Guayaquil vive su fiesta sobre el rio
Seis embarcaciones participaron del desfile náutico. La marcha escenificó veleros y hasta un batman. La cita fue en el malecón.
No fue un día cualquiera. Llegaron temprano, incluso dos horas antes de que inicie el desfile que, una vez más en esta fecha, le rindió honor a Guayaquil con seis enormes barcazas coloridas, de 27 metros de extensión, sobre el río Guayas.
Llegaron acompañados. Padres con sus hijos, familias enteras y decenas de amigos de los diferentes barrios de la ciudad y rincones del país. Nadie quiso perderse el espectáculo, aquel desfile náutico, organizado por la Empresa Pública Municipal de Turismo, que reunió embarcaciones con escenarios flotantes que representaban desde el evento ‘Guayaquil a Toda Vela’ hasta una chiva enorme y las escalinatas del cerro Santa, en cuya cima se observaba el gran farol.
En el primero, que llamó la atención sobre todo de los adultos, quienes estratégicamente se habían situado bajo la sombra, en los corredores del malecón (la actividad inició a la altura del Palacio de Cristal), se pudo ver ondeando las banderas de los ocho buques escuelas que hace poco visitaron la ciudad.
Para la familia Vera Santos, que había llegado desde Quito para ser partícipe de esta actividad, que se incluye en los festejos por los 483 años de Fundación de Guayaquil, ver estas barcazas ataviadas con alegorías no era más que una obra de arte.
“Nunca había visto algo similar. Mi padre es guayaquileño y los relatos, la historia, esas estructuras hechas a base de madera y cartón me han situado en el pasado”, dijo Mariana Santos, de 74 años. “No puedo creer que los artesanos hayan fabricado una chiva...”, ese carro abierto y sin ventanas, de madera, lata, que fue usado como medio de transporte por los años 60, 70.
“Me parece imposible que en ella hayan construido además monigotes que simularan estar bailando”, agregó Jorge Merchán, de la ciudadela la Alborada, mientras capturaba el paso de esta, la segunda gabarra, que estuvo cubierta de globos y vastos papelógrafos que tenían impresa la frase ¡Viva Guayaquil!.
Al desfile se sumaron las embarcaciones con creaciones de animaciones japonesas, chinas y coreanas. Pikachu, Naruto, Gokú, Hello Kitty, Batman estuvieron en ellas. Y el impacto que lograron en los chicos fue similar, apenas un poco mayor al que sintieron cuando vieron navegar la carroza de Los Piratas, cuyo galeón flameó no solo banderas negras con calaveras, sino que produjo efectos de sonidos de cañones y humo para simular un ataque.
Para José Andrés Muñoz, de 16 años, esa fue su parte favorita del acto. Vio piratas caer hacia el vacío, amarrados de las cuerdas mientras reventaban torpedos. Vio baúles y personajes con un parche en el ojo y ganchos. “Fue como ir al teatro o ser parte de una película de ciencia ficción”, agregó. El escenario lo complementó el barco Morgan, que llevó sirenas, redes y lanzó cohetes.
Al igual que en años anteriores, los miembros de la Infantería de Marina, el Cuerpo de Bomberos, la Cruz Roja y La Policía mostraron algunas maniobras tácticas por agua y tierra. Hubo rescates, paracaidistas que saltaron de helicópteros, y hasta cuatro aviones súper tucanos de la Fuerza Aérea Ecuatoriana que formaron en el aire la bandera de la ciudad. Las operaciones, que se realizaron a lo largo de 2.000 metros, se observaron hasta el Puerto Santa Ana, donde culminaba el recorrido.
El país entero presente en la celebración
Durante el desfile fue común ver familias guayaquileñas, pero también de otras regiones de la Costa y la Sierra. Entre los visitantes se observó banderas y artículos alusivos a la fiesta.