Imagen referencial. El presidente Lenín Moreno mantiene conversaciones con obispos que conforman la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

La iglesia se preocupa por la situacion del pais

Los 44 obispos del país afirman que la crisis económica que padece el Ecuador, reclama una política más clara y decidida a favor de inversiones productivas y fomentación de empleo.

Los 44 obispos del país que conforman la Conferencia Episcopal Ecuatoriana que se reunieron en Quito en la Asamblea Plenaria aprobaron un manifiesto en el que dan a conocer su preocupación “ante la situación que atraviesa el país, su economía y sus instituciones”.

“El pueblo sencillo se siente escandalizado ante la nueva forma de hacer política, más desde los intereses del poder, de grupos o de partidos, que desde las exigencias del bien común. Reflejo de ello es la fragmentación y división política. Deseamos que el Acuerdo Nacional conseguido sea llevado a la práctica para bien de todos los ciudadanos”, dice parte del documento.

Afirman que la crisis económica que padece el Ecuador, fuertemente condicionada por el actuar del anterior régimen, reclama una política más clara y decidida a favor de la inversión productiva y de la creación de empleo. “Hoy, muchos de nuestros conciudadanos sufren ante la falta de trabajo y de oportunidades. La riqueza debe estar supeditada al bien común, al desarrollo del país y sobre todo al servicio de los más pobres. La desigualdad entre ecuatorianos se hace cada día más evidente, tanto en el ámbito urbano cuanto el rural, mestizo e indígena...” continua la carta.

Afirman que les preocupa la tasa de desempleo juvenil, la precariedad laboral, la falta de promoción del emprendimiento, el poco apoyo a los autónomos, la inequidad fiscal, la ausencia de una remuneración suficiente para poder vivir con dignidad.

“Elemento fundamental de nuestra vida pública es el tema de la corrupción que afecta a una parte de los países latinoamericanos. En nuestro caso lo vivimos con preocupación y con vergüenza, escandalizados por la afrenta que supone para los más pobres. La cantidad de funcionarios de alto nivel acusados, procesados, condenados o huidos al extranjero, evidencia la gravedad y la extensión de los delitos y el robo, que de forma sistemática se ha hecho al país. La proliferación de sobornos, coimas, comisiones y sobreprecios en la obra pública, dejan una estela de delitos que manchan la conciencia nacional y la dimensión ética de nuestra convivencia”.

Califican como “irritante” la lentitud de los procesos, la falta de decisión política y, consecuentemente, la impunidad en la que muchos se mueven.

Señalan que una especial preocupación es la dificultad que hoy experimenta la familia, sometida a los acelerados cambios culturales que vive el Ecuador y a la “dictadura de la ideología de género, que a su criterio se ha convertido en algo políticamente correcto y no contrastada desde el punto de vista científico.

En cuanto a la ecología aseguran que ellos han manifestado su preocupación, especialmente con el descuido de la “Casa Común”.

Sostienen que la biodiversidad de nuestro país, su equilibrio ecológico y el privilegio de un país tan hermoso, exigen, más allá de intereses simplemente economicistas vinculados a los gobiernos de turno y a las transnacionales, a estar muy atentos a la explotación de los recursos mineros, especialmente a cielo abierto, a la extracción petrolera, a la deforestación, al envenenamiento del agua, al irrespeto de los pueblos no contactados y a la falta de consulta a las comunidades.