La IA encarna la creatividad del siglo XXI
La inteligencia artificial ya escribió guiones y compuso canciones. Ahora va por la pintura.
Tenemos años conviviendo con la inteligencia artificial (IA), tanto que se nos dificulta notarlo. La encontramos en las cámaras de los teléfonos inteligentes, en los carros y hasta en las aspiradoras (las autónomas, las que se conectan a Internet). Y aunque la creatividad y el arte han sido considerados por mucho tiempo un territorio exclusivo del talento humano, la IA hace mucho que también lo ha tocado.
Álbumes de música ya fueron compuestos por las máquinas, que también han escrito guiones y pintado cuadros... Y por si fuera poco, esta semana hemos sabido de Ai-Da, “una de las artistas más exaltadas de nuestra época”, con una esencia que la distingue de sus pares: es un robot humanoide dotado de inteligencia artificial.
Esta tecnología autónoma de aprendizaje le permite crear apreciadas obras de arte y la Universidad de Oxford, en Inglaterra, expondrá por primera vez sus dibujos a partir del 12 de este mes hasta el 6 de julio.
“Es totalmente algorítmica (...) totalmente creativa”, dijo su artífice a la prensa, el marchante de arte Aidan Meller, mientras la artista-robot, vestida con una bata de pintor y adornada con una peluca oscura, realizaba su retrato.
“No piensen que es una impresora muy cara: nunca sabemos qué es lo que va a hacer”, recalcó. Cuarenta y cinco minutos después aparecía su rostro sobre el papel, dibujado con hábiles trazos de lápiz.
Para dibujar, Ai-Da se sirve de sus “ojos”, dos cámaras que capturan todo lo que se encuentra frente a ella. Después, un ordenador interno y su tecnología de AI traducen las informaciones capturadas en coordenadas que le permiten reproducir una imagen.
Otros dibujos realizados por Ai-Da decoran las paredes de la galería de arte de Meller (en Oxford), entre ellos bocetos a lápiz de figuras históricas como el artista y científico Leonardo da Vinci o el matemático Alan Turing, pionero de la ciencia informática. También se exponen allí pinturas y esculturas realizadas por artistas humanos a partir de sus esbozos.
Por ahora, Ai-Da solo puede sostener con su brazo robótico algunos tipos de utensilios, como los lápices, pero no los pinceles y mucho menos las herramientas para esculpir.
El nombre de este robot, según Meller, rinde homenaje a la pionera inglesa de la ciencia informática, la matemática y escritora del siglo XIX Ada Lovelace.
La concepción de este proyecto empezó en 2017 y terminó en abril pasado, con la ayuda de Engineered Arts, una empresa de robótica británica, e investigadores de las universidades de Oxford y Leeds. Se desconoce cuánto costó, pero la venta de las obras de Ai-Da permitió financiar su fabricación: la totalidad de las piezas vendidas supera ya el millón de dólares.
Un denominador común entre los grandes artistas es haber sabido captar el espíritu de su época. En el siglo XXI, dicho espíritu se encarna en la inteligencia artificial.