El gol que encontro al Mago
Andrés Chicaiza fue el héroe de Liga de Quito en una noche de Libertadores que les condenaba a la eliminación. Un remate le bastó para desatar el júbilo.
Luis Andrés Chicaiza llegó en esta temporada a Liga de Quito luego de un año sobresaliente en el Delfín de Manta. Muchos clubes lo pretendían por sus habilidades y, al ser fichado por los capitalinos, se produjo una gran expectativa ya que llegaba al campeón del fútbol ecuatoriano. Sin embargo, el futbolista oriundo de Otavalo recién pudo estrenarse en las redes ayer contra Flamengo por Copa Libertadores, casi tres meses después de su primera presentación con los albos. Un detalle que parece menor, pero no lo es.
Cuando un futbolista acostumbrado al protagonismo entra a la penuria de la suplencia y la impotencia, es muy difícil verlo disfrutar de lo que ama. Chicaiza había jugado 12 encuentros con Liga de Quito este año y el gol, oxígeno de todo atacante, no aparecía en el radar del 10 blanco. Recibió críticas en redes de que la camiseta liguista le quedaba grande, mientras otros culpaban a Pablo Repetto, entrenador del club, de sostenerlo entre los suplentes. Una discordia alrededor de su figura.
Lo cierto es que transcurría el minuto 55 del encuentro contra Flamengo en Casa Blanca y Pablo Repetto enviaba al campo a Chicaiza, retirándolo a Jhojan Julio, responsable de la ausencia constante de otavaleño en el cuadro merengue. El técnico charrúa apostaba en sacar a su principal conductor y otorgarle la responsabilidad al que llegó esta campaña. Hasta ese momento, Liga de Quito estaba fuera de la Copa Libertadores y comprometido con la posibilidad de alcanzar la Copa Sudamericana (el tercero de cada grupo clasifica a este torneo).
Pero tras su ingreso, Chicaiza recuperó su idilio con la pelota. Tuvo mucha movilidad y se asociaba constantemente con sus compañeros en el ataque mediante paredes y transiciones rápidas, lo que produjo lo inminente: el milagroso y merecido gol. El cuadro estaba fuera de la Copa con el 1-1, hasta que a los 73 minutos el Mago frotó la lámpara, dejó a dos brasileños en el camino y sacó un remate inatajable para el experimentado portero Diego Alves. Su frenética celebración que acabó con su camiseta por los aires y gritos desgarradores, develaron un antes y después del 10 en Liga.
El primer gol de un futbolista se puede dar de muchas formas, pero el de Chicaiza tiene su particularidad: no atravesaba un buen año, no era considerado titular ni cuando se lesionó Julio, no cumplía las expectativas, cuando participaba no era definitorio; pero ese momento que desató la locura en Quito, le abre no solo las puertas a un nuevo y confiado Chicaiza en Liga, además le dio vida en la Copa Libertadores a un equipo que, antes de su ingreso al terreno de juego, estaba agonizando y al borde de la eliminación.