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Ilustración sobre el ministro Arturo Félix
Ilustración para graficar este artículo relacionado sobre el ministro de Gobierno, Arturo David Félix Wong.Miguel Rodríguez

¿El ministro Félix Wong reedita el discurso correísta sobre el dogma de la verdad?

Expertos analizan los exabruptos del ministro Félix Wong que podrían pasarle factura al Gobierno 

Lo que podría haberse zanjado con el ofrecimiento de disculpas creció como una bola de nieve, como una imagen poco respetuosa de una persona investida por un alto cargo público. Es una de las conclusiones a la que han llegado analistas políticos. 

Diario EXPRESO revisó con los especialistas el comportamiento del ministro de Gobierno, Arturo David Félix Wong, quien el viernes pasado llamó a una estación de radio para reclamar, con gritos, al entrevistado de turno, un experto en temas eléctricos. 

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El periodista y el experto dialogaban al aire sobre las futuras barcazas termoeléctricas que el Gobierno prevé que lleguen al país en un corto tiempo para aportar en la generación de energía. De pronto sonó el teléfono del programa. La dinámica de ese espacio permite que se atiendan llamadas de los radioescuchas en vivo, pero en ese caso en particular, quien llamaba era el ministro Félix Wong. De hecho, se presentó con ese cargo.

"¡Hasta cuánto siguen con esa mentira! ¡Hasta cuándo!", gritó Félix Wong tras tomar el control del espacio. El entrevistado y el entrevistador escuchaban atónitos. Personajes de la política y ciudadanos en redes sociales criticaron al ministro por su actitud. Pasaron cinco días para que el secretario de Estado hablara abiertamente sobre el hecho. 

Prepararon un enlace radial de 80 emisoras para aclarar el hecho

Anecdóticamente, lo hizo en un estudio de radio, en el de Radio América. En ese espacio se preparó una suerte de aclaración en conjunto, ya que lo acompañaban la secretaria de Comunicación, Irene Vélez; y el ministro de Energía, Antonio Gonçalves. También estaban sus entrevistadores; uno de ellos, el periodista que estuvo el impasse del viernes.

Sin embargo, Félix Wong volvió a mostrar su discurso y su actitud. Parecía una conferencia de prensa, más que entrevista, porque se la percibió como un monólogo oficial que contó con las convenientes preguntas y comentarios de los entrevistados de turno. El Ministro de Gobierno sacó más chispas:

  1. Como ciudadano, no sabía que cuando ya eres ministro ya dejas de tener opinión y ya no eres ciudadano. Y como ciudadano llamé, porque escuché -por un prolongado tiempo- mentira tras mentira y eso fue lo único que hice, llamar a aclarar las cosas. Y quiero ser claro, una cosa es hablar claro, hablar fuerte; otra cosa es estar bravo y gritar. La gente que grita es cuando ya no tiene argumento. Y yo creo que tengo todavía bastantes argumentos para seguir llevando este tema a la altura. Nunca fue en contra de ninguna radio.
  2. Para mí lo más importante es la libertad de expresión. El día que eso se acaba en este país estamos fregados. Yo no voy a hacer parte, ni nunca estaré en contra de que se diga lo que se tenga que decir, siempre y cuando sea la verdad.
  3. Yo quizás he vendido una mala imagen, yo soy el más buena gente que van a encontrar en todos sus contactos del celular. Quizás soy el más humilde.
  4. ¡Él! ¿Analista en qué? (preguntó al entrevistador sobre la experticia del entrevistado del viernes pasado. Y este responde que esa persona es experta en energía). Porque conecta el IPhone eso no lo hace ser experto en energía. Perdóneme.

Las observaciones de analistas políticos sobre el comportamiento del ministro Félix Wong

Los analistas políticos consultados también enlistan sus observaciones. Gabriel Hidalgo es uno ellos. De entrada, él señala que Félix Wong es uno de los funcionarios de más alto rango del Gobierno y, que por ende, este debe guardar las formas de sus intervenciones y que no cabe la suerte de desdoblamiento que arguyó como justificación cuando dijo en la entrevista más reciente que llamó como ciudadano.

"Me presento como ministro y procedo como ciudadano. La gente no le cree a los políticos que mienten, a los que impostan. Es mejor que el ministro se disculpe. Que había dormido poco, que salió sin desayunar. Eso la gente entiende, pero amenazar en vivo, en una radio, eso no entiende la gente", dice Hidalgo.

´Él agrega que cualquier tipo de exabrupto de alguna autoridad, como lo del ministro Félix Wong, "pone en evidencia la debilidad institucional (del Gobierno)", ya que deja expuesta la falta de procedimientos.

"Si el ministro iba escuchando la radio, lo que convenía era que pidiera un informe a sus asesores, y estos pedir apoyo al equipo complementario. El ministro no puede levantar el teléfono y llamar a amenazar, no puede hacer eso. Y si lo hace, demuestra que hay una enorme debilidad institucional. Un ministro de Gobierno no puede permitirse mostrar debilidad. Porque si muestra debilidad está mostrando debilidad no solo de la cartera de Gobierno, la que administra la gestión de la política, sino que demuestra que no hay capacidades técnicas ni profesionales para el procesamiento de los conflictos políticos".

En otras palabras, ese tipo de episodios deja una mala imagen y reducen la credibilidad del Gobierno. Ese bien intangible que  se traduce en aceptación del pueblo ha entrado en duda también con la comunicación ambigua o poco clara que se ha evidenciado en los discursos oficiales de varios funcionarios, señala el especialista.  Con él concuerda la analista política Anabel Guerrero.

"Tratándose de este régimen, no solo es el ministro de Gobierno el que ha tenido exabruptos. Hay muchos otros funcionarios públicos que tienen un manejo inadecuado del discurso de la comunicación y su visión de lo que es la democracia en el país, comenzando por el propio Presidente de la República, que ha tenido también actitudes peyorativas con muchos medios de comuncación y autoritarias con la ciudadanía en general", apunta la experta.

¿La reedición de un dogma correísta?

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Los dos analistas también destacan que un funcionario público con rango de ministro debe de ser un estadista. Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, un estadista es una persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado. La experiencia en la función pública está descartada, salvo el tiempo que lleva de ministro y cuando ocupó el cargo de Secretario de la Administración Pública.

Los exabruptos, en cambio, pueden percibirse como ideas generalizadas dentro del Gobierno que otros regímenes ya practicaban. Anabel Guerrero cree que se está reeditando el dogma del correísmo sobre la apropiación de la verdad absoluta (llegó a establecer una política de persecución contra periodistas y críticos, según gremios de la comunicación), no necesariamente de forma consciente, pero que sí podría afectar a la pluralidad, a la democracia misma.

"Hay un discurso autoritario del ministro y refleja la búsqueda de deslegitimar a los medios de comunicación que son críticos, y de alinear a los medios de comunicación en cuanto a quién pueden entrevistar. Pese a que el contexto en que se han desarrollado los dos gobiernos son distintos. Hay algunos factores que se asemejan, como evitar la autocrítica de las acciones del Gobierno o inacciones. Ahí tienen similitud. No son autocríticos de la situación. Y sí hay de cierta medida una reedición del discurso correísta por parte de varios funcionarios del régimen de Daniel Noboa", explica Guerrero.

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