Galápagos le dice adiós a los plásticos

Galapagos le dice adios a los plasticos

Con el sorbete se inicia un plan de prohibición progresivo de cuatro productos. Como basura, causan la muerte de peces, tortugas, aves marinas y otras especies

La imagen es triste: un lobo marino atrapado en un anillo plástico. Su lucha por quitarse ese collar indeseable ha sido intensa, pero infructuosa. En la playa, agoniza. Esta especie, considerada uno de los principales atractivos de Galápagos, muere porque en su búsqueda de alimento en el mar el plástico lo atrapó a él como su presa.

Hoy, este territorio insular ecuatoriano, que es la envidia en el mundo, comienza a prohibir el ingreso de los plásticos de un solo uso. El plan busca acabar con ese grave problema que afecta a sus costas, su ecosistema y, por ende, a sus animales y hasta a su gente.

En un plan que fue presentado en abril pasado, la ministra-presidenta del Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos (Cgreg), Lorena Tapia, dio a conocer el calendario para restringir el uso de plásticos en esta región.

Sorbetes, fundas tipo camiseta, envases de polietileno y botellas no retornables son los cuatro principales productos sobre los que las islas inician una restricción. El esquema dará inicio este martes 22 con los sorbetes de plástico que se comercializan o utilizan en tiendas, restaurantes y otros comercios locales.

La intención es que, por ejemplo, cuando se sirva un jugo, gaseosas o batidos se lo haga sin sorbete; para evitar complicaciones, en especial con los turistas extranjeros, se colocarán carteles donde se informe, en español e inglés, que el uso de sorbetes está restringido por una reglamentación “de carácter ambiental y de salud pública”.

La medida se ejecutará en cuatro fases, a fin de dar tiempo para socializar la implementación de cada una de las decisiones. Así, luego del sorbete vendrá la restricción en el uso de fundas plásticas (junio 21); prohibición de envases de polietileno/espuma flex (julio 21) y culminará con la prohibición del ingreso de botellas de plástico no retornables (agosto 21).

Según Tapia, la normativa debió haber sido aplicada hace tres años (en 2015), pero esta no contó -asegura- con el respaldo de antiguas administraciones para su implementación. Para entonces, dice, no hubo una hoja de ruta que asegurara la sostenibilidad de la medida y el tema se volvió básicamente parte de campañas voluntarias. La medida ahora es de carácter obligatoria.

Para cumplir con este objetivo se realizarán controles en cada isla, a través de las comisarías de Policía y puntos de distribución y comercialización de estos objetos utilitarios.

Pero, tres años después ¿qué lleva a las autoridades a acelerar su aplicación? Los elevados registros de basura plástica que llegan a las islas. Solo en los primeros 4 meses de este año se han recolectado 22 toneladas de desechos plásticos, en limpiezas de superficie y submarinas realizadas alrededor del perfil costanero de las islas Santa Cruz, San Cristóbal, Floreana y Santiago. Incluso durante la limpieza costera se encontró basura en las islas más remotas como Genovesa y Marchena.

Según un reporte de la World Wildlife Fund (WWF), “la contaminación por este tipo de residuos no solo es visual, es de severo impacto ambiental, afectando –principalmente- a las especies animales que habitan el Archipiélago”. Estudios de investigación han permitido identificar varios tipos de microplásticos al interior de animales o en sus heces. Aves como pinzones y otros animales como tortugas confunden los plásticos con alimentos, ingiriéndolos. En la mayoría de casos, esto provoca la muerte de la especie.

En esta problemática se identifican dos factores determinantes: el traslado de basura marina en las corrientes de agua y el más letal: el comportamiento del ser humano.

“Desde el plancton hasta las ballenas, toda la cadena alimenticia marina podría estar afectada”, afirma Juan Pablo Muñoz, investigador de Galapagos Science Center, estación científica manejada por las universidades San Francisco de Quito y de Carolina del Norte. La investigación realizada por ellos reveló que se encontraron residuos en los nidos de pinzones y en los estómagos de albatros y tortugas marinas, que los ingieren al confundir los plásticos, por ejemplo, con medusas que son su alimento.

Jorge Carrión, director del Parque Nacional Galápagos, aclara la gravedad del asunto: “El plástico se desintegra en micropartículas que son imposibles de recolectar, de modo que es inevitable su entrada en la cadena alimenticia. Muchos animales las confunden con huevos de especies marinas de los cuales se alimentan”. Y en el mundo de la cadena alimenticia, el problema se extiende para los habitantes, que dependen de los recursos marinos de Galápagos para su alimentación y sustento.

Se calcula que anualmente se vierten en los mares del mundo hasta 13 millones de toneladas de plástico. Al menos 50 % de esa basura está compuesta por plástico desechable, que puede permanecer en el medio ambiente hasta por 500 años. Según Carrión, el 90 % del plástico proviene del continente y un preocupante porcentaje de Asia.

Luis Suárez, vicepresidente de Conservación Internacional Ecuador, agrega que esta basura llega desde China, Indonesia y Filipinas arrastrada por la corriente de Cromwell. También desde Perú y Chile, por la corriente de Humboldt, y desde California, Centroamérica y Colombia, por las corrientes cálidas de California y Panamá.

Fotógrafa capta un juego con la muerte

La fotógrafa Tui De Roy capturó una escena inquietante en las islas Galápagos: cuatro lobos marinos bebés se disputaban muy divertidos un pedazo de plástico de unos cinco metros. Según informó The Shun, De Roy, de 64 años, encontró los leones marinos mientras acompañaba a un grupo de investigadores que estudiaban la productividad marina.

Finalmente se lo quitó, diciendo: “Realmente intentaron aferrarse a él”. Al explicar su decisión, De Roy dijo: “Fue maravilloso ver cómo los cachorros disfrutaban de su nuevo juguete para jugar, estaban tan emocionados que era gracioso. Pero al mismo tiempo estaba muy preocupada de que este juguete pudiera dañarlos (...) pueden tragar trozos pequeños inadvertidamente, o enredarse en él y ahogarse”.