El fenómeno de El Niño podría llegar al país durante el mes de junio
La pesca podría verse afectada por este desastre natural. Además, es posible que se incrementen los casos de ciertas enfermedades
No hay que poner las barbas en remojo, sino las canoas. Para el segundo semestre de 2023, con una probabilidad del 60 %, podría ocurrir el fenómeno de El Niño, según información del Inocar (Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada).
Con esa advertencia y la tragedia reciente del desbordamiento del río Vinces, en la provincia de Los Ríos, cabe preguntar: ¿Ecuador está preparado?
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Leer másPara el ingeniero ambiental y máster en Gestión de Riesgo, Daniel Arteaga, “la respuesta primaria es que no estamos preparados”. Sin embargo, aclara que también hay que analizar muchos aspectos. Por ejemplo, que en ciudades como Guayaquil, el drenaje no es suficiente. Un factor que se agrava con la sedimentación de ríos cercanos y los aguajes.
Otra problemática que describe es el poco número de represas de contención. También añade los puntos débiles como que se haya permitido construir en sectores en donde la capacidad de servicios no se abastece, habiendo carencias de agua y de sistemas de saneamiento.
Según el Inocar, de darse el fenómeno, la característica que resaltaría es el excesivo calentamiento del mar. Esto contribuirá al aumento de la temperatura del aire, la disminución de nutrientes y, en consecuencia, la reducción de la productividad pesquera.
Sobre este último punto, Arteaga explica que podría haber una migración de animales marinos. “Muchas especies de las que viven nuestros compatriotas no van a existir, entonces la pesca se va a ver afectada, o los pescadores tendrán que irse más lejos para tratar de conseguirla”, acota.
María del Pilar Cornejo, directora del Centro Internacional del Pacífico para la Reducción del Riesgo de Desastres, de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), explica que el fenómeno de El Niño podría tener características similares a eventos anteriores extremos, como los de 1982-1983 y 1997-1998.
“Esto implica tener temperaturas más cálidas durante el verano, una estación invernal 2024 adelantada y más fuerte de lo normal, con precipitaciones que pueden causar inundaciones”, refiere.
La experta señala que las afectaciones son múltiples y se pueden dar en distintos sectores. Por ejemplo, en salud, podría darse una proliferación de vectores con incidencia en dengue, incremento en casos de leptospirosis, conjuntivitis, enfermedades diarreicas, entre otras.
En el sector agrícola, si bien habría ventajas para los cultivos de ciclo corto durante el verano, hay la probabilidad de potenciales problemas de inundación hacia el fin del año e invierno.
- Zonas con más riesgo
Según Cornejo, para determinar cuáles son las zonas con mayor riesgo hay que tomar en cuenta el uso del suelo. Si hay cultivos muy cerca de los ríos, en sus llanuras de inundación estos van a tener problemas.
“Si tenemos sistemas de drenajes deficientes en las ciudades, igual vamos a tener inconvenientes. No podemos asegurar que un lugar u otro tenga mayor o menor riesgo, lo que sí podemos hacer es analizar el riesgo a nivel territorial y esta es una tarea para las nuevas autoridades de los gobiernos locales, tarea que puede tener apoyo en la Academia”, expresa.
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Leer másArteaga, en cambio, argumenta que es difícil definir exactamente las áreas que podrían tener más efectos, pues el fenómeno, por diferentes condiciones, afectaría unos territorios más que otros, pero eso no se puede intuir, “pues no es un volcán que esté en un lugar fijo y podemos saber a dónde viaja la ceniza con los vientos”.
Peso a eso, detalla que hay lugares con un mayor riesgo, como las cuencas bajas de la costa. Y en ese análisis, Salitre es una localidad vulnerable. También Babahoyo, Vinces y otras ciudades en la provincia de Los Ríos, con gran cantidad de afluentes. Igualmente, las zonas arroceras del Guayas o productivas de El Oro.
En un documento gubernamental denominado “Lineamientos para el Sistema Nacional Descentralizado de Gestión de Riesgos ante la época lluviosa 2022-2023”, se detalla un estudio del promedio de inundaciones en la Costa, Sierra y Amazonía, entre 2016 y 2022 (ver infografía a continuación).
En ese análisis se evidencia cuáles han sido los cantones por región más afectados con anegaciones en esos años. Lo que representa una alarma que debe tomarse en cuenta en la actualidad.
En el caso de Guayas, en un pronunciamiento reciente a este Diario, Carlos Vásquez, coordinador general de Infraestructura de la Prefectura, mencionó, como acción clave de prevención, la limpieza y desazolve de alrededor de mil kilómetros en canales y cuerpos de agua de la provincia. Añadió que a esa acción se unen otras, como los doce frentes de emergencia activados y la ayuda humanitaria a los afectados.
En Guayaquil, funcionarios indicaron que constantemente se realiza limpieza y mantenimiento del sistema de agua de lluvia. Además, en la semana entrante se mantendrán reuniones para revaluar el plan preinvernal, coordinar trabajos de prevención y definir una ruta a seguir a corto plazo.