Con guitarra despidieron a madre e hija
En el patio de su domicilio ubicado en las calles Amazonas y 10 de Agosto, Cerbio Vélez armó una capilla ardiente para despedir a su hija y nieta. Durante veinte horas, desde que los cadáveres arribaron de Manta hasta la tarde del jueves, fueron desped
Al son del requinto que entonaba la melodía un Amor eterno, de Rocío Durcal, la familia Vélez García lloraba al pie de los féretros de Elba Vélez García, de 43 años, y su pequeña Karen Arias, de 3.
Con la triste canción, la parentela despedía en la Concordia a aquella madre y su hija, víctimas de una aparente violencia doméstica que terminó calcinando sus cuerpos en Tierra Santa, Montecristi, la noche del pasado miércoles.
En el patio de su domicilio ubicado en las calles Amazonas y 10 de Agosto, Cerbio Vélez armó una capilla ardiente para despedir a su hija y nieta. Durante veinte horas, desde que los cadáveres arribaron de Manta hasta la tarde del jueves, fueron despedidas no solo por allegados y amigos, sino por vecinos que vieron crecer a Elba.
“Peti” como le decían de cariño a Elba, era recordada como una mujer hogareña, correcta, trabajadora y alegre. Sus hermanas confesaron que disfrutaba mucho de la música. “Le encantaba Tormenta, siempre cantaba sus canciones”.
Con un nudo en la garganta, Alba Vélez intenta enfrentar la tragedia. “Somos personas humildes. Esto nos duele en el alma, pero no somos quiénes para juzgar. Todo se lo dejamos a la justicia divina”, dijo descartando acciones legales en contra del autor del doble crimen.
Patricio Arias, de 42 años, exconviviente de Elba y padre de Karen, es el sospechoso del doble crimen, según la policía. El hombre está asilado en una casa de salud de Guayaquil, donde es tratado por el intento de suicidio. Los bomberos lo encontraron con una soga en el cuello y con el 70 % del cuerpo quemado.
Alba sostiene que su hermana les confesó que Patricio, de quien llevaba tres años separada, le propuso retomar la relación en el Día de la Madre. Ella se negó, pero a cambio habría sido amenazada de muerte.
La familia de la mujer no imaginó que se cumpliría la amenaza y menos que atentaría también contra la vida de la pequeña Karen. “La niña era inocente de todo”, dijo entre lágrimas Alba. EC