplo; pero hay una característica: nunca me saqué la mascarilla, ni los protectores de ojos y siempre utilicé lentes. Pudo ser cuando me alimentaba porque pudieron estar cerca personas asintomáticas. Estuve en el hospital de Pedro Carbo en el levantamiento de los cadáveres. De acuerdo con los doctores, la carga viral fue muy fuerte, no fui contagiado por una sola persona. No existe un lugar específico.
- ¿Qué le hicieron en el hospital?
- Con el resultado de COVID positivo empezaron a aplicarme, me imagino, el tratamiento para combatir el nuevo virus, pero no surtía efecto. La saturación de oxígeno empezó a bajar, las temperaturas no bajaban. En mayo la situación fue crítica y me trasladaron a la Unidad de Cuidados Intensivos para tratar de ponerme la máscara de oxígeno. Pero la situación se agravó más y entré a Terapia Intensiva para la primera entubación de las tres que tuve. Aparentemente estaba bien, pero seguía decayendo. Se dieron cuenta de que había adquirido una bacteria hospitalaria por la carga de gérmenes que tienen los hospitales. La segunda bacteria se acompañó con unos hongos que encontraron en los pulmones. Estaba luchando contra tres cuerpos. Entramos a la segunda entubación en esos 21 días muy críticos. Las cosas no fueron bien y entré a la tercera entubación. La última fue la fase más complicada porque aparte desarrollé una alergia a un medicamento y estaba más crítico. Llegamos al punto pico de la enfermedad. Y contra todo pronóstico salí el 16 o 17 de mayo, después de más de 15 días en Terapia Intensiva.
- ¿Empezó a respirar solo?
- Sí, pero igual me quedé en la Unidad de Cuidados Intensivos, en Infectología. Pasé ahí hasta el día 23 mayo, cuando mis signos vitales se estabilizaron. Ese día salí donde están más policías recuperándose. Para mí fue muy duro. De 72 kilos que tenía, cuando salí de Cuidados Intensivos no llegaba ni a los 56 kilos, en los 21 días.
- ¿En las entubaciones estaba consciente o sedado?
- En algunas prácticamente estaba en el limbo. En ciertos momentos tenía la potestad de saber lo que pasaba y en otros no. En otros escuchaba mi nombre, sobre todo en la última entubación, cuando estaba en la fase crítica, en la que me decían “Fausto tranquilo” y mi corazón empezó a tener una taquicardia muy intensa.
- Muchos compañeros no lo lograron. ¿Cómo tomó eso?
- Como una nueva oportunidad de vida, como persona, como profesional, para enmendar errores que todos cometemos. Para mí fue duro porque no veía a mi familia ya cuatro meses. Cuando salí de terapia intensiva no podía levantar ni las manos, hasta que después de unos dos días logré levantar las manos, los brazos.
- ¿Se imaginó estar en una situación como esta?
- Nunca me pasó por la mente. Yo salía a trotar o en mi bicicleta. Pensé: “Si me infecto, como tengo las defensas altas, tal vez me dará algo de gripe y de temperatura y me ha de pasar en 14 días”. Lamentablemente ese pensamiento lo tienen todas las personas y es erróneo y lamentable. Uno está equivocado cuando piensa así, la gente en el momento en que se contagia de COVID debe saber que puede fallecer o se puede agravar.