Francia y Alemania

Es Francia, cuna de los derechos del hombre y del ciudadano, la que implementó el tríptico de libertad, igualdad y fraternidad en los cuatro puntos cardinales de la tierra y la que padeció el absolutismo que liquidó con la Revolución de 1789. Alemania, por su parte, es la versión moderna de la Leyenda de los Nibelungos y del Parsifal, con monarcas absolutos y gobernantes de hierro, como Otto von Bismark, hasta devenir en el nazismo, que sumió al mundo en la hecatombe de la II Guerra Mundial, en la que, en cuatro semanas, hundió en la derrota total a la noble Francia. Pero este no fue el primer enfrentamiento bélico entre los dos países. Ya antes Alemania había derrotado a Francia en la guerra franco-prusiana. Y en la I Guerra Mundial, tras la sangrienta batalla de Verdún, Francia había derrotado a los ejércitos del kaiser y obligado a Alemania a suscribir una ominosa rendición incondicional, firmada en Copiegne, en el interior de un vagón ferroviario. Por nueva ocasión, en la II Guerra Mundial, Alemania doblegó a Francia, ocupó París y buena parte de su territorio, dejando una franja, la Francia de Vichy, colaboracionista con los ejércitos de ocupación alemanes y gobernada por el mariscal Pétain, héroe de Verdún. Alemania obligó a los altos jefes de los ejércitos franceses a suscribir su rendición en el mismo vagón en que se suscribió la rendición alemana en 1918. Todos estos graves hechos debieron causar una actitud, en ambas partes de la larga y sangrienta contienda, en que primara una enemistad vengativa. Pero pasó el tiempo y los dos países decidieron convivir amistosamente. En Alemania gobernaban estadistas de la talla de Konrad Adenauer y Willy Brant, y en Francia, el general De Gaulle, quienes dieron muestras de auténtica grandeza, suscribiendo acuerdos de colaboración que han mantenido la paz entre ambos pueblos. Aquí, en la contienda electoral, hay quienes rechazan airadamente integrar frentes en los que se halle la centroderecha, recordando hechos del pasado o suponiendo que son indignos de marchar juntos para derrotar a una dictadura que se perpetúa. Con esta actitud demuestran falta total de grandeza y se evidencia que esos actores no son capaces de sofrenar sus odios y de mirar, sin bastardos intereses, las cosas de la patria.

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