Que hay detras de las cenas navidenas de una empresa
Para algunos empleados estas fiestas son para unir al equipo de trabajo y hacerlo más fuerte; pero para otros estas celebraciones no son más que pura hipocresía y envidia. ¿Que hay de cierto en esto? Veamos.
Llegan las fiestas navideñas y la mayoría de las empresas se preparan para celebrarlas junto a sus empleados. La Navidad es una fecha donde las compañías pueden fomentar la unión entre los empleados gracias a iniciativas como la comida o la cena de Navidad.
A esta conclusión llega el CPA Jean Paul Medrano, quien ‘camella’ en una compañía de Seguros de la ciudad de Guayaquil y además afirma que es de vital importancia el aprovechar la época navideña para mejorar el clima laboral de una empresa.
“Diciembre es un mes donde hacemos balance del año y donde nos fijamos nuevos retos y proyectos de futuro. Es una fecha donde celebramos la Navidad y algunas empresas aprovechan para estrechar vínculos tanto con sus trabajadores como con sus clientes y colaboradores”, dice el Medrano a EXTRA.
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Tradicionalmente la época navideña invita a la reflexión y a la unión con nuestros seres más queridos. Pero para las empresas —señala Medrano— es el momento perfecto para desarrollar distintas iniciativas que favorezcan la unión entre trabajadores, lo que necesariamente se traduce en un “mayor sentimiento de pertenencia y nivel de compromiso con la empresa”.
Además, el CPA indica que existen numerosas actividades que se pueden desarrollar para fomentar la unión entre compañeros de trabajo. “No solo la tradicional comida o cena navideña son las únicas que nos une como equipo. Celebrar una jornada al aire libre o participar en un escape room en un ambiente lejos del ámbito laboral siempre ayuda a relajar tensiones y a acercar posturas”, dice.
Pero, ¿todo este derroche de sentimientos es real? Para el psicólogo organizacional Luis Francisco Peñaherrera, profesor universitario de la Universidad Católica de Guayaquil, ciertas de estas celebraciones y ‘cenitas’ navideñas dentro de una empresa son “sinónimo de hipocresía”.
“Hay que hablar claro. Son pocas las celebraciones navideñas de una empresa que se vive el espíritu de la fiesta ya que la compañía incurre en gastos que muchas veces no han sido proyectados en sus balances donde la hipocresía proviene del mismo jefe”, explica. Además, es enfático en decir que los trabajadores deciden ir a la cena, no tanto para disfrutar de los alimentos o del ambiente, sino que van a “recolectar información personal de cada uno para luego chismear entre los ‘panitas’ del ‘camello’”.
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Sin embargo, el experto aclara que no todos los empleados son así, ya que depende de la estructura de la empresa. Hay organizaciones grandes donde existen secciones departamentales a cargo de un jefe inmediato. “Cuando una compañía es grande y se realiza una cena navideña por departamentos hay menos posibilidades de encontrar hipocresía; pero cuando la fiesta es macro, a ‘correr que todo es pampa’”, dice el psicólogo.
Asimismo, el pensar en la cena navideña, los regalos para el amigos secreto, o la ropa que me pondré para ese día hacen que el rendimiento laboral se reduzca porque el equipo de trabajo no está enfocado al cien por ciento en sus obligaciones.
“La psiquis del ser humano cambia conforme a su entorno o por las bases que producen un cambio de ambiente, como por ejemplo la Navidad. Y eso hace que los trabajadores estén pensando más en los regalos, cenas, o el pavo que en sus obligaciones”, explica Peñaherrera, quien además asegura que muchos trabajadores escogen los días antes de la Navidad para irse de vacaciones y no pensar en la oficina.
La también catedrática universitaria, Carmen Nieto, licenciada en Comunicación Social, sostiene que, en cuanto al aspecto comunicativo, las cenas navideñas pueden traer malos entendidos entre los compañeros de trabajo.
Desde su experiencia, Nieto comenta a diario EXTRA que estas celebraciones son pura “fantasía, lujuria y generadoras de envidia”. ¿Por qué? La educadora basa su comentario en que las personas escogen su mejor gala para asistir a estas fiestas o reuniones sociales, donde las críticas —si vas mal vestido— son la comidilla al día siguiente de regresar al trabajo. Además señala que el lenguaje no verbal en estas celebraciones están a ‘pedir de boca’ más que las palabras ofensivas.
“La gente vive en una burbuja cuando vienen estas fiestas. Quieren alquilar el hotel más caro para ir a comer algo que nunca se han servido en su vida. Para mi eso es vivir una fantasía porque uno tiene que ‘arroparse hasta donde le da la sábana”, ironiza Nieto, y menciona que todo esto empieza desde que uno se sienta hasta que termina la velada. “Ojo esto no sucede en todas las reuniones”.
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Por su parte, califica a estos agasajos como lujuriosos y llenos de envidia. “Digo que mucho de ellos, no todos (cenas navideñas), poseen lujuria porque es el momento preciso para que un empleado se ‘meta al bolsillo’ a la jefa o viceversa”, indica,
Peñaherrera, además, manifiesta que este acto de “seducción al jefe” puede tornarse complicado al momento de retornar a las actividades cotidianas. Básicamente —dice Peñaherrera— hay mucho poder mental en estas situaciones, las personas tienden a perder los escrúpulos. “Como la gente piensa que en Navidad todo el alegría, paz y armonía, empiezan a seducir en toda la expresión de la palabra al jefe para cumplir un objetivo”, expresa.
La envidia es otra de las caras de las ‘cenitas’ navideñas porque al lucir muy elegante frente a los demás generará conflictos. “Hay que tener mucho cuidado con la forma de vestir para esos momentos. Incluso hasta el regalo puede ser motivo de envidia”, apunta Nieto.
Ante esto, la catedrática aconseja que cuando se realicen reuniones de este tipo, lo más conveniente es ir lo más sencillo posible; uno, para no ser criticado por ‘lujurioso’ y dos, para no ser criticado por ‘afrentoso’.
“Es preferible sentarse al lado de la persona con las que más te llevas, porque si no pasarás una noche infernal”, finaliza la experta.
Así sin más detalles, las celebraciones de Navidad o cenas no deberían ser así, más bien hay que buscar el sentido místico de la festividad y disfrutar de una velada junto a los compañeros de trabajo, que en bien o en mal, tenemos que convivir con ellos más que con nuestros familiares.