Fuga de Duarte: de novela policial a complot

Un asado, un vehículo diplomático y el apoyo de un embajador argentino en Venezuela, serían los puntos claves de una fuga que friccionó la relación diplomática entre Argentina y Ecuador. La salida clandestina de la exministra del correísmo, María de los Ángeles Duarte, se desarrolló en un escenario de complicidad internacional. Según el portal Infobae, Holguín tuvo una conversación telefónica con el presidente argentino, Alberto Fernández, quien le informó que la fuga de Duarte habría sido planificada desde Caracas, Venezuela, bajo la responsabilidad de Oscar Laborde, embajador argentino ante el régimen de Nicolás Maduro.

Ante esto, EXPRESO solicitó información a la Cancillería de Ecuador sobre la sesión reservada que sostuvo el ministro Juan Carlos Holguín ante la Comisión de Fiscalización, y sobre la veracidad de dichas llamadas en la que se acusa al diplomático argentino. No obstante, la Cancillería explicó que “no es posible compartir la información discutida, por ser reservada. Publicarla sería un delito”.

La declaraciones del presidente de Argentina a Holguín serían pieza clave para dilucidar cómo se ejecutó la fuga de Duarte. A esta, se suma la solicitud de información de la Cámara de Diputados de Argentina. Quienes en un oficio, en el que señalan la fuga de Duarte como insólita e inaceptable, cuestionan la celebración de una presunta reunión en la sede diplomática, “en la que participaron representantes de varios países. En particular, el embajador de Venezuela”. Y por la que también, según el documento, habría dado acceso al vehículo diplomático de la embajada de Venezuela.

 Ante esto, el ministro de Relaciones Exteriores, Juan Carlos Holguín, aclaró en entrevista que “en Ecuador no hay embajador venezolano; pero sí una misión consular”. No obstante, señaló que dicha reunión es parte de las inconsistencias encontradas por el Gobierno en las declaraciones del ahora exembajador argentino, Gabriel Fuks, tras la fuga de Duarte. Lo que llevó al Estado ecuatoriano a declararlo como persona ‘non grata’ y expulsarlo del país.

Ante esto, el Gobierno de Argentina ha negado haber favorecido la fuga a Venezuela de María de los Ángeles Duarte, desde su refugio en la embajada en Quito. Incluso se desligó de las cuestiones de seguridad en Ecuador: “El Gobierno argentino, la Cancillería argentina, no tiene que ver con las cuestiones de seguridad en Ecuador. Con lo cual, cómo haya sucedido es algo que nos excede”, dijo la portavoz de la Presidencia, Gabriela Cerruti, en su rueda de prensa semanal.

La fuga, que según una primera hipótesis de la Policía Nacional se dio a bordo de un vehículo diplomático durante una reunión en la Embajada, es catalogada como una muestra de arbitrariedad e impunidad. Así lo califica el abogado internacionalista Carlos Estarellas, quien recalcó que “los embajadores y diplomáticos acreditados en otros países tienen que cumplir las normas establecidas en el derecho internacional”. Una de las principales, según Estarellas, es “no intervenir en los asuntos internos del Estado donde se encuentra”. Con este argumento, el abogado internacionalista señala que el exembajador Fuks, violentó el proceso judicial que había sentenciado a Duarte a prisión.

Estarellas añade que, tras la fuga de Duarte, “vale la pena analizar” si los diplomáticos de otros países participaron en su huida. De ser así, el internacionalista apunta a que se replique la misma acción que tomó el Gobierno al declarar al embajador de Argentina en Ecuador como persona ‘non grata’ y posteriormente expulsarlo. Sobre acciones legales por parte de Ecuador contra los diplomáticos, Estarellas explicó que “lamentablemente, los embajadores y diplomáticos son inmunes, de acuerdo a la Convención de Viena; no pueden ser enjuiciados”.