La fe tambien juega carnaval
El Niño Dios Carnavalero. Una tradición informal entre católicos. Algunas parroquias le abren espacio en la misa dominical, otras no.
La pequeña imagen que lleva en sus manos Lidia Palma estrena vestimenta nueva. Va cuidadosamente colocada sobre un almohadón pequeño, mientras a sus costados, el alboroto de una banda de pueblo entona ritmos alegres. Cerca, grupos folclóricos y gente entusiasta van saltando de un lado a otro. Una procesión que es organizada con un mes de anticipación.
Los promotores son los Palma Basurto, una familia de las calles 16 y Alianza, en el sector de Barrio Lindo.
Solo sus miembros son cerca de 50, pero el conjunto que la mañana de ayer acompañó a esta imagen religiosa hasta la iglesia Virgen de Fátima, en la esquina de la avenida Portete y la 19, fueron más de 200.
¿De qué se trata esta peregrinación? “De festejar al Niño Dios Carnavalero”, dice María Basurto Zambrano, quien anda por los 86 años. “Lo iniciamos hace 51 años. Desde que uno de mis hijos encontró la imagen de un Niño Dios en una ciudad del Oriente. Ahora encuentra aquí a las familias de mis diez hijos, a las familias de mis nietos también”.
Desde entonces no han parado. Todos los domingos de carnaval salen en procesión. Para ello, han solicitado acompañamiento de patrulleros de la ATM para ir abriéndose paso por calles principales del suburbio Oeste. Han preparado 150 libras de cerdo y medio quintal de mote, lo cual convidarán entre sus vecinos al terminar la peregrinación.
“También habrá agua y espuma. Pero todo sanito, entre vecinos, la familia y los amigos que se unan”, dice Francisco Palma Basurto, quien actuó ayer como anfitrión.
No fue el único lugar de la ciudad donde se armaron procesiones al Niño Dios Carnavalero, en el sector de Los Esteros lo promueven los Carpio Velasteguí. También desde el sector de Sucre y la 12.
En la esquina de las calles Lizardo García y Francisco Segura, quienes se encargan de romper la rutina del domingo de Carnaval son los Camino Atocha. Desde las 10:00 cerraron la calle y sacaron parlante mientras el grupo folclórico Inti Llacta, integrado por vecinos de las calles 47 y Sedalana, danzaban ritmos andinos.
“Tenemos muchos años con esta tradición”, dice Fausto, un chofer de la Dirección de Obras Públicas del Municipio de Guayaquil. “Esto lo inició mi padre, Vicente Camino Larrea, quien murió hace 14 años. Lo habíamos dejado de hacer, pero hace tres años lo retomamos”.
Los Camino Atocha agrupan a seis cabezas de familia, distribuidos en tres viviendas. Juntos son cerca de 40 personas.
La mañana de ayer habían colocado sobre la vereda una gran piscina llena de agua, mientras que al fondo, las mujeres habían preparado pollo y ensalada de fideo.
Todo para convidarlo entre quienes los acompañaron en la procesión hasta el santuario Cristo del Consuelo, hasta donde llevaron a las siete imágenes del Niño Dios Carnavalero.
Luego del acto religioso, los Camino Atocha cerraron la jornada con baile y también con espuma de carnaval.
Virgen de El Cisne
Una banda que copa la ciudad
Brenda Samaniego estaba al frente de una parte de sus músicos en la calle 12 y 10 de Agosto, mientras otros estaban distribuidos en cuatro sectores más de la ciudad.
Ella heredó la orquesta Virgen de El Cisne. La fundó su abuelo hace tres generaciones. Esta banda tiene el atributo de desdoblarse durante las fiestas patronales. Desde las diferentes parroquias católicas los llaman para contratarlos.
“Somos unos 25 músicos, por lo que debemos repartirnos”, dice la directora de la banda.
Se los reconoce como la banda de pueblo del suburbio, donde tienen su sede.