Guayaquil y Quito en alerta por atentados con explosivos
Las emociones también ‘estallan’ en los moradores de Guayaquil y Quito. Psicólogos piden al gobierno que contrate más profesionales en salud mental para calmar a la población que ya no quiere salir a la calle
“Da miedo emprender, pues estos delincuentes te quieren ‘vacunar’ a las bravas. Los niños no pueden estudiar ni estar tranquilos, porque estos desalmados ahora hasta ponen explosivos fuera de las escuelas. Le doy mi opinión, pero no me tome foto; la gente está mala, de pronto no les gusta mi criterio y me quieran matar”, dijo Carlos Sánchez, albañil (55 años).
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Leer másOtro ciudadano hizo el mismo pedido, no fotos. Se trata de Víctor Tigua. “Siento miedo, sé que salgo, pero no sé si regrese a casa. La gente está con psicosis social. Nos tratan de ‘psicosear’ para amedrentarnos y mantenernos sumisos; y el Gobierno no ha hecho nada”, expresó el hombre de 56 años.
En noviembre del año pasado, Carlos (nombre protegido) se pegó tremendo susto cuando en los exteriores de su local, en Sauces 3, vio pegado un panfleto intimidante, cuyos autores supuestamente serían Los Tiguerones, no pedían dinero, pero anunciaban que tomarían el control de la zona, algo que le causaba más terror.
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“No sabía qué hacer, vivía en zozobra y tenía que estar atento por si aparecía alguna moto. Gracias a Dios, por las cámaras, vieron a un chico y lo capturaron, pero uno no olvida esos momentos de tensión”, expresó el comerciante.
Es necesario que el Estado contrate más profesionales en salud mental, uno o dos no se abastecen para tantos pacientes por centro de salud.
DIVERSOS SÍNTOMAS
Es normal que una víctima que recibe un panfleto o extorsión caiga en pánico y esté desorientada. “A esto se le suma la desesperanza que tiene contra el Estado, que no le brinda garantías. Por eso inicialmente tratará de resolverlo por sí mismo”, precisó Jonathan Suárez, experto en psicología social.
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Leer másEl especialista manifestó que quien pasa por un atentado terrorista, como una explosión de bombas vive el trastorno por estrés postraumático, en el que el sujeto revive el evento traumatizante.
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“Tiene angustia, miedo, y regresa a ese momento a través de pesadillas, no quiere salir de casa, tiene pensamientos intrusivos (va a pasar otra vez), pierden el interés en actividades cotidianas, se aísla, siente culpa o soledad. Asimismo, puede experimentar taquicardias e irritabilidad”, aseveró Suárez.
OBJETOS POR ASOCIACIÓN
Ir del panfleto a las balas o explosión hace que los niveles de estrés crezcan, indicó la psicóloga clínica Cinthia Almeida. “Se va incrementando la técnica de generar violencia y esto aumentará la ansiedad”, dijo Almeida.
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Leer másTambién hay que considerar los elementos por asociación: sacos, maletas, cajas, tanque de gas. Estos serían vinculados con ataques explosivos y asustan a la ciudadanía.
“Antes veía un saco y no me acercaba, pues podría contener un cadáver;ahora lo veo y salgo ‘soplado’ porque podría explotar”, sostuvo Jhonny Vera (43).
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Esther Moreno (25) tuvo el susto de su vida. “Hace 10 días dejaron en la escuela de mi hijo (Guasmo), un saco. Me asusté, no podía estar en paz en mi trabajo, hasta que mis familiares fueron a ver a mi niño de 6 años y me dijeron que solo era basura, fue falsa alarma. Estaba con taquicardia”.
Ahora cada objeto extraño que esté ubicado en algún lugar causará mucha inseguridad y gran incertidumbre en las personas.
EL MIEDO SE TRASLADÓ A QUITO
Jaqueline Arteaga no ha parado de temblar desde que dos explosiones ocurrieron afuera de su casa en la calle Barahona, en el sector de la 24 de Mayo, centro de Quito. Por eso, la tranquilidad suya y la de su familia se acabó desde la mañana del miércoles.
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Leer más“Eran las diez de la mañana y me levanté a tomar café. Estaba en el segundo piso y en ese momento se oyó la primera detonación”, rememora la mujer, quien con sus manos señala el sitio del suceso.
Ese estruendo se produjo en el portal de aquella casona en la que residen ocho personas. Cuando Arteaga caminó unos pasos hacia el balcón se escuchó un segundo impacto, pero esta vez fue mucho más fuerte y tembló la casa.
Lo primero que se le vino a la mente fue que explotó algún cilindro de gas, pero la realidad fue otra. La residente junto a sus parientes salieron para mirar y se dieron cuenta que dos hombres se fueron ‘soplados’ del portal del predio.
MIEDO A UN ATENTADO
De inmediato se llamó a las unidades de socorro y también a la Policía. Los primeros atendieron a los dos hombres que huyeron del lugar, ya que tenían huellas de haberse quemado, mientras que los segundos acordonaron el área luego de descubrir lo que explotó.
“No nos dijeron lo que había explotado. Solamente nos explicaron que esos sujetos estaban quemando algo”, replica Rocío Pachacama, residente de ese inmueble. Ella recuerda que, al momento de las explosiones, estaba con su nieto, a quien cubrió para protegerlo.
Ambas mujeres coincidieron en que, debido a la situación que atraviesa el país, pensaron que se trató de algún atentado. Sin embargo, la Policía salió al paso para descartar aquella hipótesis.
Según Janio Castillo, teniente de la institución de ese sector, indicó que todo se habría dado cuando esos dos hombres, que serían supuestos recicladores, llegaron al sector para vender el cobre que había dentro de unos objetos que tenían. “Los estuvieron quemando y así se produjo la detonación”.
El oficial señaló que los miembros del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) llegaron al sitio y determinaron que se trataba de cápsulas detonantes que se usan para la minería. A decir del uniformado se iba a realizar una investigación en torno al caso para determinar la procedencia de ese material explosivo.
Sin embargo, ambos hombres no fueron detenidos. Esto lo confirmó Castillo cuando explicó que los heridos fueron dados de alta de la casa de salud a la que los llevaron.
Los dos heridos fueron llevados a una casa de salud, de donde nos informaron que fueron dados de alta.
NO SE CONVENCEN
Pero esta versión no ha convencido completamente a los residentes del predio más afectado. Esto porque ellos tienen una grabación en la que se observa a los sujetos cuando llegan al sector.
Allí se observa que los individuos se detienen afuera del portón principal y, en cuestión de segundos, se producen las explosiones.
“Lo que sí estamos seguros es que el barrio se volvió muy inseguro desde que se puso una recicladora”, aseguró otro habitante que prefirió no dar su nombre. El morador acotó que incluso hay gente que por los alrededores compra cosas de dudosa procedencia, algo que debería ser indagado, puntualizó.