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Encuentros. El Flamenco es un lugar con capacidad mínima, pero es muy concurrido en ciertos momentos, como los encuentros de fútbol. Ocurrió en la reciente final Aucas-Barcelona.Nestor Mendoza / Expreso

Flamenco bar, un ícono que se resiste al tiempo

Lo abrieron en los 50 del siglo XX. Ahí se celebró cada triunfo en Playas

Había una vez una casita de caña en el centro de Playas. Sus dueños, Benito León Cruz y su esposa Lidia Criollo (ambos fallecidos), la convirtieron en el primer sitio de diversión para los turistas de esa época y residentes de la entonces parroquia General Villamil (Playas).

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Ocurrió en los años 50. La casita de caña donde antes hubo una gallera y un ring de boxeo fue transformada en una estructura de cemento, con una pista de baile, una cantina, ferretería y refresquería. En la pista de baile se celebraban quinceañeras, matrimonios, bautizos, cumpleaños y todo acto social. En la temporada de vacaciones que antes eran de tres meses, llegaban grandes orquestas y la gente bailaba hasta el amanecer.

En otro ambiente estaba el bar, en ese entonces conocidas como cantinas, donde se tomaba cerveza, whisky y refrescos y, junto a este espacio, estaba la ferretería donde se encontraba hasta pastillas para recomponer los malestares de salud.

Todos estos negocios en un solo lugar. “Fueron los primeros en Playas”, recuerda Napoleón Cruz Criollo, de 55 años, uno de los cinco hijos de Benito y Lidia, quien heredó el último vestigio de lo que fue el Flamenco Bar, hoy un espacio de 3 por 15 metros. El de antes era de 18 por 25 metros.

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Ícono. Desde afuera, su fachada resulta poco atractiva, pero la importancia radica en su historia.Nestor Mendoza / Expreso

Julio Jurado, de 70 años, recuerda que en esa época él llegaba como turista y era cliente de la cantina igual que muchos turistas guayaquileños.

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El Flamenco bar, ubicado en el centro, hoy avenida 15 de Agosto y avenida Paquisha, era el lugar preferido de los turistas y residentes. “Mis abuelos se refrescaban en el Flamenco y luego pasaban a bailar a la pista”, recuerda Víctor Homero Briones, otro Guayaquileño que junto a Jurado aún frecuentan al actual y pequeño Flamenco.

“En la época de la junta militar por los años 70, llegaron los del partido Arosemenistas y se dieron puñete con los militares que también tomaban en el bar, fue un gran escándalo; minutos después, llegaron los tristemente célebres, ‘Chico Panamá’ y ‘Chico silencio’, en un tour motorizado de 70 motos, entre la sorpresa de los clientes que se asustaron, pero los hampones dijeron que a Playas venían a buscar paz. Pidieron unas cervezas y se fueron”, recuerda en estos días Óscar Guzmán, de 75 años, cuya prima Johanna Guzmán, hoy de 48 años, celebró su matrimonio en el Flamenco.

Del Flamenco solo queda el bar, el único en el centro al que el Municipio entrega permiso de funcionamiento, por ser un lugar con historia, al que una vez lo quisieron cerrar, pero un alcalde lo impidió.

La pista de baile la suspendieron por iniciativa de sus dueños, por el ruido que producía en el centro de la ciudad. También desapareció en su momento la ferretería.

A partir de 1990 sus dueños decidieron dividir el Flamenco entre sus hijos. Unos abrieron locales comerciales. Mientras vivió doña Lidia, ocupó una casa que levantó en parte del terreno. Ahí donde pasó sus últimos días con sus dos hijas. Solo Napoleón decidió seguir con el Flamenco ya reducido, pero aún enorme por su tradición e historia.

Los Políticos

  • En tiempos de campaña, es el preferido de los candidatos a la alcaldía. Van a pedir el voto y brindan cervezas. También lo visitan turistas famosos, que no regalan nada por aplausos.

La tecnología

  • La antigua rocola fue reemplazada hace un par de décadas. Primero por los discos compactos (CD) y luego por los programas de YouTube, donde desde un teléfono se programa la música que el cliente pide.