Gayland

Fiel a la tradición golpista inaugurada por RC cuando defenestró a un Congreso legítimamente electo y dio inicio a un gobierno de corte dictatorial, la hoy denominada Corte Constitucional decidió, por sí y ante sí, reformar la constitución dando paso al denominado matrimonio igualitario.

Nos embutió un cambio de paradigma de convivencia social para que la ideología de género convierta al Ecuador en Gayland, incluso forzando la denominada Acción Afirmativa para discriminar a su favor, y por lo tanto en contra, de las mayorías. Se impuso, en pocas palabras, la doctrina de los hechos consumados que en Ecuador, tierra de nadie, quiere pasar por norma legal.

Me apresuro a afirmar que no soy homofóbico. Si genios de la talla de Da Vinci, Miguel Ángel, Tchaikovsky, Turing y Bernstein fueron homosexuales, es evidente que el talento humano no se encuadra dentro de las preferencias sexuales de las personas. Pero, ese no es el tema de esta reflexión: es más bien la realización de que en Ecuador la política domina a la sociedad, y la ley, en este caso la Constitución, es papel de deshecho.

No hay equívocos que requieren interpretación. El texto constitucional es preciso y establece lo que es obvio: el matrimonio es la “unión entre un hombre y una mujer” -punto. Los magistrados de la Corte hicieron uso de conceptos ajenos al tema, contenidos en una consulta absuelta por la CIDH que no es vinculante para el Ecuador. La improbidad de por lo menos dos de los magistrados llegó al extremo del prevaricato, pues han representado los intereses de parejas Lgbti, y la ley y la decencia los obligaban a recusarse de tratar un tema sobre el cual ya habían evidenciado sus preferencias. Subordinaron el texto constitucional a supuestos tratados internacionales y despreciaron el sentir de la mayoría de los ecuatorianos.

Si la sentencia fuere final e inapelable constituirá un sonado triunfo de la denominada ideología de género e introducirá al Estado disfuncional y atávico en la convivencia social. Se desnaturalizará el matrimonio pues este no existe entre próstata y próstata, o matriz y matriz, y legalizarán unidades familiares atípicas.

Como ya lo declaró una activista Lgbti (universo que abarca a lesbianas, ‘gays’, bisexuales, transgéneros, transexuales, ‘queer’, indecisos, intersexuales, asexuales, aliados y pansexuales), ahora irán por la “niñez trans”, lo que presupone acciones de intromisión en la escuela a fin de inducir a los niños para que piensen y actúen como niñas y al revés.

La puerta queda abierta para que, en la evolución lógica de la ideología y tal como existe ya en Europa, se busque la legalización de la pederastia; que la pornografía infantil sea una manifestación de arte; que se pretenda manipular la evolución y aparezcan los trans especies; y que el bestialismo sea norma aceptada de conducta.

Toda esta barbarie es anticientífica. Sus proponentes extremos no quedarán contentos con tener su espacio sino que, con la cantaleta de la no discriminación, podrán ir hacia la conquista total del convivir social. Se ha hecho tabla rasa de la ley y se impuso una vez más la corrupción. ¿Es acaso el portento de lo que nos espera como especie?

“Se desnaturalizará el matrimonio pues este no existe entre próstata y próstata, o matriz y matriz”.