Un hospital que cada vez está más lejos de volver a ser 'universitario'

El Hospital Universitario de Guayaquil se sigue alejando de su origen y nombre. El inicialmente centro de docencia y práctica de la Universidad de Guayaquil es ahora un centro gineco-obstétrico del Ministerio de Salud que este año redujo aún más sus servicios y espacios debido a obras de ‘repotenciación’ iniciadas en marzo, de cuya culminación no se ha informado.

Con áreas sin utilizar que se pueden apreciar desde el exterior, desde hace ocho meses parte de las pacientes son enviadas al Hospital General de Monte Sinaí, en el sector homónimo de la ciudad, para complementar su atención.

Inaugurado en 2005 aun sin concluir toda la infraestructura contemplada, siete años después, en el gobierno de Rafael Correa pasó a manos del Ministerio de Salud con el ofrecimiento del mandatario de asumir los costos de operación, brindar atención gratuita; y que la Universidad siguiera manejando el tema de docencia, formación y práctica estudiantil.

En 2018, el gobierno de Lenín Moreno ofreció devolverlo a la Universidad de Guayaquil. Eso y la coyuntura de que el centro de estudios estuviera dirigido en esos días por una entidad gubernamental a través de una Comisión de Intervención, parecía viabilizar el nuevo traspaso. Sin embargo, pese a que hubo reuniones con ese objetivo, eso no se concretó.

El entonces presidente de la Comisión de Intervención y rector de la Universidad de Guayaquil, Roberto Passailaigue, recuerda que hubo al menos dos reuniones con Salud y que incluso el centro académico envió un texto del eventual traspaso, pero el proceso llegó hasta allí y se diluyó “por la falta de interés del Ministerio de Salud en cumplir lo dispuesto por el presidente Moreno”.

Aclara que la Universidad no maneja ni docencia ni prácticas en el hospital, pese a que fue el compromiso original. Y afirma que ni antes ni luego de su gestión nadie más hizo algo en el tema de su devolución. 

A inicios de esta semana, este Diario consultó al Ministerio de Salud sobre la situación del Hospital Universitario, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta, a pesar de que se cumplió con el pedido del departamento de Comunicación de que se le enviara una solicitud formal por correo. 

¿Qué pasó con el proceso de traspaso del hospital a la Universidad de Guayaquil anunciado e iniciado en el Gobierno anterior? ¿Qué servicios médicos sigue brindando y cuáles han pasado a Monte Sinaí? ¿Se van a construir las obras del diseño original de la entidad? Eran algunas de las dudas que este Diario requería que absolviera el Ministerio de Salud.

Wilson Tenorio, presidente de la Federación Médica Ecuatoriana y del Colegio de Médicos del Guayas, afirma que luego de su traspaso al Ministerio de Salud, hace una década, el Hospital Universitario se ha convertido en un elefante blanco, con pabellones enteros sin terminar; quirófanos y otros equipos sin funcionar; y con personal médico que ha sido derivado a otras instituciones.

UN EXPRESIDENTE Y EXMINISTROS DE SALUD RECLAMAN LA DEVOLUCIÓN

El expresidente de la República, Alfredo Palacio, afirma que ha enviado dos escritos sobre el tema al presidente Guillermo Lasso y que tampoco ha recibido respuesta.

Como médico y directivo universitario, enfatiza en que a nivel internacional no se concibe una universidad con facultad de ciencias médicas que no tenga su hospital. Por ello, como integrante del Foro Permanente de la Salud, junto a otros representantes del gremio médico como los exministros de Salud Luis Sarrazín y Francisco Andino, reclama la restitución de la infraestructura y funciones al antiguo Instituto de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez; del servicio del cerrado Hospital Neumológico, y la devolución del Hospital Universitario, entre otros temas.

Pero Palacio también considera que le ha faltado iniciativa a la Universidad de Guayaquil para insistir. Cree que se debe en parte a que la mayoría de sus últimas autoridades fueron designadas por el Gobierno de turno.

Consultada al respecto, la Universidad de Guayaquil indicó que van a realizar un estudio de pertinencia y factibilidad. “Según los resultados, las autoridades universitarias junto a un equipo especializado de evaluadores buscarán hacer realidad una propuesta viable”.