La fiscal Lidia Sarabia habló de una "corrupción sistemática" en la justicia
Dijo que ha sido amenaza y no puede salir ni a la calle porque su vida está en riesgo
La fiscal Lidia Sarabia vivió de primera mano el de actuar de jueces, fiscales, peritos, abogados y empresarios que están al servicio de la delincuencia. En su testimonio anticipado en el caso Metástasis, la también testigo protegido contó la noche de este jueves 28 de marzo de 2024 que en toda su carrera judicial, la investigación que lideró contra el narcotraficante Leandro Norero Tigua ha sido la más manoseada.
Hubo "demasiados incidentes", señaló con indicación. Estos se tradujeron en acciones constitucionales como unos 14 habeas corpus en Guayas, Manabí y Santo Domingo para desviar su atención, audiencias que se postergaban sin explicaciones, jueces que se negaban a actuar en derecho, jueces que ordenaban libertades o devolvían bienes, fiscales como la provincial del Guayas, Yanina Villagómez, quien negaba su ayuda y "se convertía en un obstáculo", y testigos falsos.
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Todos estos incidentes fueron calificados por Sarabia como una "corrupción generalizada" que comenzó el día uno del caso Norero.
El 25 de mayo de 2022, por ejemplo, contó que el juez de Guayaquil Vicente Fidel Chávez le negó las órdenes de detención de Norero y su familia y solo autorizó 19 allanamientos a las propiedades.
Aun sin las boletas de detención, "me encomendé al de arriba", contó la fiscal y llegó a la casa de Norero con los policías, ubicada en la urbanización La Ribera del Batán, en Samborondón. Allí se encontró que Norero la esperaba en compañía de la exfiscal María Dolores Colona. En la vivienda había abundante evidencia como armas de fuego, más de seis millones de dólares en efectivo, 24 relojes por un valor de 2,5 millones de dólares, 42 lingotes de oro. "Nunca había visto tanto oro en mi vida", dijo.
Mientras se desarrollaban los allanamientos, otro juez aceptó girar las boletas de aprehensión con los mismos argumentos que rechazó el primero.
En su testimonio anticipado, el único momento en qué perdió la serenidad fue al recordar cómo su vida ha cambiado. "Yo no puedo ni salir a la esquina porque sé que mi integridad y mi vida están en riesgo", dijo y se negó detalles pues dijo sentirse indignada. "Las amenazas que he tenido son fuertes. Unas en jerga criminal, otras de manera indirecta", agregó.
Un episodio que recordó fue que en la audiencia de vinculación de la madre de Norero, Bety Tigua, el abogado Cristian Romero le decía que no debía haberlo hecho. "Yo lo tomé como una amenaza".
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