Los giros del presidente Lasso en los primeros dos meses de gestión
El mandatario ha debido ir descartando y asumiendo prioridades en el camino. Las propuestas para el tratamiento de la Asamblea han sufrido un parón
Tiempo para reforzar, establecer pausas y hasta reformular propuestas. El presidente Guillermo Lasso llega hoy a su segundo mes de mandato en medio de una sensación de que la ‘luna de miel’ se está terminando y varios problemas profundos que venía arrastrando el país vuelven a salir a flote.
La principal oferta de campaña se cumple y avanza a un ritmo incluso mayor al esperado. La campaña de vacunación contra la COVID-19, que es el puntal del Ejecutivo para ejecutar el plan de reactivación económica, suma voluntades públicas y privadas y la meta de nueve millones inmunizados en cien días va camino a cumplirse.
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Leer másEste es uno de los temas a los que ha puesto mayor atención la administración Lasso en los primeros 60 días. De no contar con las vacunas al inicio, el Gobierno ha transitado a una campaña masiva para lograr motivar a que la ciudadanía acceda a la dosis que ahora hay en un número suficiente.
Incluso, esto modificó otro de los planes que se había planteado el Ejecutivo en los primeros meses de gestión: la realización de una consulta popular para abordar varios temas, entre otros, la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS).
A mediados de esta semana el secretario de Comunicación de la Presidencia, Eduardo Bonilla, ya advirtió que eso dejó de ser prioridad, al menos, por este año porque la atención está centrada en vacunar y tampoco se han definido temas y fechas, en contraposición de lo dicho por el asambleísta Fernando Villavicencio que había vaticinado una consulta en septiembre, tras reunirse con Lasso.
En su lugar, al Gobierno le surgió un tema urgente que, aunque latente, no había sido abordado en su real dimensión en las primeras semanas de mandato: la crisis carcelaria que quedó el miércoles en evidencia de que aún se mantiene y provocó el anuncio del primer estado de emergencia de su gobierno, aunque hasta el cierre de esta edición no se emitía el decreto al respecto.
El analista político Giuseppe Cabrera considera que esta es la clara muestra de que el plan de Gobierno, así como las ofertas de campaña, pueden chocar con la realidad porque la política es cambiante y recién cuando se asume se puede dimensionar la magnitud de los problemas que desde afuera pueden parecer superficiales.
“Más allá de las críticas que siempre hay, sí creo que en este corto tiempo el gobierno del presidente Lasso ha marcado una gran diferencia con el de su antecesor en la capacidad de articularse ante las crisis que van apareciendo y que en este país son muchas, por lo que el despertar de esa suerte de luna de miel de los primeros meses será una constante”, señaló.
En la emisión y propuesta de leyes, el Gobierno también ha puesto un freno. La reforma tributaria que el mandatario había anunciado que enviaría la noche misma del 24 de mayo, día de su posesión, todavía no llega a la Asamblea Nacional y el Ministerio de Economía y Finanzas aún socializa las propuestas para evitar medidas que causen “sorpresa y malestar”.
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Leer másSimilar suerte han corrido los cambios en materia laboral que fueron puestos en el tapete como prioritarios y urgentes para impulsar la reactivación económica, pero que aún son socializados en diferentes foros por el ministro de Trabajo, Patricio Donoso, antes de ser enviados al Legislativo.
El plan del Gobierno también era presentar la propuesta de reforma a la Ley de Educación Superior a mediados de este mes pero, aunque el presidente Lasso anunció que el documento estaba listo, será remitido “en las próximas semanas”.
En materia legislativa, el Ejecutivo se ha acercado a la Asamblea Nacional únicamente para presentar la Ley de Libre Expresión y Comunicación, que está en trámite.
El apoyo aún se mantiene
Según una encuesta publicada a mediados de esta semana por Perfiles de Opinión, un 74 % de consultados considera que la gestión del presidente Lasso se ubica entre buena y muy buena. Los porcentajes más altos están en Guayaquil.
En tanto que su vicepresidente Alfredo Borrero tiene una aceptación de gestión que llega al 66 %.