Tras las huellas del femicidio

La violenta discusión que José Luis sostuvo con la madre de su hijo, en un inmueble del norte de Quito, terminó con ella en el cementerio; y él, en la cárcel. En los últimos siete años, en Ecuador se han registrado 479 casos de femicidio, definido así -desde el 10 de agosto de 2014, a la muerte de una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género. De esa cifra, 240 causas están resueltas, 188 de ellas con sentencia condenatoria, según estadísticas de la Fiscalía General del Estado (FGE).

Pero aún faltan por definirse 233 causas, de las cuales 135 continúan en investigación previa. ¿Qué datos o indicios contribuyen en las investigaciones para esclarecer estos casos?

Para llevar a José Luis tras las rejas, la Fiscalía hizo constar en la audiencia de flagrancia el acta del levantamiento de cadáver, el informe de autopsia médico legal que determinó que la muerte de la mujer fue violenta; además, la denuncia de los hechos, las versiones de personas allegadas a la pareja, entre otros elementos.

Si bien, en el levantamiento del cadáver se recoge todo tipo de huella física o indicios para determinar el delito y la presunta responsabilidad del agresor o atacante, hay vestigios que no se están considerando en la escena del delito.

Al menos, eso considera el psicólogo Segundo Romero, quien -por más de 20 años- trabajó en el Departamento Forense de la Policía Judicial del Guayas, antes conocida como morgue de la Policía, en el Cuartel Modelo de Guayaquil.

Según el profesional, en el lugar de los hechos se puede recoger “la huella psicológica o también llamada violencia expresiva”, que resulta ser la impronta en la escena del crimen por parte del femicida.

“Esa permanece (...), no se desvanece, se observan en la víctima y en la escena del delito, donde es importante la presencia del psicólogo forense, porque él va a analizar cómo reacciona la mente criminal ahí, en el momento del acto”, estima el experto.

De allí que, por su experiencia, valora de importante la inclusión de un psicólogo forense dentro del equipo que asiste a esa diligencia, que da pie a la investigación de una víctima de femicidio, justamente para la recolección de datos en la escena del crimen.

“Su aporte podría ser importantísimo para el esclarecimiento de muchos casos”, resalta Romero, al comentar que esta práctica no es nueva en otros países, pero que en Ecuador todavía no se la utiliza.

Según explica, esas huellas permiten al psicólogo forense analizar el ¿por qué eligió a la víctima?, ¿cómo la eligió?, ¿cómo la abordó?, ¿cómo consumó la agresión? “Nos indica cuántas heridas le infligió, el lugar de las lesiones. Todo eso nos ayuda a entender las lesiones del femicida (...), el estado mental de la víctima y la acción criminal de los hechos delictuosos, permitiendo realizar un perfil psicológico de la víctima y el agresor”, detalla Romero.

César Peña Morán, fiscal multicompetente del cantón El Triunfo, provincia del Guayas, corrobora a Romero en la necesidad de un psicólogo forense en la escena del crimen, para que contribuya en las investigaciones de ese tipo de casos y otros de muerte violenta.

Asegura que suelen pedir ese tipo de pericia como parte de la investigación. No obstante, en Guayas -la provincia donde la Fiscalía registra el mayor número de casos de femicidio (94) desde el 10 de agosto de 2014 hasta el 30 de mayo de este año- no hay ese tipo de profesional dentro del sistema forense. Solo tienen en Cuenca y Quito, según corroboró Peña.

Generalmente, explica el fiscal, ese pedido se lo realiza como autopsia psicológica para determinar el perfil del criminal, pero luego del levantamiento del cadáver.

Una pericia que, en caso de practicarla, se la realiza con psicólogos forenses particulares a quienes hay que pagarles por su labor, pero su informe es subjetivo dentro de la investigación; es decir, solo como ayuda para las indagaciones que se despliegan en el caso.

Para saber

Días del femicidio

Según estadísticas de la FGE, los domingos es cuando más se registran casos de femicidios. En los últimos siete años se han registrado 89, seguido de los viernes 74 y sábado con 71.

El mes mortal

Las cifras se disparan en mayo, mes que coincide con el inicio de clases y el conmemorativo Día de las Madres. En ese mes se han registrado 52 casos, seguido con 45 en enero, inicio de año.