Es una gran epoca para ser abogado
No se me ocurre una mejor época para ejercer la noble profesión de abogado que la actual, de cambios extremos y severos a nivel jurídico, que representan un reto para las nuevas generaciones de abogados. Creo que los actuales deben de formarse no solo como juristas sino como soldados prestos a servir hasta en terreno hostil e inestable.
En cuanto a esta encarnizada batalla entre los pro-matrimonio igualitario y los pro-matrimonio tradicional, creo que es solo el árbol en el que nos hemos detenido como sociedad, pero los abogados tenemos la capacidad y la obligación de ver el fondo de las cosas y caer en cuenta de que este tema de debate es parte del bosque que sirve de escenario para el choque generacional entre los abogados legalistas que estudiaron derecho con base en el principio de legalidad de Hans Kelsen, cuya visión piramidal del Derecho contempla a la Constitución de cada Estado como lo más supremo y absoluto, y los abogados de la nueva generación, que crecieron bajo preceptos “garantistas” (muchos atribuidos en gran parte al jurista italiano Luigi Ferrajoli) y neoconstitucionalistas, en los que por más sólidas y aprobadas que sean las leyes, serán sujetas a “ponderación” cuando estas, a criterio del juez o tribunal competente haciendo uso del control abstracto de constitucionalidad, colisionen con un derecho que esté siendo o pueda ser vulnerado; no solo eso, los abogados que creen haber estudiado para ser sacerdotes de la diosa Temis (Justicia) solo a nivel local, se topan con la esperanzadora posibilidad de poner en práctica sus conocimientos a nivel internacional. Precisamente gracias al Control de Convencionalidad pueden sobreponer derechos reconocidos en Tratados y Convenios Internacionales, por sobre normas, actos administrativos, decisiones de autoridad e incluso leyes locales.
El Derecho evolucionará aceleradamente gracias a esta batalla campal que se evidencia tanto en alegatos como en sentencias, tanto en opiniones como en ataques y tanto en argumentos como en falacias.
Sin duda alguna, los abogados de esta generación somos afortunados de vivir en esta época, en la que los derechos humanos nos han abierto las puertas a foros de debates internacionales y lo que creíamos absoluto ahora es relativo y sujeto a evolucionar.
Francisco Ycaza Béjar